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Seres de luz: el ejemplo es siempre fotogénico

Las treinta fotografías producen el déjà vu de la batalla y la hazaña: de nuevo hay de zurcir el cielo y la tierra rotos por otro ciclón y, como abejas con cascos u hormigas más fuertes que lo que anuncian sus cuerpos, aparecen desde toda Cuba, “sacados por el agua”, seres más altos que los postes, con alto voltaje en las manos, desconocidos amigos capaces de andar, izar, tender, volar si hace falta conectar los relámpagos para que vuelva la luz. Eso sugieren los cuadros en las paredes.

Ni más ni menos: la controversia eterna de los linieros (y otros eléctricos) cubanos con los huracanes que de temporada en temporada se atreven a sacudirnos la vida es el asunto que rige Seres de luz, la exposición fotográfica concebida y curada por la UPEC y abierta en un espacio de la Empresa Eléctrica de Artemisa que hasta entonces había sido “la garita” y desde ahora se llamará -porque hay remolinos buenos, que cambian las cosas para mejor- Sitial de Honor de un colectivo de más de 1100 trabajadores donde lo que nunca se apaga es… el honor.

Fue un poco confuso, la verdad: no es común que una exposición de artes visuales tenga por antesala un acto, ni que los admiradores del estreno lleguen no con el fino vestuario típico de las galerías sino con uniformes de rudeza, pero allá afuera estaban, como primer público y como protagonista enfocado, trabajadores eléctricos encabezados por una representación de los 130 linieros artemiseños, los mismos que se conectaron, como enchufe al toma, con colegas del resto de las provincias que vinieron en días literalmente oscuros a (es)tirarles un cable y dos…

La confusión del reportero duró poco: frente a los eléctricos y ante  Gladys Martínez Verdecia, primera secretaria del Partido en la provincia e integrante del Buró Político; Liuba Moreno, del departamento ideológico del Comité Central, y Ricardo Ronquillo, presidente nacional de la UPEC -acompañado por tres de sus vicepresidentes y por la líder del gremio en Artemisa-, el colega Joel Mayor Lorán pronunció unas palabras de presentación que parecían su propia fotografía de la muestra: los eléctricos, dijo Joel, “… están habituados a ir donde sea necesario, en el momento en que los llamen, con el cielo como techo, en continuo desafío a la corriente eléctrica y su alto voltaje. Son de lo más solidario de la especie humana. Conocen muy bien la importancia de su labor, de devolver la electricidad y la iluminación a hogares y centros de trabajo y no dudan en cumplir su misión. Por eso, desde hace algún tiempo, se les conoce como seres de luz”.

Bien hasta ahí, pero hubiera faltado algo, así que Joel, que es un periodista sabio -perdonen la redundancia- enfocó su lente oratorio al otro pilar de la exposición: “… ciertos profesionales han puesto su mayor empeño en contar tamaña gesta cada vez más cotidiana. Ellos también son poetas de la luz”. Por supuesto, el periodista artemiseño hablaba de los fotorreporteros.

Es que también los fotorreporteros llegaron desde muchos puntos a la Artemisa lastimada por el huracán, a salvar lo que mejor saben: la memoria en imágenes. ¡Y vaya si lo hicieron! Seres de luz expone instantáneas de Tony Hernández Mena, Vladimir Molina Espada, Roberto Suárez, Jorge Luis Sánchez, Dayam González, José Manuel Correa y Romario Duque, quienes llegaron -igual que hicieron los linieros con los suyos-, a respaldar el trabajo que colegas del lente artemiseños como Otoniel Márquez, también representado en la muestra.

Es el espíritu de Cuba. Complementándose en obras distintas que tienen en común la luz, lineros y fotógrafos inspiraron la certeza de Joel de que no solo el sol puede difundirla: unos la rescatan desde lo alto de un poste o una torre, otros la capturan con el lente de una cámara.

¡Cuánto sabe de eso Luis Pupo, el liniero que habló en el acto previo a la apertura y al final quedó inconforme con sus nervios cuando ellos fueron la mejor prueba de que el texto hermoso que leyó nacía y se movía en sus entrañas!: “… la luz está en nuestras manos callosas, en nuestra agilidad de trepar postes, en nuestros cascos amarillos, en nuestra estampa heroica allá arriba en lo alto, entre cables y herramientas; pero también en nuestros corazones, en nuestro sentido de compromiso y en la solidaridad humana…”, dijo aquel hombre y uno, como periodista, tuvo que preguntarse: “¿Después de eso, qué escribo?”.

Tal vez baste con agregar la idea de Gladys Martínez de que es difícil contar las historias del ciclón, pero más fácil verlas con imágenes. “La exposición expresa esa solidaridad que nos hacía levantar con mucha fuerza. Sentimos con nosotros la fuerza de Cuba”, recordó la secretaria.

La mejor estampa se produjo al cierre: tras el brindis ligero, varios linieros que habían recorrido una y otra vez la muestra se pusieron a debatir con Ronquillo y los fotógrafos asuntos de composición, contenido y pose fotográficos dejando clarísimo (como corriente que vuelve) que saben mucho más que cosas de cables y escaleras. ¿Quién no los retrataría? Cubanos como ellos son los reales transformadores, los conductores del bien, la auténtica energía -no importa el apellido de ella- y los garantes de la luz de la patria. Siempre se verá, a la postre, un ejemplo fotogénico.

Imagen de portada: Ronquillo, en animada charla con los linieros. Fotos del autor.

 

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Enrique Milanés León
Forma partede la redacción de Cubaperiodistas. Recibió el Premio Patria en reconocimiento a sus virtudes y prestigio profesional otorgado por la Sociedad Cultural José Martí. También ha obtenido el Premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC, por la obra del año.

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