SULFATO DE PEQUEÑEZ. Lengua afilada, elegancia discursiva, lenguaje claro, ironía, prosa reflexiva y temperamento desenfadado destacan en Emilio Bobadilla Lunar (Cárdenas, Cuba, 1862-Biarritz, Francia, 1921), posiblemente el más temido e influyente periodista y crítico literario de finales del siglo XIX y principios del XX en Cuba, España y varios países de Latinoamérica. Fustigador del modernismo, a favor del naturalismo, polemista en ocasiones irrespetuoso, plasmó sus puntos de vista, entre otras, en La Habana Elegante, El Fígaro, El Epigrama y Revista Habanera, y en el extranjero dio cuenta de su estilo corrosivo e inflexible en publicaciones prestigiosas de Madrid, París, Londres, Viena y Panamá. Se dice que escribía con la ferocidad de quien se siente en posesión de toda la verdad y levantó antipatías y demandas; para el académico Salvador Bueno, su manera de expresarse lo condujo en sus últimos años a reflejar un cierto matiz de amargura y de melancolía. Bobadilla, enemigo de ser criticado, el escritor, diplomático y periodista venezolano Rufino Blanco-Fombona lo definió como un “sulfato de pequeñez”.
FRAY CANDIL. “Me firmo Fray, porque los frailes gozan de cierta inmunidad para decir cuanto les venga al hábito, y Candil, porque gusto de hacer luz donde imperan las sombras”, dijo Emilio Bobadilla Lunar, al dar cuenta del seudónimo que adoptó y con el que ha sobrevivido. José Martí le llamó cubano famoso por el desembarazo de su pensamiento; Justo de Lara habló de su prosa nunca improvisada, forjada en el pensamiento sobre el yunque del estudio; y José Martínez Ruiz (Azorín) destacó el estilo limpio, claro, preciso, nervioso. Con otros tuvo relaciones difíciles al atacarlos cáusticamente: Aniceto Valdivia, Enrique José Varona, Manuel Sanguily, y los españoles Emilio Castelar, José Echegaray, Emilia Pardo Bazán y Leopoldo Alas (Clarín), con quien llegó a un duelo; y al Diario de la Marina, llamó Diario de la Marimba: “El crítico ha de ser cirujano que no solo corta, sino raja”. Para el profesor Max Henríquez Ureña, en Bobadilla parecía haberse estereotipado juzgar un libro en cuatro palabras, mientras más zahirientes, mejor, y en vez de atenuarse su desenfado para emitir juicios caprichosos, se hacía más intenso con los años.
Imagen de portada: Emilio Bobadilla Lunar, Fray Candil, posiblemente el más temido e influyente periodista y crítico literario de finales del siglo XIX y principios del XX en Cuba. Diseño: Sophie Torres Quintana. Dibujo: Isis de Lázaro.