Dos siglos de periodismo en Cuba

Amanecer del periodismo en Cuba

La quebrantada salud de un flamenco, el amor por una viuda francesa y la bondad del clima de Cuba fueron determinantes para que la imprenta entrase en Cuba alrededor de 1720, casi tres siglos después de que Juan Gutenberg la inventase en Maguncia. La Habana fue la séptima ciudad del llamado Nuevo Mundo a la que llegó la imprenta. México, Perú, Guatemala, Buenos Aires, Río de Janeiro y Asunción la tuvieron antes.

Carlos Habré, de quien muy poco se sabe de su vida, excepto que nació en la población de Gante, fue impresor de textos religiosos en territorio de lo que un siglo después se convirtió en Bélgica. Otro hecho conocido es que contrajo matrimonio en La Habana con la francesa Maria Teresa Hamble, el 15 de enero de 1720. En la imprenta de Habré, con muchas imperfecciones, se editó en 1723 la primera obra tipográfica cubana: Tarifa general de precios de medicina, un folleto de 29 páginas.

Esa obra, impresa en hojas sueltas y no en pliegos, tuvo como propósito dar a conocer la lista de los precios de medicinas, a fin de poner freno a abusos y excesos en su comercialización por parte de boticarios y el personal médico.

Ocho impresores se establecen en Cuba a lo largo del siglo XVIII. Los siete primeros en La Habana: Carlos Habré hacia 1720; Francisco José de Paula en 1735; Blas de los Olivos en 1754, y poco después, en el mismo taller, su yerno Francisco Seguí; Matías José de Mora en 1775; Esteban José Boloña en 1776 y Pedro Nolasco Palmer hacia 1791. Matías Alqueza se establece en Santiago de Cuba en 1792, aunque su primer impreso conocido es del año siguiente.

La actividad tipográfica fue escasa en gran parte del siglo XVIII. Se publicaron solo doce folletos de 1723 a 1760. A nadie se le ocurrió en todos esos años hacer una publicación periódica. O mejor acotar: España no estuvo interesada en que la luz de la información y los conocimientos se irradiasen en la sociedad cubana, a la cual quería mantener sumida en una noche eterna.

Tras la ocupación y evacuación de los ingleses de La Habana, en 1762-1763, la mentalidad de la metrópoli colonial tuvo algunos cambios. El temor de perder la Isla y la circunstancia de hallarse España orientada por las ideas del despotismo ilustrado determinaron el envío a Cuba de gobernantes diferentes en su modo de pensar y actuar a los anteriores. El primero de ellos fue el conde de Ricla, quien llegó a La Habana investido de amplias facultades y rodeado de un grupo de selectos y talentosos funcionarios.

Al conde de Ricla se le atribuye el comienzo del “engrandecimiento” de La Habana. Acometió la reconstrucción y ampliación del Morro, la construcción de las fortalezas de San Carlos de la Cabaña y Atarés, la creación de nuevos hospitales, y supuestamente la introducción de la prensa periódica en Cuba.

Se asegura que el 17 de mayo de 1764 se publicó La Gazeta, el cual salía los lunes y contenía algunas noticias políticas y comerciales, y también disposiciones del gobierno de Ricla, según aseguró el historiador español Jacobo de la Pezuela. El reconocido investigador Joaquín Llaverías, quien fuera director del Archivo Nacional de Cuba, revisó toda la papelería existente en esa institución, y concluyó: “A pesar de las pesquisas efectuadas en los legajos del Archivo Nacional correspondientes a los años de 1764 a 1783, no hallamos rastro ninguno que nos pusiese a la vista la prueba de haber existido el papel de referencia”.

No existe tampoco prueba de la existencia del periódico El Pensador, que se ha mencionado como publicado en la imprenta de D. Blas de los Olivos, ubicada en la calle Mercaderes. Se atribuye la idea de ese periódico al abogado Gabriel Beltrán de Santa Cruz y al historiador Ignacio José de Urrutia, ambos nacidos en Cuba, que estuvieron muy vinculados con las gestiones que emprendió el Conde de Ricla para el fomento de imprentas en la Isla ya que, decía, “para civilizar más a los naturales le faltaba la impresión de gazetas, mercurios y demás papeles”. Algunos investigadores han expresado dudas de que El Pensador se hubiese editado en Cuba. Otros han especulado que era una publicación que existió en Barcelona y Madrid en aquellos años, y las cuales llegaban a Cuba. Otros han expuesto que se trataba de un periódico manuscrito.

Solo referencias hay de esas primeras publicaciones, pero ejemplares que atestigua en su existencia, ninguno.

No hay inquietud sobre el periódico Gazeta de la Havana, pues fueron descubiertos dos números (un suplemento del 15 de noviembre de 1782 y un ejemplar del 22 de noviembre de 1782, el número 3) que aún permanecen en la Biblioteca Nacional de Cuba. Según el investigador Llaverías, ambos números fueron localizados en 1934 en el Negociado de Asuntos Generales de Gobernación y entregados a Francisco de Paula Coronado (1870-1946), entonces director de la Biblioteca Nacional.

Fue bajo el gobierno colonial de Juan Manuel Cajigal cuando se publica Gazeta de la Havana, el primer periódico de la Isla del cual tenemos constancia material de su existencia, y cuya edición corrió a cargo de Diego de la Barrera (1746-1802), nacido en el Marruecos español y llegado a Cuba desde niño.

En los dos números que están en la Biblioteca Nacional se publicaron noticias como las siguientes: un incendio en San Petersburgo donde acudió en persona la emperatriz, una nota sobre un labrador en Londres que en sus dos matrimonios tuvo 87 hijos, la conquista inglesa de Calcuta y la guerra de Inglaterra contra Francia y Holanda. También una sección titulada “Promociones de América” en que se ofrece una relación de servidores del rey que fueron nombrados para ocupar cargos en América.

Este periódico publicó muchos avisos (anuncios diríamos en estos tiempos):

Todo aquel que guste de subscrivirse /sic/ a esta Gazeta, acuda a la Imprenta de ella, en la que se le dará un Abonamiento por seis meses, cuyo valor establecido ya es cinco pesos.

Juan Bozetti Subteniente de Granaderos del Regimiento de Flandes vende una mula de tres años, y medio, bien parecida, vive en la Casa de Sueta. Al Coronel de Dragones D. Antonio Rafaelin se le ha huido un negro, Congo cozinero /sic/, llamado Domingo, conocido de todos /ilegible/ sic/ diafe /sic/ noticia fe /sic/ le dará la correfpondiente /sic/ gratificación., El que quiera vender un Negro desde 15 a 18 años caselero en dicha casa /sita en la calle de la Thesorería Real/ le darán razón del que lo quiera comprar.

Ventas de embarcaciones de negritos y negritas enamorados o no, valiendo menos los que lo están. Una mulatera lavandera, de veintidós años, es ofrecida por 450 pesos y el marido negro cocinero de la misma edad, por 500. Calesas también se venden o cambian por negros.

El venezolano Francisco de Miranda (1750-1816), precursor de la independencia de América, quien visitó La Habana en enero de 1783, invitado por el capitán general Cajigal, de quien era amigo, escribió una nota sobre Gazeta de la Havana. En la documentación sobre Miranda, en su casa-museo de Caracas, hay guardados dos ejemplares de ese primer periódico de Cuba, correspondientes a los días viernes 17 y 24 de enero de 1783.

Miranda fue un fuerte crítico de Gazeta de la Havana. Lo consideró “un enboltorio /sic/ de cosas, sin principio ni fin, ni método, ni orden” y, además, señaló que su redactor “vació las noticias como se venían a la memoria, o según la iban suministrando los colectores, sin atención al parage /sic/ que debían ocupar”. En su enjuiciamiento, Miranda habla de algo que desde entonces ha acompañado al periodismo: “los defectos de ortografía de que abunda bastante la Gazeta”, es decir, los gazapos y erratas.

En total, fueron 28 los números que se publicaron de Gazeta de la Havana, desde el 8 de noviembre de 1782 hasta el último que se conoce, aparecido el 16 de mayo de 1783. Salía ininterrumpidamente cada viernes. Este primer periódico hecho en Cuba, aunque su información sobre la Isla era escasa —daba un mayor espacio a las noticias del extranjero—, ha quedado como testimonio de una época mostrando, entre las injusticias, el flagelo de la esclavitud, con toda su crueldad y su componente comercial. En sus páginas no se ven aún las señales de la nacionalidad, aunque no pasarán muchos años para que ello ocurra.

Imagen de portada: Alrededor de 1720, casi tres siglos después de que Juan Gutenberg la inventase en Maguncia, entró la imprenta a Cuba. Dibujo: Isis de Lázaro. Diseño: Sophie Torres Quintana.

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Juan Marrero
Fue un destacado periodista cubano. Premio Nacional de Periodismo José Martí, por la obra de la vida 2003. Desarrolló una larga trayectoria en Prensa Latina, periódico Granma y en la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). La Habana, 1935-2016.

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