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Steve Jobs no dudaba en despedir a quien hiciera falta: hoy la historia es al revés

Steve Jobs no dudaba en despedir a quien hiciera falta. El cofundador de Apple era conocido por su implacable gestión del talento, llegando a despedir cinco veces a la misma empleada, o sugiriendo el despido de todos los directivos de Starbucks. Cuarenta años después, la historia ha dado un giro de 180 grados que ni el visionario de Apple habría podido predecir.

Un reciente estudio de Intelligent.com revela una realidad desconcertante: uno de cada cinco directivos considera dimitir porque no puede gestionar a sus empleados más jóvenes. La Generación Z, nacida entre 1997 y 2012, está provocando un terremoto en las estructuras corporativas tradicionales que hace temblar los cimientos del liderazgo empresarial tal y como lo conocíamos.

La era del miedo al jefe ha terminado

Los números son impactantes y pintan un panorama que hubiera sido impensable en Infinite Loop. El 51 por ciento de los managers admite sentir frustración, el 44 sufre estrés y un 31 confiesa su decepción. La situación es tan crítica que la mitad de los directivos reconoce haber despedido a algún empleado de la Generación Z, y un 27 por ciento directamente evitaría contratarlos si pudiera.

“El problema no es solo de comportamiento”, explica Huy Nguyen, consultor principal en Intelligent.com. “Estamos ante un choque cultural sin precedentes donde las expectativas de ambas partes están completamente desalineadas”. Mientras los directivos esperan dedicación y compromiso al estilo tradicional, la Generación Z busca propósito, flexibilidad y un equilibrio vida-trabajo que habría sido inconcebible en la época de Jobs. De hecho, Steve tenía una forma muy particular y sentimental de ver el trabajo. Incluso él no paraba de llamar a sus empleados en vacaciones.

Del “Think Different” al “Work Different”

Si en 1997 Jobs pudo reorganizar Apple en tan solo 90 días. Hoy los directivos se encuentran ante una generación que tiene sus propios códigos: uso constante del móvil, una comunicación que los veteranos consideran “inapropiada” y lo que perciben como una falta de ética laboral tradicional.

La ironía es evidente: mientras Jobs construía un imperio basado en una jerarquía clara y una visión inflexible de la perfección, la Generación Z está forzando a las empresas a replantearse todo, desde sus estructuras de poder hasta sus métodos de comunicación. Dos tercios de los managers actuales admiten haber tenido que modificar su estilo de liderazgo, y el 75 por ciento reconoce que gestionar a estos jóvenes requiere más tiempo y recursos.

El cambio va más allá de las meras preferencias generacionales. La pandemia ha actuado como catalizador, acelerando tendencias que ya estaban en marcha. Los jóvenes trabajadores, nativos digitales que crecieron con smartphones y redes sociales, ven el trabajo de una manera fundamentalmente diferente a sus predecesores.

“No es que no quieran trabajar”, aclara Nguyen, “es que no entienden por qué deberían hacerlo como se hacía hace 40 años”. Esta generación prioriza la salud mental, busca feedback constante y espera que sus empleadores compartan sus valores.

En 1984, cuando Jobs presentaba el primer Macintosh en el Flint Center, nadie podría haber imaginado que cuatro décadas después serían los directivos quienes amenazarían con marcharse. El poder ha cambiado de manos, y la pregunta ya no es “¿quién será el próximo en ser despedido?”, sino “¿cómo evitamos que nuestros directivos dimitan?”(Tomado de Applesfera).

Fuente | Intelligence.com

 

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