Conocí a Abel Molina Macías en Santiago de Cuba, el pasado mes de julio, cuando ambos fuimos invitados a la III Muestra de Cine Caribeño, como parte del 43 Festival Internacional del Caribe. Allí —en los intermedios de las sesiones y las proyecciones; entre viajes del hospedaje en Vista Alegre al cine Rialto y la Casa Dranguet— supe de la “obsesión” que mueve a este investigador habanero: la búsqueda, análisis y recuperación de las obras realizadas por los Estudios Fílmicos de Animación del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) entre 1960 y 1990.
A Abel le preocupa el daño irreparable que para el Patrimonio Documental Cubano traería el deterioro y/o pérdida de estas producciones, muchas de ellas aparecidas en malas condiciones. Estos animados —considerados por muchos como “menores” en comparación con los realizados por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic)— son parte imprescindible de lo que el ensayista e investigador camagüeyano Juan Antonio García Borrero ha llamado el cuerpo audiovisual de la Nación cubana.
Y además, en ese ejercicio de memoria y nostalgia, como subraya Abel, estos “muñequitos” de la televisión formaron y son parte de los recuerdos de la infancia de varias generaciones de niños cubanos que, sentados frente al televisor, esperaban —sin preguntarse cómo y quién los había realizado— por estos animados. Personajes, frases, imágenes, canciones… permanecen, como retazos, en la memoria afectiva de muchos, aunque no crean posible —y ahí está la labor apasionada de Abel Molina— volver a verlos.
De eso habló Abel en Santiago de Cuba, como parte de un proyecto que ha realizado desde 2019 y que le permitió merecer el Premio Memoria 2019 del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y concretar la primera y segunda entrega del libro ¡¡¡Atiendan acá!!! Palabra y memoria de la animación realizada por la Televisión cubana entre los años 60 y 90 del siglo XX.
Sobre sus investigaciones, que aportan a la reconstrucción de la memoria nacional y a la historia de la producción de animados en Cuba, conversamos con Abel Molina, el investigador que hoy —mientras hurga en archivos y centros de información en la búsqueda de un nombre, una fecha o un casete, o entrevista a realizadores de estos Estudios Fílmicos de Animación residentes en varias partes del país o el mundo— vuelve por momentos a la niñez para revivir aquellos dibujos animados que hoy “existen”, de alguna manera, gracias a su perseverancia y pasión.
¿Cómo surge tu interés por investigar la historia de la animación cubana? ¿Y particularmente, qué te motivó a adentrarte en las obras realizadas por los Estudios Fílmicos de Animación del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) durante varias décadas?
Debo confesar que en cada ejercicio de memoria y nostalgia, sea individual o con mis contemporáneos, están los “muñequitos” de la televisión, promotores de los mejores valores y críticos implacables de los peores defectos, que nos explican como generación y seres humanos.
Mientras recuperaba información a incluir en las actividades y productos del Proyecto Expositivo “¿Infancia?: ¡Presente!”, sección Televisión, encontré que la inmensa mayoría de los textos localizados (artículos de publicaciones seriadas, capítulos de libros, tesis de licenciatura, trabajo de diploma, etc.) se refieren a la producción animada de los Estudios de Animación del Icaic y pocos a los realizados por el ICRT; también son superficiales los escasos artículos en la prensa nacional.
¿Qué caracteriza —a nivel temático, técnico, artístico, etc.— estas producciones animadas?
Me resultaba difícil referirme a lo artístico, pues no tengo formación para ello. Mi investigación se ha dedicado a recuperar toda la información posible sobre estos filmes, a partir de un cuestionario extenso, las precisiones que considero necesarias para agotarlas y las búsquedas en diferentes instituciones. Con esos datos intentaré responder…
Durante las entrevistas me recordaban que estos estudios se crearon en función de las necesidades de la televisión: menciones divulgativas y promociones a campañas de la Revolución, presentación de canales, divulgación de efemérides, congresos y eventos transmitidos en los espacios entre programas (tres minutos aproximadamente). A estos primeros géneros se le sumaron las canciones infantiles y los animados didácticos. De 1976 en adelante se retoma una vieja idea: sustituir los animados norteamericanos, para lo que se crean once grupos de trabajo (nueve en Dibujo Animado y dos en Marionetas) y comienza la realización de películas de argumento, denominadas Entretenimiento, tanto series de personajes y temáticas puntuales, como títulos independientes, sin abandonar los géneros antes mencionados.
Puede observarse la adaptación de la literatura infantil cubana, con obras de José Martí, Onelio Jorge Cardoso, David García Gonce, Miguel Martín Farto, entre otros. Entre los temas están los políticos-sociales; la exaltación de los valores positivos; el enaltecimiento de la patria y sus símbolos, etc., con un objetivo claro y determinado: la formación cultural y educacional del niño.
En las películas de Dibujos Animados y de Marionetas se basan en el principio de filmación de imagen por imagen. En los primeros se fotografía, uno por uno, los dibujos con las diferentes posiciones de los personajes, mientras que en los segundos son las diferentes poses que se le dan a los muñecos.
Las técnicas empleadas en Dibujo Animado eran la animación completa (full animation) y la semi-animación, que agilizaba la producción por el uso de dibujos y escenas ya creados; mientras que en Marionetas, Muñecos animados, Papel recortado (unión del dibujo y el muñeco animado, surgido en estos estudios), posteriormente eran mezclados con filmación en vivo y fotografía, entre otras.
Existía una producción de cortos y menciones didácticas… ¿Podrías hablarnos de ella?
Todos los entrevistados aseguran que los Estudios Fílmicos de Animación del Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR) se fundan para apoyar la extraordinaria labor educacional de la Revolución a través del más importante medio de difusión masiva entonces: la televisión.
Por ello, la inmensa mayoría de su producción son Menciones, Gazapos y Didácticos (así calificados por sus propios trabajadores), a través de los que se transmitían informaciones, orientaciones, conocimientos de interés general y mensajes de bien social: el cuidado de la propiedad social, la asistencia puntual a la escuela y el ahorro de electricidad y agua, entre otros.
Estos filmes eran orientados por el Departamento de Divulgación del ICRT, previa solicitud de instituciones, empresas y ministerios, que fungían como asesores, con visitas a los Estudios, las sedes y otros espacios de los clientes, la entrega de los materiales y documentos que consideraban necesarios, o la búsqueda de información para elaborar los guiones y las propuestas definitivas.
Personajes inolvidables fueron la vaquita Matilda y la ternera Niña Bonita (desarrollo de ganadería); El Profesor (conocimiento del cosmos y la meteorología); Sanifito (lucha contra las plagas y enfermedades de la agricultura) y El Ladrón de Azúcar (pérdidas en la industria azucarera). En los setenta se destacan los Gazapos para mejorar el habla del pueblo, entre los más recordados: Díceselo y Hubieron muchos heridos. En los ochenta vendrían Fefa (labores de los Comités de Defensa de la Revolución), Ahorrito (facilidades del Banco Popular de Ahorro) y la campaña contra la Deuda Externa, entre otros.
Otros cortos con esa temática fueron las canciones infantiles realizadas desde finales de los años sesenta, por ejemplo: Marinero quiero ser (dirigida en 1969 por Reinaldo Alfonso y Teresa Ordoqui) incentivaba a los niños a ingresar en la Marina; mientras que La canción de la vacuna (realizada por Elsa Rodríguez en 1971) fue muy importante durante la campaña de vacunación contra la poliomielitis.
¿Cuáles son los principales factores por los que crees que esta producción nacional de animados resulta casi completamente desconocida para las nuevas generaciones? ¿Y en el caso de los investigadores y críticos, por qué crees que el tema no ha sido estudiado?
Los primeros por su ausencia casi absoluta en la televisión, excepto algunos clásicos como las canciones infantiles; del resto creo sería necesario tener copias de alta calidad, lo que resulta casi imposible por el deterioro y/o perdida de sus soportes físicos (cintas de 16 mm, casetes Umatic, Betacam y VHS).
En cuanto a los segundos, me he percatado, por los testimonios y la bibliografía consultada en diferentes instituciones, que los animados realizados en la televisión no se consideraban “arte”, y por ello no fueron objeto de estudio por la academia.
¿Qué es el proyecto expositivo “¿Infancia?: ¡Presente!”?
Los niños cubanos nacidos entre las décadas 1970-1980 del pasado siglo tuvieron a su disposición una amplia colección de materiales impresos, gráficos, sonoros y audiovisuales que constituyen elemento imprescindible en sus vidas e historias personales, y que contribuyeron a forjar una visión de la sociedad en la que primaron la moral, la ética, la justicia y, por sobre todas las cosas, la identidad nacional.
Lamentablemente, mucha de la producción sonora, audiovisual y gráfica de aquellos años resulta desconocida para las nuevas generaciones, en parte debido a su naturaleza (impresa, analógica), pero también al poco interés por preservarlos y difundirlos mediante acciones diversas como exhibiciones, reimpresiones, confección de productos utilitarios, entre otras, que refuercen nuestra condición de cubanos, mientras personajes y símbolos extranjeros, en particular estadounidenses, inundan nuestras calles.
Por estas razones, y en ocasión de celebrarse el domingo 15 de julio el Día de los Niños, surge en 2018 el Proyecto Expositivo “¿Infancia?: ¡Presente!”, que se propone la recuperación y socialización —mediante actividades y productos de información diversos— de documentos y materiales de todo tipo, relacionados con el consumo infantil cubano entre los años 1970-1990.
Hasta la fecha ha realizado cuatro exposiciones, una en 2018 y tres en 2019, que incluyeron juguetes, libros, publicaciones seriadas y otros documentos, con diferentes proyecciones en cines de la capital y el país. Como catálogos de las muestras se publicaron dos multimedias que recoge parte de la información —en diversos soportes— recuperada durante la organización de estas actividades.
Lamentablemente, por diferentes razones, en especial la escasez de recursos necesarios, no han podido realizarse estas exposiciones ni en municipios habaneros ni en capitales provinciales interesadas.
A partir de lo anterior has desarrollado, desde el 2019, el proyecto de investigación “Palabra y Memoria de la Animación realizada por la Televisión Cubana entre los años 60-90 del siglo XX”. Podrías comentarme de este proyecto, sus principales etapas, avances…
Voy a intentar un resumen del trabajo realizado.
La primera etapa fue del 6 de agosto de 2019 al 8 de noviembre de 2020. Realicé entrevistas a treinta y tres personas de las cuales veinticuatro eran antiguos trabajadores de los Estudios Fílmicos de Animación (EFA) y el resto relacionados de alguna manera con los mismos. En estos encuentros se tomaron imágenes de documentos que conservan de su paso por los mismos.
También contacté vía teléfono, redes sociales y correo electrónico con otras personas de interés para el proyecto, tanto en Cuba como en el extranjero, y con familiares de fallecidos. Así como realicé la búsqueda, edición y transcripción de artículos de prensa en bibliotecas y otras unidades de información; y documentos de todo tipo en distintas instituciones: ICRT, Uneac, Upec, etc. (expedientes laborales y de membrecía). Materiales muy importantes fueron los CD, DVD y casetes de video atesorados por antiguos trabajadores, gracias los cuales pudieron recuperarse audiovisuales realizados en los Estudios de Animación o relacionados con los mismos.
Una pausa para el proyecto lo constituyó el cierre del país en marzo de 2020 por la Covid-19. A partir de entonces me dediqué a procesar y organizar la información recuperada. Tras la vuelta a la normalidad en noviembre de 2021, se retomaron los contactos con personas e instituciones.
Una segunda etapa va de marzo a diciembre de 2021. Al saber los compañeros de los Estudios de Animación de Cubavisión de mi investigación, me invitaron a unirme a su colectivo laboral, donde me desempeñé como Asesor-Investigador. En esos diez meses de trabajo se llevaron adelante, además de las obligadas búsquedas de información en diferentes instituciones, bibliotecas y archivos, dos proyectos de investigación: “Catálogo impreso de la producción animada realizada por el ICRT entre los años 1965-1990” (resultó imposible elaborar este documento, a pesar de todos mis esfuerzos y la información enviada por los Archivos Fílmicos de la Televisión Cubana, pues no pudieron redactarse las fichas técnicas) y la recuperación de la “Memoria Histórica de la Animación del ICRT 1968-1990”.
Entre donaciones y préstamos, se consultaron un total de 1513 documentos, relacionados con la producción, cuestiones laborales y extralaborales, gráficos… correspondientes a diferentes etapas de los Estudios; realizándose su exhaustiva identificación y descripción. Lograron digitalizarse —gracias a la ayuda de instituciones como la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena, la Fototeca de Prensa Latina y el Centro de Documentación Rodríguez Morey, del Museo Nacional de Bellas Artes, y de familiares de antiguos trabajadores de EFA—499 de estas producciones animadas. Las dos colecciones, en formato físico y digital, quedaron en el Departamento de Asesores de los Estudios de Animación de Cubavisión, a la espera de su uso, tanto para investigaciones, artículos de prensa o la ambientación de los propios estudios.
Una tercera etapa va de marzo a diciembre de 2022, con la entrega de cartas a directivos que me permitieron realizar amplias búsquedas en las Videotecas de Producción, Astoc, Cinematografía y en la Azotea del Archivo Fílmico de la Televisión Cubana, de mayo a diciembre; aunque en ninguna de las áreas, especialmente en la última, se concluyó la labor. Como resultado se identificaron, afortunadamente, 24 casetes con animados del ICRT. Estos fueron digitalizados en el Departamento Patrimonio Video del ICRT, por Ricardo Dorrego Duarte, su especialista principal. Gracias a esta inapreciable labor, pudieron recuperarse 86 animados.
La cuarta etapa, de enero de 2023 hasta la fecha, estuvo caracterizada por la labor de búsqueda y recuperación de materiales audiovisuales y documentos impresos de gran importancia para la histórica del organismo. Ricardo Dorrego, especialista principal del Grupo de Archivo y Patrimonio de la Televisión Cubana (GAP TVC), me invita a sumarse a su colectivo. A partir de entonces se ha intensificado la exploración en varios departamentos del ICRT, así como en otras instituciones, como la Unión de Periodistas de Cuba, la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí y la Biblioteca de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, lo que ha permitido localizar documentos de valor para la historia y labores de la animación realizada por la Televisión.
Por supuesto, también se retomó la digitalización de los casetes de video localizados en etapas anteriores, gracias a lo cual se han recuperado catorce animados del ICRT (algunos con mejor calidad de la ya existente) y se entrevistó a uno de sus directores. A ello se suma la entrega de diversos materiales audiovisuales por antiguos trabajadores y familiares de los fallecidos.
En la medida que me ha sido posible, continúo buscando información de interés para la investigación y estableciendo contactos por correo electrónico y teléfono, para realizar visitas de trabajo en otras instituciones que enriquezcan el ya vasto fondo documental que la respalda y válida.
Mereciste el Premio Memoria 2019, que convoca el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. El jurado, integrado por Víctor, Laidi Fernández de Juan y Shaima Legón, subrayó que el proyecto “propicia la búsqueda de un aporte a la imprescindible reconstrucción de la memoria histórica nacional y sus consecuentes —y necesarios— análisis que deben desarrollarse sobre esta área creativa”.
Agradeceré siempre este premio, no tanto por el reconocimiento público sino por los criterios sobre mi trabajo. También reafirmó el compromiso personal con los trabajadores de estos estudios de animación y su obra, a no cejar en la búsqueda que permita recuperar y conocer la historia de aquellos “muñequitos”. De aquel día recuerdo, sobre todo, la alegría de quienes me acompañaron y siguen alentando hoy.
Podrías mencionar algunos de estos animados recuperados y digitalizados…
Realmente agradezco las facilidades que me han dado tanto directivos como trabajadores del ICRT para realizar estas búsquedas y digitalizar sus resultados. Gracias a estas labores me invitaron a incorporarme al Grupo de Archivo y Patrimonio de la Televisión Cubana en enero de 2023.
Antes de mencionar algunos títulos recuperados, debo señalar que en su gran mayoría esta colección digital tiene baja calidad de imagen y sonido por ser capturas de casetes viejos, afectados por condiciones de almacenamiento inadecuadas, por lo que resulta imposible su transmisión televisiva.
De los realizados por el Departamento de Dibujos Animados: las canciones infantiles Un día de paseo, El soldadito de plomo (ambas de 1976 y realizadas por Gilberto González y Elsa Rodríguez, respectivamente) y La corbata (dirigida en 1981 por José Lugo). Mientras que en Marionetas: La casita de Martí (de Hugo Alea y Reinaldo Alfonso en 1974), La bailarina española (dirigida en 1980 por Hugo Alea) y La Botija (con direccion de Jesus Moreno en 1986).
Ante la imposibilidad de publicar el proyecto ganador del Premio Memoria, realizaste en formato digital una primera entrega del libro que titulaste ¡¡¡Atiendan acá!!! Palabra y memoria de la animación realizada por la Televisión cubana entre los años 60 y 90 del siglo XX. ¿Qué podrá encontrar en sus páginas el lector interesado en el tema?
El 31 de diciembre de 2023, como regalo de fin de año, que extendí hasta marzo de 2024, publiqué y envié por WhatsApp la primera entrega de mi investigación a testimoniantes, familiares, antiguos trabajadores de los Estudios Fílmicos de Animación del ICRT, especialistas, investigadores y otras personas relacionadas con el tema.
En este documento, luego de un análisis intenso y extenso del proyecto de libro original, se incluyen los testimonios de veintisiete antiguos trabajadores sobre la historia, cursos, producción y otros temas relacionados con el devenir de EFA ICRT.
El 16 de enero de 2024 se crea entrada del libro, con breve introducción y su link de descarga, en la Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano (Endac), gracias a la amabilidad de Juan Antonio García Borrero, su creador. Los interesados pueden descargar el libro mediante este link:
Como resultado de estas acciones de socialización, se reciben correcciones y aportes, tanto del texto como de las ilustraciones y sus pies, además de valoraciones sobre el libro, en su inmensa mayoría positivas, agradeciendo la publicación. También, afortunadamente, mensajes de voz vía WhatsApp de otras personas interesadas en sumarse a la investigación. Por ello, se decide preparar una segunda edición con los elementos señalados, que se presentó el 27 de marzo de 2024 en la Sala Caracol de la Uneac, en un evento coordinado por su Asociación de Cine, Radio y TV. Esto sirvió de pretexto para solicitar la colaboración de todas las personas interesadas.
Concebiste el libro como una gran coral. ¿Por qué? ¿Quiénes aportan sus testimonios?
Luego de la transcripción y edición de las entrevistas, decidí presentar las respuestas a cada pregunta por los entrevistados. Creo que así, a pesar de las reiteraciones y redundancias irremediables, se logra una visión lo más completa posible en los temas abordados, además de los imprescindibles y esclarecedores aportes de información, las contradicciones y polémicas inevitables.
Esta segunda edición se enriquece con textos y fotos aportados por treinta y seis personas vinculadas con la historia y desarrollo de los Estudios. Ofrecen su testimonio Juan Padrón, Alden Knight, Hilda Collado, Ana Nora Calaza, Sergio Marticorena, Zoila Estrada, Manuel Oliver, Emilio Arias, Alberto Herrera, Magaly Sigler, Juan Ruiz, Rosa Buzón, Ángel Suárez, Juan Avilés, Luis Duque, Elisa Rivas, Hilda Gorría, Ciro Pedraza, Saúl Roger, Juana Aguión, Orlando Sansón, Jorge Primo, Dalmara Pino, Israel Suárez, David Jaime, Francisco Línea y Pedro Pérez.
Sé que, desde el año pasado, has intensificado la exploración en varios departamentos del ICRT y en provincias como Santiago de Cuba. ¿Cuáles han sido los resultados de estas búsquedas?
En varios departamentos del ICRT han aparecido expedientes laborales y/o artísticos, así como fotos personales, lamentablemente pocos, aunque sospecho que todavía pueden encontrarse estos y otros materiales de interés para la investigación por descubrir.
El pasado julio, durante mi participación en la III Muestra de Cine Caribeño, en Santiago de Cuba, logré entrevistar a cinco antiguos trabajadores de la Animación en la capital oriental, recuperar fotos colectivas y materiales utilizados durante sus años de labor, que incluso donaron para mi investigación; así como realizar búsquedas, sin éxito e inconclusas, en instituciones, exceptuando el Museo de la Imagen y el Sonido, donde se resguardan, en deplorable estado de conservación, cintas 16 mm con animados realizados en Santiago de Cuba y La Habana.
¿Cuál crees es, de manera resumida, la importancia de los Estudios Fílmicos de Animación del ICRT no solo para la animación en el país, sino para el audiovisual cubano?
Creo que los Estudios Fílmicos fueron (son) muy importantes por el valor simbólico que reviste su obra para nuestra identidad y su trascendencia como patrimonio individual y colectivo de varias generaciones de cubanos, a la par que fuentes de información indispensables para analizar y comprender la sociedad y cultura cubanas de aquellos años.
¿De estos animados existe alguno (o varios) que te resulten particularmente cercanos, entrañables? ¿Por qué? ¿Hay alguno en específico que te alegraría mucho poder recuperar?
¡Tremendo compromiso tus preguntas! Van cuatro respuestas desde la nostalgia:
Amor de mi bohío: Marioneta (papel recortado) realizado por Reinaldo Alfonso y Bernardo Cordero en 1972) con una excelente y emotiva canción de Julio Brito interpretada por Los Heraldos Negros. Es una animación que me sigue conmoviendo.
La vara mágica: Dibujo animado dirigido por Luis Castillo en 1977 sobre la importancia de la inteligencia humana ante cualquier herramienta; la memorable frase “Que dura es la vida de un león del circo” es usada por los habaneros de aquella (esta) época. Merece un estudio aparte, pues constituye el único animado cubano donde aparecen, como personajes caricaturizados, su equipo de realización, algunos de los cuales pude entrevistar.
El gallo de bodas: Marionetas (papel recortado), realizado en 1977 por Reinaldo Alfonso sobre el llamado a la solidaridad, con la narración de Consuelito Vidal y sus inolvidables “¡No quiero!”.
Felino y Mino: En el bosque: Dibujo animado dirigido por Félix Rodríguez en 1978. Tiene otra frase inolvidable: “Si no me dejan hacer lo que me dé la gana, le prendo candela al bosque”. La escribo y me recuerdo niño en la primaria, pronunciándola con un gesto especial de las manos. Hace poco una amiga, tras leer el libro y ver su cubierta, me sorprendió: “No es casual esa frase, te describe a la perfección”.
Cuando comenzó el Proyecto Expositivo “¿Infancia?: ¡Presente!”, les preguntaba a trabajadores de los Estudios de Animación del Icaic y del ICRT por estas obras:
Del primero recordaba una frase: “Tareco, tarequito… ¡Pobrecito, me lo despalillaron todo!”; mas tarde logré identificarlo: La canción de los glucositos, dirigido por Tulio Raggi y producido por el Icaic en 1974, lamentablemente desaparecido.
En el segundo un burrito aseguraba: “Yo no tengo imaginación”, pero después decía soñar con ser cosmonauta… Misterio total, nadie lo recuerda.
El tercero trataba sobre las “bolas de fuego” observadas en los cementerios. Lo veía con tremendo miedo: tuve el pacer de que su director, David Jaime, me ayudara a identificar su título, Fuego fatuo (marioneta de 1976), parte de la serie Ateísmo científico, realizada a petición del Departamento de Orientación Revolucionaria del Partido Comunista de Cuba para desmentir varias creencias populares.
Por último, aquel donde escuchaba una canción con el estribillo “Un grupo de muchachos, hicieron una arroza…”; supe que se llama El tesoro del palomar (corto de marionetas realizado por el ICRT en 1977, con dirección de Jesús Moreno, incluso recuperé fotos de su rodaje… ¡Inolvidable!
Planes inmediatos, futuros… Sueños
Son tantos… Continuar insistiendo en la publicación de la segunda edición de la primera entrega de la investigación sobre la Animación del ICRT, sea formato impreso o electrónico; en caso de lograrse, organizar exposición con algunos de los documentos y objetos recuperados durante la realización del proyecto, momento en que podría entrevistarse a los antiguos trabajadores de estos Estudios, materiales audiovisuales para proyectos de documentales, crónicas, reportajes, etc., siempre con la idea de rescatar y realzar el trabajo por tantos años realizado.
También pueden proponerse la publicación de artículos en revistas, redes sociales y otros medios con los temas no incluidos en la primera entrega de la investigación; la cronología de los premios y reconocimientos otorgados a esta producción animada; así como la compilación de la bibliografía, donde se incluyan transcripciones de entrevistas, documentales y otros audiovisuales.
Por último, continuar y profundizar la investigación sobre los Estudios Fílmicos de Animación de Santiago de Cuba: el cincuenta y cinco aniversario de su creación en 2025 constituye la mejor razón para ello, lo que implicaría volver a la capital oriental y realizar las labores pertinentes, en especial la “búsqueda y captura” de sus antiguos trabajadores y familiares de los fallecidos.
De esta manera podré cumplir mi objetivo final: rendir homenaje a quienes contribuyeron que mi infancia, y la de muchos niños cubanos, fuera un sitio de maravilla, belleza y alegría eternas.
Algo más que desees añadir…
Me preocupan mucho el estado de conservación y la pérdida irremediable del Patrimonio Documental Cubano, independientemente de su naturaleza. De nada valen los eventos y discursos sobre el tema si no se garantizan las condiciones, medios y equipos que aseguren su preservación en el tiempo. Y me refiero a instituciones, personas, colectivos y comunidades… La ausencia de documentos para escribir y analizar la historia, sea cual sea su ámbito, implica recurrir a los testimonios, pero en algunos casos ya fallecieron las mejores fuentes de información, y otros no desean brindarlos por diferentes razones: problemas de salud física y mental, ¿indiferencia u olvido?, resentimientos hacia organismos por sus historias personales, negligencias y menosprecio de las entidades hacia sus trabajadores… Estos son algunos de los retos para mi investigación y para otras en Cuba. La mejor, y única respuesta posible: perseverar (Tomado de La Jiribilla).
Imagen de portada: Cortesía del entrevistado