Tienen el aval de realizar crímenes, estimular guerras, ejecutar sanciones, practicar todo tipo de violación de los derechos humanos y tener como bandera propia el terrorismo.
Son los gobiernos de Estados Unidos y de Israel los que, una vez más, fueron la excepción y marcaron el voto en contra de la Resolución Cubana, cuando se registraron los resultados en la gran pizarra electrónica del plenario de las Naciones Unidas.
Mientras, los representantes de la gran mayoría de los países, o lo que sería igual, de más de cuatro mil millones de seres humanos de este planeta, alzaron su voz y votaron a favor de que Estados Unidos levante el bloqueo a la isla de la dignidad.
Desde el año 1992 cuando por primera vez Cuba presentó la Resolución contra el bloqueo, los gobiernos estadounidenses y el de Israel —punta de lanza en el Oriente Medio—, solo en una oportunidad no votaron en contra, cuando en 2016, el gobierno de Barack Obama se abstuvo, y junto a él lo hizo el israelí.
Entonces, el presidente Obama había dicho y repetido, hasta en la propia ONU, que “estaba seguro de que el Congreso levantará inevitablemente un embargo que no debería seguir ahí”.
No obstante, los posteriores gobernantes nada hicieron para cumplir con lo prometido por Obama, y hasta quien fuese su vicepresidente entonces y es el presidente ahora, Joe Biden, no solo dio continuidad a las 143 medidas coercitivas adicionales impuestas por Donald Trump, sino que no movió un dedo para hacer —como debía y podía hacerlo y con toda urgencia— sacar a Cuba de la indigna y espuria lista de catalogar a la Isla como país patrocinador del terrorismo.
Ahora bien, desde la década de los 90 hasta la fecha, cuáles son los hechos más significativos que identifican a los gobiernos estadounidenses en el tema de los derechos humanos, el terrorismo y otros.
Estados Unidos tiene bloqueada a Cuba desde 1962, sometiendo al pueblo cubano a medidas extremas solo comparables con un genocidio.
En estas más de seis décadas, los gobiernos de Estados Unidos han organizado y financiado planes terroristas contra nuestro país, e, incluso, desde su territorio han salido mercenarios y terroristas para actuar militarmente contra la nación y en los propios Estados Unidos se han realizado agresiones contra la misión diplomática cubana.
También han sido los gobiernos estadounidenses —demócratas o republicanos —los que bombardearon a Panamá en 1989, a Yugoslavia en 1999, donde mataron más de 3000 civiles; atacaron y ocuparon a Afganistán en 2001 y se mantuvieron allí por más de 20 años; en 2003 bombardearon y ocuparon Iraq, propiciaron el asesinato del presidente de ese país, y dejaron casi un millón de muertos y mutilados. Aún hoy, tienen instaladas bases militares en ese País árabe.
También agredieron militarmente a Libia y mataron a su presidente, para luego robar sus recursos energéticos. Han bombardeado a Siria y ocupan parte de su territorio del que aún se roban el petróleo y otros recursos.
¿Es que todas estas acciones no constituyen terrorismo de estado en su máxima expresión?
En cuanto a Israel, no muestra un aval muy diferente. Solo en los últimos años el gobierno sionista de Benjamín Netanyahu, ha perpetrado masacres, genocidio y otros crímenes contra la población palestina, y en el último año de bombardeos diarios contra Gaza, han matado a más de 43000 civiles, de ellos más de la mitad niños y mujeres.
El gobierno sionista de Israel, que año tras año acompaña al de Estados Unidos con su voto contra la Resolución Cubana en la ONU, es el mismo que en las últimas semanas ha bombardeado Líbano, principalmente su capital Beirut, ha asesinado ya a casi 3 000 de sus pobladores, y por estos días ha lanzado ataques aéreos contra la República Islámica de Irán, en lo que pudiera ser el preludio de una conflagración mundial.