Inspirado en sucesos de la realidad nacional e internacional, Pedro Urbezo Pérez ha escrito para distintos espacios de la radio y la televisión cubanas mucho más de mil guiones. Cuando escribió el primero de ellos, en 1963, no imaginó siquiera que su obra sería tan prolífera y exitosa que le haría merecedor del Premio Nacional de Radio en 2024.
¿Por qué se interesó por la radio?
Mi primer programa salió al aire por la antigua emisora CMQ. Ese programa tenía por nombre Biblioteca Infantil. Podía escucharse de lunes a viernes a las 5 p.m. Eran una especie de novelas llevadas a la aventura y estaban dirigidas no solo a los niños, sino también a los jóvenes.
Tampoco he olvidado que la primera adaptación que hice fue de la muy conocida obra Viaje al centro de la tierra, de Julio Verne. Después le siguieron otras no menos famosas como El príncipe y el mendigo, Oliver Tuits, entre otros muchos clásicos de la literatura universal.
Durante un tiempo trabajé en esa emisora y años más tarde comencé a escribir para Radio Rebelde, que contaba con un horario dedicado a dramatizados, para donde escribí varios programas, por ejemplo, la adaptación de Las aventuras de Peter Pan. Precisamente para ese espacio comencé a escribir la novela Estudio cuatro, que se mantiene todavía, aunque sale al aire por la emisora Radio Progreso, a las 2:45 de la tarde.
La primera novela que adapté para Estudio cuatro fue de un escritor chileno, titulada La semilla y la arena. Mientras que la segunda fue una versión que realicé de Cumbres borrascosas. A partir de ese momento hasta hoy me he mantenido escribiendo para ese espacio en Radio Progreso.
Hice mi debut como escritor en la radio, porque la radio es una escuela, incluso para el actor. En la radio hay que darlo todo con la voz y el actor tiene que lograr, como aseguran, que lo vean a través de su voz. Reitero que la radio es una gran escuela, una enseñanza constante. El que escribe para la radio está preparado profesionalmente para desempeñarse en cualquier medio, aun cuando los lenguajes sean diferentes, ya sea en la televisión o el cine. Y con respecto al actor es lo mismo. El actor que domina la radio puede trabajar en cualquier medio, incluido el teatro.
Puedo decir igualmente que la radio es apasionante. No son pocos los que aseguran que las técnicas digitales, los medios audiovisuales se están imponiendo, se impondrán a la radio y por tanto la radio desaparecerá con el tiempo.
En mi opinión es un juicio totalmente desacertado. La radio se escucha en el mundo entero, llega a las zonas más intrincadas y remotas, donde no puede llegar la televisión y mucho menos el cine o las modernas tecnologías.
Por otro lado, la radio ofrece la posibilidad de que las personas pueden estar realizando diversas actividades y, sin embargo, están escuchando la radio. No sucede lo mismo con los programas de la televisión que para verlos las personas tienen que sentarse frente al televisor. Y qué decir del cine que como mínimo implica salir de casa.
A todo ello se añade la diversidad en la programación radial, que es informativa, musical, deportiva, dramatizada… La radio no desaparecerá nunca. Y digo todavía más, la radio es eterna.
No obstante, mi carrera profesional no se ha limitado únicamente a la radio. He escrito igualmente para la televisión, de manera especial para espacios de aventuras. Y en ese sentido han destacado, por ejemplo, Los pequeños fugitivos, Los tres Villalobos, entre otras. Asimismo, para programas policiacos como Día y noche y Tras la huella. Además de guiones escritos para el teatro y algunas comedias. Pero, aunque he escrito y mucho para la televisión, jamás he dejado de hacerlo para la radio.
En realidad, no tengo preferencia por ningún medio. Me gustan todos. Pero la radio tiene una magia que cautiva, te atrapa y permite que nunca te canses de escribir. Una actividad que para mí constituye una diversión. Acostumbro decir que a mí me pagan para que me divierta.
En estos momentos, por ejemplo, estoy disfrutando mucho la redacción de una novela que comenzará a grabarse en octubre. Saldrá al aire por el espacio Clave ocho treinta que inauguré yo en la antigua Radio Liberación, en 1975, y que he mantenido en Radio Progreso.
Esta novela, que se titula Entre lobos, centra su trama en el espionaje, en el surgimiento y expansión del fascismo. Por ello considero que es muy oportuna si tenemos en cuenta la tensa situación actual en el ámbito internacional. Deviene un llamado a cómo evitar el resurgimiento de ese terrible flagelo que fue el fascismo que costó a la humanidad millones de vidas y que nunca debe repetirse.
En diciembre, Radio Progreso estará arribando al aniversario 95 de su fundación. ¿Cuánto le ha aportado a su carrera profesional la también llamada Onda de la alegría?
A pesar de que ya contaba con gran entrenamiento, logrado en mi paso por emisoras anteriores, Progreso me ha aportado más experiencia, mayor madurez. Ha sido en ella donde he completado verdaderamente mi carrera profesional. Y sobre todo me ha aportado que sea perdurable. Ya soy octogenario y sin embargo tengo tantos deseos de escribir como aquel primer día, aunque han transcurrido algo más de sesenta años.
El pasado 22 de agosto, justo el día en que se fundó 102 años atrás la radio cubana, le fue conferido el Premio Nacional de la Radio. ¿Qué representa para usted este galardón, considerado el más importante de nuestra radio?
A decir verdad, sin falsa modestia, no me esperaba ese premio. Es una realidad que he trabajado durante muchos años y no ha faltado un día en que no me haya esforzado para hacerlo bien, para que los radioyentes queden complacidos y esperen ansiosos el próximo capítulo. Sin embargo, nunca creí ser merecedor de tan alto reconocimiento.
En mis viajes por las distintas provincias del país, he podido comprobar cuanto talento existe a lo largo y ancho de la isla y cualquiera de esas personas, justo por su talento, su experiencia y entrega sin límites a la radio, podía ser también ganadora de ese importante galardón.
De todos modos, lo agradezco sinceramente porque representa el reconocimiento al trabajo realizado. No puedo decir que al esfuerzo porque como dije anteriormente escribir es para mí una diversión y cuando ya no pueda hacerlo para la radio o la televisión, lo haré para mí como en aquellos años de mi adolescencia y juventud que escribía en mis cuadernos escolares para competir con los episodios, las aventuras que escuchaba en la radio.
Y más allá del premio, si algún día, por determinadas circunstancias me dijeran no puedes continuar escribiendo para la radio o para la televisión porque ya no hay más trabajo o porque hay otros escritores y ya no te necesitamos, mientras tenga buena salud y la mente no me falle, continuaré escribiendo hasta el último momento de mi vida, aunque lo haga solo para mí (Tomado de La Jiribilla).
Imagen de portada: ACN.