Cuando Eusebio Leal Spengler se definía a sí mismo como discípulo de Emilio Roig de Leuchsenring, lo decía porque había sido el continuador de su pensamiento.
Como Historiadores de la Ciudad de La Habana, cada uno obedeció a un escenario particular y fueron –por tanto– figuras irrepetibles. Puede afirmarse que Leal cumplió con creces los sueños de su antecesor. De ahí que la gesta rehabilitadora del Centro Histórico habanero sea una proeza cultural conjunta y, como tal, deba salvaguardarse.
A esta idea medular se dedicó este 23 de agosto el homenaje a Emilio Roig de Leuchsenring en el 135 aniversario de su natalicio, al presentarse su libro Males y vicios de Cuba republicana. Sus causas y sus remedios.
Esta obra vio la luz por primera vez en 1959 y le sucedieron dos ediciones en 1961 y 1963, respectivamente. Pero no fue hasta 2018 que se reeditó gracias a la Editorial Historia del Instituto de Historia de Cuba (1). Finalmente fue impresa el año pasado; o sea, en 2023.
Esta reedición, cuyo prefacio es de Eusebio Leal Spengler, fue presentada por su impulsora y prologuista: la reconocida investigadora y profesora Alicia Conde Rodríguez, presidenta de la filial La Habana de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC). La acompañó Argel Calcines Pedreira, director de la revista Opus Habana, publicación institucional de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH).
La presentación tuvo lugar en la Casa Eusebio Leal Spengler y contó con la participación de Perla Rosales Aguirreurreta, Directora Adjunta de la OHCH, y los siguientes directivos de esta institución: Gladys Collazo, Directora General del Patrimonio Cultural; Maité Nuñez, Directora de la Empresa Gestión del Patrimonio, y Lina Carmona, Directora de Cuadros. El numeroso público abarrotó la Sala Verba Volant, Scripta Manent.
En intercambio de poco más de una hora de duración, Argel Calcines y Alicia Conde aprovecharon la oportunidad para argumentar la necesidad de tener en cuenta la génesis, evolución y continuidad de la OHCH como institución singular de la cultura cubana.
“Tal y como sucedió con Roig después de su muerte, se ha producido un vacío difícil de llenar tras la desaparición física de Leal”, expresó Calcines. Y agregó: “Al ser personalidades irrepetibles, se impone entonces salvaguardar su legado conjunto como prenda de gratitud”.
Una lógica de la cubanidad
En los roles de moderador y entrevistador, Calcines facilitó que Conde disertara sobre aspectos primordiales de su trayectoria investigativa. Esta se inicia con la publicación de su artículo “Historia y nación en Emilio Roig de Leuchsenring” en la revista Debates Americanos (no. 3, ene-junio, 1998).
“Leal elogió el artículo y preguntó quién era la autora, porque María Benítez –la viuda de Roig– estaba impresionada. Ella le había confesado que nunca había leído una síntesis del trabajo de Emilito como ese”, relató Alicia Conde, evocando sus inicios como joven investigadora.
Luego de narrar esa anécdota, a continuación, Conde dictó una conferencia magistral, cuyo eje principal fue la necesidad de estudiar a Roig con una perspectiva inter y transdisciplinaria. “Solo así puede entenderse la gran coherencia de su obra y su esfuerzo tremendo para lograr una lógica de la cubanidad”, aseveró la conferencista.
Esa “lógica” se basa en el vínculo insoslayable entre cubanidad y antiimperialismo. A fundamentarlo dedicó Roig varios libros, entre ellos: Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos (1950), Martí antimperialista (1953), La guerra libertadora cubana de los treinta años 1868-1898 (1958) y Tradición antimperialista de nuestra Historia (1962).
“En efecto, hoy se necesita un nuevo enfoque historiográfico que aproveche las aportaciones de Roig. No se puede entender la Revolución sin entender las causas de los males y vicios de la República”, enfatizó Conde.
Escuela cubana en Cuba libre
A su colaboracion con la Biblioteca de Clásicos Cubanos, entre otros proyectos, se ha dedicado Alicia Conde como investigadora, profesora y escritora. Su preparación de monografías selectas se combina con el cultivo del ensayo interpretativo histórico-filosófico.
En especial -señaló Argel Calcines-, se destacan las contribuciones de Conde al análisis del pensamiento pedagógico cubano con énfasis en la dimensión cultural, filosófica y cívica del magisterio durante la República.
Entre los hechos históricos que ella ha analizado en profundidad está el papel decisivo de Emilio Roig de Leuchsenring en el Movimiento Cívico Por la Escuela Cubana en Cuba Libre, que en 1941 unió a entidades de muy disímiles orientaciones ideológicas –incluyendo a la Masonería- en una misma declaración de principios para la cubanización de la enseñanza.
A la investigación historiográfica de esa herencia pedagógica, Conde le ha conferido un enfoque etnológico con una metodología propia. Esta consiste en la realización de entrevistas estructuradas a sesenta figuras, incluidos varios intelectuales de renombre, que fueron educadas en esas escuelas republicanas, tanto públicas como privadas.
Uno de los entrevistados fue precisamente Eusebio Leal Spengler. Grabada en video, dicha entrevista se mantiene inédita, pero Calcines y Conde anunciaron que ha sido transcrita y trabajada editorialmente para proponer su publicación a Ediciones Boloña.
Colaboración entre Unhic y red de ciudades patrimoniales
Por último, teniendo en cuenta que Conde es presidenta de la UNHIC filial La Habana, Calcines aprovechó para preguntarle sobre cuáles iniciativas podrían adoptarse para estrechar los lazos entre dicha Asociación y la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba.
Al respecto, Conde respondió que primeramente es necesario fomentar el sentido de unidad por encima de los intereses personales. Asimismo, debe aceptarse como punto de partida la valoración crítica, considerándola como indispensable para ese empeño conjunto.
Sobre esos pilares (sentido de unidad y valoración crítica), esa colaboración entre la Red de Ciudades Patrimoniales y la UNHIC podría centrarse en dos esferas de actuación. La primera esfera es el aprovechamiento del potencial humano que existe en los municipios: investigadores y docentes, en primer lugar, que ofrecen sus servicios en el propio territorio.
La segunda esfera, relacionada con la primera, es la participación ciudadana en el rescate y salvaguarda del patrimonio material e inmaterial. Es necesario fomentar las buenas prácticas y, a la vez, crear mecanismos de alerta para enfrentar las amenazas.
“La UNHIC y la Red de Ciudades Patrimoniales podrían contribuir conjuntamente a legitimar las formas de autonomía municipal, una problemática que fue de primer orden en la época de Roig”, reflexionó Conde en voz alta.
A tono con esa reflexión, Calcines instó a estrechar lazos entre la OHCH y la UNHIC filial La Habana de cara a la celebración del 505 aniversario fundacional de la villa habanera.
Como respaldo a esa propuesta le fue obsequiado a Conde el número más reciente de la revista Opus Habana, un monográfico dedicado a Eusebio Leal Spengler y, por extensión, a Emilio Roig de Leuchsenring. Su presentación está prevista en una próxima fecha.
El artista Leo D’Lázaro también se sumó al agasajo, regalándole a Conde una placa escultórica con el título “Andar La Habana con José Martí”.
D’Lázaro fue el coautor, junto a Calcines, de la placa escultórica de Eusebio Leal Spengler que fue colocada sobre el banco donde este acostumbraba a sentarse en el Museo de la Ciudad.
Esta tarja fue develada en su momento por Perla Rosales Aguirreurreta y el presidente cubano Miguel Díaz Canel Bermúdez. Su epigrafía recoge está frase de Leal: “Quise encerrar a la Habana Vieja en las paredes pétreos de un museo, pero ella me hizo prisionero de sus muros para siempre”.
Nota
(1) El presidente del Instituto de Historia de Cuba era entonces René Gonzalez Barrios, actual director del Centro Fidel Castro Ruz. Este acogió la propuesta de reedición que le hizo Alicia Conde.
Foto de portada:Néstor Martí y Losama
Tomado de Opus Habana