El lanzamiento tuvo lugar en julio de 2023, con enorme fanfarria: Meta, tratando de aprovechar la debilidad de Twitter – ahora X – tras el caótico desembarco de Elon Musk en la compañía, lanzaba una clon-app llamada Threads, y lo hacía además de la mejor manera que sabe hacerlo, en cien países a la vez con la excepción de la Unión Europea (donde esperó para clarificar las restricciones regulatorias) y colgándolo de su red más exitosa en difusión, Instagram.
En el momento de su lanzamiento, planteado como una oportunidad para derrotar a Elon Musk, los medios se hartaron de difundir noticias sobre cómo había alcanzado 90 millones de usuarios en tan solo cuatro días y cómo era ya el fenómeno de difusión tecnológica más rápido de la historia. Pero en la práctica, todos sabíamos que no era así: que aspirantes al trono de Twitter los había hasta hartarse, y que el hecho de que alguien se descargue una app de este tipo no quiere decir, ni mucho menos, que se convierta en usuario de la misma.
Rápidamente, el propio Zuckerberg se vio obligado a admitir que de la oleada inicial de descargas, menos del 50% según él se habían convertido en usuarios en julio de 2023, y que las estimaciones de esa caída por parte de fuentes más fiables hablaban del 80% en ese mismo momento y del 82% en el mes de agosto. Ahora, al cumplir un año de su lanzamiento, Threads ha alcanzado supuestamente los 175 millones de usuarios, y sigue por tanto siendo una fracción de los seiscientos millones de usuarios de X, la red que se puso como meta desplazar. Según los usuarios de Threads, sus seguidores suelen responder a menos de una quinta o sexta parte de los que tienen en X, y generalmente, utilizan Threads únicamente para copiar y pegar el contenido que publican allí – con el resultado, obviamente, de una actividad muy inferior.
La entrada de Elon Musk en X fue, efectivamente, muy dura. Pocas tomas de control se han llevado a cabo de manera más traumática y desordenada, como bien relata el muy recomendable libro «Extremely hardcore«, de Zoë Schiffer: despidos fulgurantes masivos, cambios descontrolados y un protagonismo del personaje en cuestión que ha llegado al punto de alienar a muchos de los usuarios de la plataforma. Sin embargo, y a pesar de lo aparentemente demencial de sus planteamientos iniciales, todo parece indicar que la destrucción de Twitter y la llegada de X responde a una estrategia de derribo y relanzamiento que, al menos en la cabeza de su protagonista, se ve razonablemente clara, y que la erosión del número de usuarios, que obviamente ha existido, debido a los bandazos y a lo polémico y sesgado del personaje, podría estar tocando fondo.
Mientras, Threads sube algo a costa de todos aquellos usuarios que se lo encuentran constantemente anunciado como supuesto «complemento» de Instagram, usuarios que no se plantean la cantidad de información personal que una app como Threads aporta a una compañía, Meta, cuyo único motivo para existir es completar el perfil de esos usuarios de la manera más redonda y completa posible para poder revenderlo al mejor postor, usuarios a los que solo pretende acosar con anuncios persecutorios no sólo en Threads, ni en Meta, sino a todo lo largo y ancho de la maldita web. El hecho de que Meta no lanzase Threads en la Unión Europea y que esperase a clarificar las implicaciones sobre la gestión de los datos de sus usuarios indica claramente el desastre de privacidad que es. Pero las malas noticias para Meta se acumulan: resulta que las restricciones que creyeron clarificar cuando lo lanzaron no son ya las que eran, y la Unión Europea sigue opinando que la compañía no las está cumpliendo.
Para espiar a sus usuarios, una app como Threads es ideal: una plataforma en la que participas con una frecuencia relativamente alta, en la que te significas constantemente en función de las cosas que escribes, las que contestas o las personas que sigues, y que complementa los ya refinados mecanismos de espionaje constante que Meta tiene construidos a lo largo de toda su plataforma. Si algo tengo claro con Threads es que sus 175 millones de usuarios son las víctimas perfectas de la mayor operación de espionaje y de violaciones de la privacidad que ha existido jamás en este planeta, muy por encima de la CIA, la Stasi o el KGB. Una estrategia que llega al punto de convertir a muchos usuarios en paranoicos que creen que sus dispositivos escuchan sus conversaciones a todas horas.
En efecto, crear «una app como Twitter» no era tan sencillo, aunque seas Mark Zuckerberg y poseas poder omnímodo sobre la mayor plataforma de espionaje colectivo jamás construida. ¿Llegará Threads a desbancar a X? Dios no lo quiera por el bien de sus víctimas y del mundo en general, pero todo puede llegar a ocurrir. Lo que sí está claro es que no le va a ser tan fácil como originalmente anticipaban algunos, y que, por el momento, a Meta aún le queda mucho por aprender.