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El Duque

Duele el fallecimiento de un colega de esos en los que el periodismo les corre por el torrente de la pasión profesional. No importan la edad, ni cómo, ni dónde, ni cuándo, ni por qué, que los viejos manuales de la profesión nos exigían responder al inicio de la noticia.

Duele.

La partida física definitiva de José Dos Santos López me obliga a recordar cómo nos hermanamos en un grupo de compañeras y compañeros, cuando en el Congreso de 1993 todos los afiliados del país eligieron al Comité Nacional de la UPEC, y este a la Presidencia de la organización.

En la cita, un reducido número de delegados asumió el reto de trazar las acciones en una etapa en que la única certidumbre parecía ser la incertidumbre. Firme, como siempre fue, desde la Alfabetización y sus posteriores respuestas afirmativas a los tiempos que le tocó vivir.

El aliento de la presencia, el optimismo y el pensamiento vigoroso de Fidel Castro marcaron la responsabilidad del periodismo, cuando, entre otros argumentos, nos advirtió: “Si no logramos que la prensa juegue un papel óptimo, no ganamos la batalla del período especial”. Y allí estaba Dos Santos sobreponiéndose a las limitaciones de una enfermedad que ya asomaba sus erosiones.

Aportó la visión y virtudes de universalidad de las agencias de noticias, pues procedía de Prensa Latina de la cual había sido subdirector y antes corresponsal en el exterior, y fue clave en dar a la sede nuevos aires de instalación social que se consolidarían en mandatos posteriores.

En esa etapa asumió responsabilidades en la Federación Latinoamericana de Periodistas, en el Comité de Investigación de Atentados a Periodistas, y estrechó lazos con las organizaciones hermanas que resultaron muy útiles en posteriores eventos internacionales en La Habana y otras latitudes en los que nos representó dignamente.

Pero al recordar aquellos días, me vienen a la mente su interés y entusiasmo durante los recorridos por nuestras provincias, los contactos con los periodistas de las delegaciones de base, quienes trabajaban en condiciones muy complejas, dando lecciones de creatividad y compromiso, a la vez que se abrían paso entre las realidades objetivas y las subjetivas.

Desde la Presidencia asumió inobjetablemente la atención al área económico-administrativa y el control de sus finanzas, asuntos cada vez más complejos en la medida en que la organización asumía contenidos y tareas propios de una institución del Gobierno, que no existía, y que el Comité Central del Partido ejercía.

Fue un factor clave, junto a Juana Carrasco, para redinamizar la Casa de la Prensa, luego de las históricas sesiones del VII Congreso y la implementación de sus acuerdos, en los que durante cinco días Fidel Castro promovió profundas reflexiones y estimuló la alianza con otras fuerzas.

Conocedor prestigioso del jazz, contribuyó a convertir el patio de nuestra sede en un concurrido rincón para también oír, hablar, conocer y disfrutar de los cultivadores de ese género musical en nuestro país. En los festivales anuales, y también en la organización y participación del Cubadisco, estuvieron la experiencia, el conocimiento y el archivo de Dos Santos.

Precisamente nuestra última conversación hace pocos días versó sobre esos temas, su estado de salud, que lo imposibilitó de participar como jurado en las últimas ediciones. Y también intercambiamos sobre la situación general del país y de nuestras respectivas familias en particular.

Trotamundos, no por afición sino por trabajo, dada su experiencia periodística internacional, siempre me dirigí a él como “Duque”, por su apellido, su posición en la jerarquía de la UPEC y por el nombre del famoso jazzista estadounidense.

Ya no podré intercambiar más con él.

Su partida duele.

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Tubal Páez Hernández
Periodista cubano. Presidente de Honor de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

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