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Milei va por más contra Télam

Como muestra de que ser un «libertario» no es solo actuar como un anarquista de mercado —tal cual ha autodenominado Javier Milei—, y evidenciando que la denominación tiene sus contradicciones, su Gobierno ha ordenado el cierre de las corresponsalías de la agencia Télam, que están «vivas» a dos meses del cierre de la redacción y sede central de ese medio y lo ha hecho, justamente, unas horas después de celebrarse en todo el mundo el Día de la Libertad de Prensa.

Resulta difícil que un libertario vaya contra la libertad, pero tengo entendido que esa corriente filosófica, nacida dos siglos atrás, se proyecta ahora, sobre todo, contra los poderes del Estado y en favor de una denominada «libertad individual».

De un modo u otro, nada justifica la cruzada emprendida por el ejecutivo argentino contra los medios de comunicación hasta hoy en manos del Estado; privatizarlos no los liberará de «la casta» a la que Milei criticó hasta el cansancio durante su campaña electoral.

Por el contrario, será la casta beneficiada por sus medidas, supuestamente liberadoras, la que se haga de ellos y deje a los de abajo sin voz, ni información veraz y fidedigna.

De hecho, el Presidente, como número uno, en definitiva, de la nueva casta en el poder, ha seguido adelante con el desguace de Télam —convertida casi a 80 años de su surgimiento en poderoso multimedio—, navegando en contra de las mismas leyes con las que descentraliza y despoja de todo al Estado argentino.

Imposibilitados de hacer avanzar la Ley Ómnibus —una megalegislación donde se estatuía el amplio plan privatizador que se proponen, entre otros acápites de su reforma neoliberal—, Milei y su partido presentaron ante el Congreso una versión reducida y con algunas transformaciones: la conocida como Ley Bases, que ya ha sido aprobada por la Cámara de Diputados y, al momento de escribir estas líneas, está a punto de discutirse en el Senado. Su análisis ha sido retardado mientras la bancada oficialista —La Libertad Avanza— busca los votos necesarios para que pase.

«Solo» nueve compañías públicas, de las 40 que estaban en la Ley Ómnibus, figuran en el listado de las grandes empresas que según el nuevo proyecto legislativo serán sometidas a privatización total. Son, desde luego, trascendentales para la vida de cualquier país: Aerolíneas Argentinas, Enarsa (Energía Argentina, encargada de la exploración de yacimientos y la explotación del petróleo), Intercargo (encargada de brindar asistencia en tierra a las aerolíneas)… y Radio y Televisión Argentina: suficiente con los emblemas de la radiodifusión nacional para sentirse alarmados.

Pero Télam no está.

Tampoco aparece ese importante medio argentino en la relación de otras cinco trascendentales empresas que podrán ser privatizadas o concesionadas: Agua y Saneamientos Argentinos (Aysa), Correo Argentino, Belgrano Cargas, Corredores Viales y la Sociedad Operadora Ferroviera (Sofse).

Finalmente, otras dos «podrán incorporar» capital privado aunque, se asegura, tendrán mayor participación estatal: Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NASA) y Yacimientos Carboníferos Rio Turbio (YCRT).

Y a pesar de no estar contemplada en la megareforma a punto de ser oficializada en el Congreso, Télam sigue siendo desmantelada y agredida.

Decididos a no rendirse, sus trabajadores se mantienen acampados en protesta por el cierre que los pretende silenciar, siguen actualizando el portal web Somos Télam con las enjundiosas e intencionadas informaciones a que nos tienen acostumbrados a sus lectores y, en el perfil @somostélam de la red social X, han denunciado el porqué de la nueva medida al explicar que «el gobierno de Milei despliega para avanzar sobre nuestra soberanía. Los medios públicos garantizan información propia de todo el país a través de las corresponsalías de Télam y las emisoras de Radio Nacional con su programación».

«El intento de cierre de las corresponsalías se inscribe en la misma lógica de ataque a las emisoras de Radio Nacional (…) Atacan su rol federal, para que nuestros medios públicos carezcan de sentido social».

El Libertario busca acallarlos, pero los comunicadores de Télam aseguran que no se rendirán.

Foto de portada: Tomada de @somostelam

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Marina Menéndez Quintero
Analista internacional del diario Juventud Rebelde. Ha colaborado con distintos medios radiales y actualmente tiene un espacio en la emisora Habana Radio. Invitada habitual del espacio televisivo cubano Mesa Redonda. Ha dado cobertura a procesos electorales en Nicaragua y Venezuela, así como a otros eventos en la región y distintos lugares del mundo. Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí de Prensa Latina, y Premio Nacional José Martí por la Obra de la Vida (2023).

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