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Carlos Bastidas en perenne regreso a pelear en la Sierra

Cada año, en mayo 13, el acto de la UPEC para rendir homenaje al periodista ecuatoriano Carlos Bastidas Argüello, en el Panteón de los Veteranos de la Independencia del Cementerio de Colón es una especie de remolino, de coloquio palpitante, de anecdotario de orgullos… lo que debe ser un acto incluso en un camposanto, porque aún allí deja claro que, de algún modo, los héroes no murieron y los mártires no caerán.

La mañana de este lunes no fue excepción de esa regla: recibidos en el Panteón por la General de Brigada Delsa Esther (Teté) Puebla Viltre, jefa de la Oficina de Atención a Combatientes; el presidente nacional de la UPEC, Ricardo Ronquillo Bello, y su principal equipo de dirección, junto al Presidente de Honor, Tubal Páez, y al Premio José Martí por la Obra de la Vida Pedro Martínez Pírez colocaron ante el nicho del último periodista asesinado por la dictadura de Fulgencio Batista —y el último en Cuba porque la Revolución sabe que «no se mata la verdad»— no solo una corona de flores sino un trono de palabras.

Ricardo Ronquillo en el Panteón de los Veteranos de la Independencia del Cementerio de Colón. Foto: Enrique Milanés León.

El revolucionario puertorriqueño Pepe Sánchez y la joven Alexandra Varela, comunicadora de la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU), también participaron en el homenaje.

Cumplidos los 66 años del crimen que semejó una emboscada en un bar de La Habana, Tubal Páez definió en las palabras centrales —flanqueadas de hermosos comentarios «colaterales»— que Carlos Bastidas fue «un cometa que no se desintegró ni en su recorrido astronómico ni en su tránsito revolucionario».

Tubal destacó la relevancia de Bastidas. Foto: Enrique Milanés.

Tubal rescató en su momento el contenido de la intervención que, por la propia Radio Rebelde, hiciera Fidel el 22 de mayo de 1958, donde el líder refirió la profunda pena ante el asesinato de Carlos, denunció la «vil calumnia» con que la versión oficial pretendía enlodar a la víctima y fustigó la «canallesca versión de que se asesinaba a un delincuente, a un vicioso, a un sádico».

Fidel dijo entonces, comparando en contraste al ecuatoriano con periodistas quebrados por la amenaza: «Carlos Bastidas era más rebelde. Nadie habría conseguido hacerlo retractar o denunciar a los contactos que lo llevaron a la Sierra Maestra».

Este lunes 13 de mayo, Tubal, que otras veces ha referido que el homenajeado, «con su libreta y una cámara, llegó, creció e hizo crecer», recordó los grandes aportes del ya fallecido colega Juan Marrero, Premio José Martí por la Obra de la Vida, a la investigación y reconocimiento de la trayectoria de Bastidas, uno los pocos periodistas latinoamericanos que subió a la Sierra Maestra en plena lucha insurreccional. Con apenas 23 años, no solo ascendió a aquellos ásperos parajes, sino que entrevistó a Fidel, colaboró con Radio Rebelde y se comprometió con la causa de los cubanos.

En el recuento, Teté Puebla dijo que Bastidas se enamoró de la Sierra y recordó que, tras dialogar con el líder guerrillero, visitar los talleres y escuelas, hablar con rebeldes y campesinos, dormir en hamaca de combatiente y sacar testimonios que antes de morir puso a buen recaudo en la embajada ecuatoriana en La Habana —como fotografías que demostraban la presencia femenina en la Sierra—, Bastidas tenía el deseo de pelear con los cubanos, pero que el propio Fidel le indicó que primero divulgara lo que había visto en el núcleo de la Revolución.

Algo que explica la rápida conexión de Bastidas con el proceso cubano es su raíz solidaria, demostrada de nuevo —como explicó la General Teté Puebla— cuando luego del triunfo de 1959 el Gobierno Revolucionario atendió por igual a las viudas y huérfanos dejados tanto por los rebeldes como por los militares batistianos.

Una parte importante de los protagonistas caídos de esa historia descansa en paz en el Panteón de los Veteranos, donde el nicho de Bastidas está rodeado por los de hermanos cubanos y de otras naciones que fueron mambises, luchadores clandestinos, combatientes de la Sierra, Playa Girón y las misiones internacionalistas.

Para ellos y, sobre todo, para prender la luz interior de la Historia en las nuevas generaciones, se abrió ese panteón en 1978. Desde allí, cada día, Carlos Bastidas tiene la posibilidad de cumplirse a sí mismo el sueño pedido a Fidel de subir a dar pelea por la gran causa de Cuba.

Imagen de portada: Cada año, Bastidas recibe el homenaje de la prensa cubana. Foto: Enrique Milanés.

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Enrique Milanés León
Forma partede la redacción de Cubaperiodistas. Recibió el Premio Patria en reconocimiento a sus virtudes y prestigio profesional otorgado por la Sociedad Cultural José Martí. También ha obtenido el Premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC, por la obra del año.

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