En términos de información lo lógico sería comenzar diciendo que luego de cuatro intensas jornadas concluyó el proceso de elección de un nuevo ejecutivo provincial de la Unión de Periodistas de Cuba en Ciego de Ávila.
Por supuesto, no podría faltar en ese “primer disparo” que todo el tiempo la provincia contó con la presencia de la Presidencia Nacional, encabezada por Ricardo Ronquillo Bello; por cierto, en su composición completa por vez primera en el territorio.
En términos de sensibilidad, sin embargo, -y sin restar valor a ese objetivo fundamental: la elección- yo prefiero “despegar” y quedarme con el saldo que para visitantes y visitados dejó el contacto, cara a cara, abrazo a abrazo, palabra a palabra, en un ambiente donde lo formal hincó rodillas en reverencia ante ese sentido de gran familia que se acentúa cada vez más, a medida que uno desciende a las humildes bases de nuestra organización y de nuestro gremio periodístico en general.
Por ello, una vez más, planificación de tiempo, orden día, secuencia, previsiones… perdieron su “formal forma”, a lo largo de un intercambio que, de haber transcurrido en plenario, dentro del habitual molde de un teatro, no hubiese permitido dialogar tanto, retroalimentarse en igual medida ni lograr que 97 de 109 colegas depositaran su voto en la “urna andante” (así fue humorísticamente bautizada) que pasó, cual estandarte, de una a otra delegación de base.
Podrán imaginar, entonces, que tal ambiente facilitó reconocer dificultades de funcionamiento interno o de desmotivación, sobre todo en colectivos de la cabecera provincial, admitir que si bien se ha avanzado en la superación o en la participación en concursos todavía las potencialidades siguen pidiendo vía o que nada justifica la lentitud para iniciar, de una vez, un diplomado de reorientación al periodismo que el territorio necesita y pide a gritos.
No sorprendió que algunos “se desayunaran” -mejor tarde que nunca- con una oportunísima alternativa que permite, desde hace meses, atraer y traer a profesionales, no precisamente graduados de periodismo, insertarlos en el medio, ir dotándolos de conocimientos en el ejercicio de la profesión y aliviar un poco la tensa situación que atraviesan muchos órganos, como consecuencia de un éxodo que tuerce el derrotero de colegas hacia sectores mejor remunerados o hacia el exterior.
Devinieron esas jornadas magnífico espacio, a su vez, para que Ronquillo, Bolivia, Juan Carlos y Paquito cocieran y cosieran un poco mejor algunos detalles acerca del experimento que incluye a 17 medios de la prensa cubana, en el impostergable empeño de transformar, para bien de los propios órganos y de sus trabajadores, el modelo de gestión económica, tecnológica y editorial, rumbo a una autonomía que no puede esperar mucho más.
A los colegas del periódico Escambray, por ejemplo, ya no es preciso convencerlos de cuán provechoso sería lograr dicho cambio, porque ya las ramas de ese proyecto aportan frutos (directamente en redacciones, áreas colectivas y bolsillos individuales), del mismo modo que en Juventud Rebelde, Cubadebate y otros colectivos que creen y crean.
No siempre el breve tiempo que reservan las conclusiones de una asamblea o determinada intervención “a medias” permite meditar, mirándonos a la cara, casi en susurrante confesión, sin presión del reloj, los peligros del momento que hoy atraviesa Cuba, sobre todo en el combate de ideas, la necesidad de defender y preservar a la Revolución y, más allá de ella, a la nación cubana, como ha reiterado Ronquillo evocando al académico, historiador y pedagogo Eduardo Torres Cuevas.
Por ello, como zumo de lo que a cada quien corresponde, el recorrido deja la convicción de ejercer un periodismo de contundente profesionalidad, objetivo, calzado por cimientos de verdad que sustenten y sostengan la credibilidad.
Encabezado por Osvaldo Sánchez Naranjo, con vasta experiencia en la televisión y en la radio e incondicional -por demás- a la Upec, el nuevo ejecutivo avileño tiene retos fuertes.
No quiero vaticinar ni adelantar nada, pero por la motivación que denotó el rostro de sus integrantes (combinación de juventud y experiencia), la comprensión y apoyo que expresaron las principales autoridades del territorio y la ayuda que no ha de faltar desde la presidencia nacional, con Bolivia Tamara Cruz en calidad de “madrina”, es muy difícil poner en duda la capacidad de la Upec para seguir consolidando en Ciego de Ávila el giro que comenzó a registrar desde inicios del presente año.
Foto de portada: Presidencia nacional con nuevo ejecutivo de la Upec avileña.
