Análisis del 2023 y perspectivas para el 2024[1] (I)
I
El 2022 marcó el inicio de una coyuntura difícil para la economía de la Federación de Rusia debido al negativo impacto de la guerra con Ucrania, que comenzó el 24 de febrero de ese año.[2]
En cualquier análisis resulta imprescindible examinar las implicaciones del conflicto, cuyo origen se ubica en las maniobras de la OTAN para acercarse a las fronteras de la antigua URSS con posterioridad a la desaparición de esta en 1991 y el papel desempeñado por Ucrania como partícipe de esa política, especialmente a partir del golpe de estado contra el gobierno electo de Víktor Yanukovich en 2014 y persecución de la población de origen ruso en territorio ucraniano.[3]
De este modo, entre el 2014 y el 2021, se implementaron contra Rusia 2 695 sanciones económicas y políticas por parte de Occidente, cuyos resultados no fueron los esperados inicialmente, pues aunque las mismas tuvieron el negativo efecto de unos 60 000 millones en Rusia,[4] también costaron un estimado de 40 000 millones a países miembros de la Unión Europea. Por otro lado, desde febrero del 2022 se impusieron a Rusia otras 15 200 sanciones adicionales, lo que lleva a un total de unas 17 895 penalizaciones vigentes en estos momentos, que cubren tanto a personas naturales, como personas jurídicas.
Sin embargo, tampoco el resultado de esas sanciones –que suponían prácticamente ahogar a la economía rusa a corto plazo- ha cumplido ese objetivo y si bien hoy funcionarios de la Unión Europea calculan que Rusia perdió el 50% de los ingresos petroleros –por unos 400 000 millones de euros-, Rusia ha conseguido redirigir su comercio exterior para compensar la pérdida de mercados en el Occidente. A esto habría que añadir que –según un reporte del New York Times- las empresas que abandonaron el país producto de la política de sanciones, enfrentaron pérdidas por unos 103 000 millones de dólares hasta el presente.[5]
Un importante elemento en el reacomodo estratégico del balance geopolítico mundial que se empezó a operar hace casi diez años fue el significativo acercamiento de Rusia y China que se registra desde entonces y que se ha acelerado en la actualidad.[6]
En efecto, el avance en las relaciones bilaterales se ha manifestado en el crecimiento del comercio entre Rusia y China, que alcanzaba ya un volumen de unos 68 016 millones de dólares en el 2014, y que llegó a un record de 240 000 millones de dólares en 2023. Este crecimiento implica –en términos de las exportaciones de Rusia- un crecimiento del 24% sobre el 2022, para llegar a más de 107 millones de TM de petróleo vendido a China, convirtiéndose actualmente en el primer suministrador petrolero del gigante asiático, con una cobertura de un 40% de su demanda.[7] A esto se añade una intensa colaboración en el terreno militar.
Lo anterior demuestra cómo las relaciones de cooperación entre Rusia y China,[8] resultan de una enorme importancia geopolítica en la actualidad y han estado determinadas por la noción –común entre ambos países- que considera a EE.UU. como el enemigo principal a enfrentar, a partir de la política de hostigamiento y agresiones del gobierno norteamericano contra los dos estados. A esto se une una visión compartida sobre la necesaria multipolaridad en el mundo de hoy.
Los resultados de los últimos años evidencian que, ante la política de agresiones contra Rusia, a través de Ucrania, el país se preparó para asegurar sus intereses nacionales frente a la amenaza a su seguridad que emergía desde la sistemática violación del protocolo de Budapest de 1994 que contemplaba la neutralidad de Ucrania y su no ingreso a la OTAN.
La percepción del peligro por Rusia llegó a tal punto, que en febrero de 2022 el gobierno ruso lanzó la Operación Militar Especial –luego de infructuosas gestiones diplomáticas- la que se planteó evitar una derrota estratégica del país al neutralizar la cúpula fascista del gobierno ucraniano. En ese conflicto EE.UU. y la OTAN han brindado todo el apoyo posible a Ucrania para derrotar a Rusia, incluyendo –como ya se mencionó- más de 17 800 sanciones económicas contra el gigante euroasiático. [9]
Hasta ahora la OTAN se ha contenido para no tener una participación directa en los combates del conflicto,[10] aunque EE.UU. y sus aliados han acelerado la entrega de armamentos a Ucrania, al tiempo que la guerra económica y mediática ha ganado un protagonismo central en la confrontación, donde todo indica que la prolongación de la guerra –que se perfila como el eje central de la estrategia occidental- apunta a lograr un desgaste irreversible de Rusia en lo militar, lo económico y lo político. Para apoyar al gobierno ucraniano, Occidente ha invertido hasta octubre de 2023 cuantiosos recursos.
TABLA Nº 1.- VALOR DEL APOYO OCCIDENTAL A UCRANIA (Miles de millones de euros)
Financistas | Ayuda financiera | Ayuda humanitaria | Ayuda militar | Total |
EE.UU. | 24.96 | 2.56 | 43.86 | 71.38 |
Unión Europea | 77.14 | 2.14 | 5.60 | 84.88 |
102.10 | 4.70 | 49.46 | 156.26 |
Fuente: Le Grand Continent (2024).
A estas erogaciones habría que sumar nuevos fondos en proceso de aprobación en estos momentos, que serían de unos 61 000 millones de dólares en Estados Unidos y alrededor de 55 000 millones de euros en la Unión Europea.
Por otra parte, el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania contribuyó a elevar a un nivel record, los gastos militares del mundo en el 2022, los que llegaron a 2 billones 240 mil millones de dólares. En el caso de Rusia se estima que el gasto militar alcanzó los 86 400 millones de dólares, un incremento del 9.2% sobre el año precedente y representó un 4.1% del PIB, frente a un 3.7% en 2021. En el caso de Ucrania, los gastos bélicos crecieron un 640%, y llegaron a unos 44 000 millones de dólares, lo que representó un 34% del PIB.[11]
Durante el año 2023 se reportó preliminarmente por fuentes no oficiales, que el gasto militar de Rusia había alcanzado el equivalente de unos 100 000 millones de dólares, lo que supondría un crecimiento del 15.7% en relación al año precedente. Por otro lado, el presupuesto aprobado para 2024 alcanza unos 111 000 millones de dólares, lo que representa un incremento de. 66.3% y equivaldrá al 6% del PIB.[12] Por el lado de Ucrania, el presupuesto militar del 2023 se estima en 47 000 millones de dólares y se prevé una cifra similar para el 2024, lo que equivale a la mitad de su presupuesto público.
II
De acuerdo al peso que han tenido las sanciones económicas contra Rusia, vale la pena detenerse brevemente para examinar cómo ha enfrentado el país esta coyuntura que ya dura casi dos años. Las sanciones con mayor impacto implementadas hasta el momento se concentraron en:
- La prohibición de compra del petróleo y el gas ruso. En diciembre de 2022 se añadió un precio tope de 60 USD al barril.[13]
- La congelación de reservas internacionales de Rusia –depositadas en bancos occidentales- por unos 300 mil millones de dólares, lo que cubre aproximadamente el 50% de las mismas.
- La exclusión de bancos rusos del sistema de mensajería financiera SWIFT.
- La retirada de más 400 firmas occidentales de Rusia y
- El bloqueo a la compra de productos de alta tecnología en el mercado internacional
Ante todo, resalta en la medida de mayor peso, la elevada dependencia del gas ruso en Europa, que se cifraba –como promedio- en alrededor del 30 a 33% del consumo antes de la implementación de las sanciones.
Es así que la decisión de cortar el suministro de gas ruso no ha podido implementarse totalmente a pesar de las presiones de EE.UU., que ha comenzado a apoderarse totalmente de ese mercado mediante la venta de gas (GNL) a Europa, a un precio un 40% superior al que vendía Rusia,[14] lo que brinda ganancias multimillonarias a las corporaciones norteamericanas. y coloca a los países europeos en un nivel de dependencia energética de Washington aun peor y más costoso del que tenían del combustible ruso. [15] Otros nuevos suministradores de gas para Europa son hoy Qatar, Noruega y Gran Bretaña.
Como una primera decisión frente a las sanciones, Rusia implementó una fuerte contramedida, ya que estableció que el pago del suministro del gas –y otros productos posteriormente- para los países calificados como hostiles, tenía que hacerse en rublos,[16] lo que elevó la demanda de esta moneda, incrementando su valor frente al USD.[17] En efecto, al iniciarse la guerra la moneda rusa se devaluó frente al dólar, con una cotización que llegó a ser superior a 160 rublos por dólar, pero ya a inicios de 2023 esa tasa había descendido a alrededor de 69 rublos por dólar, una posición cercana a la existente antes de que estallara el conflicto bélico. No obstante, el pasado año se registraron varias devaluaciones durante el primer semestre, donde la cotización del rublo llegó hasta 100 rublos por USD, lo que obligó al Banco Central a elevar la tasa de interés de 8.5 al 12% para frenar la subida de precios.[18] Esta situación se atenuó nuevamente al final del año y en enero de 2024 el rublo se cotizaba en torno a 89 unidades por un dólar. En ese contexto, la tasa de inflación cerró el pasado año al 5.3%, de un 13.8% en el 2022, según datos del FMI.
A esto se añadió la creación de un fondo de unos 9 000 millones de dólares para compensar las pérdidas de las empresas rusas afectadas por las sanciones.
Por otra parte, en el ámbito de la energía las sanciones abarcaron también el corte de los suministros a Europa de petróleo ruso, que alcanzaba 2.3 millones de barriles diarios. Luego de intensos debates, se acordó que este corte no afectaría a países que no pueden recibir el combustible por mar, los que continuarían recibiéndolo a través del oleoducto Druzhba.[19] A través de los gasoductos un grupo de países europeos, que incluye a Austria, Bosnia Herzegovina, Hungría, Italia, Serbia y Eslovaquia se mantendrán como compradores de gas ruso durante años.
Como se ha reconocido claramente “La realidad actual es que la UE paga el gas a un precio mayor que el previo a la crisis, porque no puede pasar sin él ni sustituir la fuente como quisiera, y que las reservas de dinero rusas canalizadas a través de las ventas de dicho gas no han hecho más que aumentar.”[20]
En resumen, las medidas energéticas adoptadas por Occidente no han resultado de acuerdo a lo previsto, ya que, por un lado, han sido aplicadas parcialmente por imperativos de una realidad que no puede modificarse súbitamente. Además, los países europeos han tenido que gastar 785 000 millones de euros para apoyar a hogares y empresas ante la elevación del precio del gas y el petróleo.[21] Por otra parte, Rusia no se ha visto afectada económicamente como se esperaba por sus enemigos, ya que estas sanciones dispararon los precios del petróleo, el gas y el carbón en el 2022, por lo que, aun con un volumen menor de exportaciones, las empresas rusas tuvieron ingresos mayores ese año. A esto se añade, que los portadores energéticos que produce el gigante euroasiático han encontrado otros mercados –como China, Paquistán, Turquía y la India- donde han aumentado las ventas.[22] También se reporta que Rusia ha tenido éxito en el empleo de medidas para eludir la persecución de las ventas de combustibles en el mundo,[23] aunque se hayan registrado caídas en las ventas a los mercados controlados por Occidente.[24]Por último, también se registran ventas del petróleo Ural por valores superiores a los precios topados por las sanciones de 60 dólares el barril.[25]
Por otra parte, la congelación de alrededor del 50% de las reservas internacionales de Rusia depositadas en bancos de países capitalistas desarrollados, tampoco ha tenido los efectos esperados, ya que el total de estas reservas superaba los 592 mil millones de dólares al cierre del pasado año y aún cuando la sanción impacta en la economía rusa, no ha provocado que el país incumpla sus pagos internacionales que era uno de sus objetivos principales.[26]En este punto cabe señalar que se ha venido manejando la idea por políticos occidentales para utilizar estos fondos en la reconstrucción de Ucrania, pero existen complejidades legales para poder realizar esa maniobra, que no ha podido materializarse hasta el momento.[27]
En este punto cabe notar que los fondos especiales no están incluidos en las reservas. De este modo, en diciembre de 2022 el Fondo Soberano de Rusia llegaba a 186 490 millones de dólares. Este fondo es importante para la estabilización en la economía y la ley permite que el 10% del mismo se invierta en necesidades de inversión doméstica. Por su parte, el Fondo Nacional Ruso de Inversiones alcanzó el equivalente a 133 400 millones de dólares el 1º de enero de 2024 y está compuesto de oro, yuanes y rublos, habiendo eliminado del mismo los dólares y los euros.[28]
La exclusión de un gran número de instituciones bancarias rusas del sistema SWIFT[29] de mensajería financiera, si bien creó trastornos a corto plazo, ya desde el 2014, se había creado un sistema alternativo denominado “Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros” conocido por sus siglas en ruso como SPFS. Por su parte, en 2016 se creó el “China International Payments System” conocido por CIPS por sus siglas en inglés. Todos estos sistemas alternativos se inscribieron en una política para eliminar el USD de las transacciones internacionales por los riesgos que las mismas suponían.
También se conoce que el empleo del rublo ruso y la rupia india en el intercambio comercial ha llevado a un sistema de pagos alternativo que igualmente sustituye el sistema SWIFT. Adicionalmente, Rusia cuenta con un colchón de unos 45 000 millones de yuanes en sus reservas, lo que le posibilita eludir, en cierta medida, el impacto de las sanciones en dólares o euros.
Por su parte, la retirada de Rusia de más de 400 firmas de Estados Unidos y sus aliados no ha transcurrido sin fuertes impactos en esas entidades, que –como ya se apuntó- han registrado pérdidas superiores a 100 mil millones de dólares. También y a pesar de las sanciones, importantes compañías como UNILEVER o PEPSICo siguen operando en Rusia.
Finalmente, en relación al bloqueo de la compra de productos de alta tecnología la información disponible no revela, hasta el momento, impactos significativos, aunque esta medida puede tener consecuencias negativas de importancia para la economía del país y en su mitigación jugará un importante papel la posición de China como suministrador de parte de estos productos. Al respecto Putin afirmó en noviembre de 2023 “En lo que se refiere al ámbito técnico-militar, aquí, por supuesto, nuestro trabajo en el terreno de la alta tecnología pasa a un primer plano (…), es decir, el armamento moderno de nueva generación que, sin lugar a dudas, garantiza la seguridad estratégica tanto de Rusia como de la República Popular de China”.[30]
La aplicación de sanciones económicas contra Rusia puede afirmarse que no ha provocado –a corto plazo- los resultados previstos como medidas punitivas contra ese país y múltiples especialistas afirman que su empleo ha sido contraproducente.[31] Así se afirma que las sanciones “Lejos de obligar a Rusia a salir de Ucrania, están causando un gran sufrimiento en todo el mundo a medida que se disparan los precios de los alimentos y la energía.”[32] Igualmente se reconoce que “Las sanciones pueden haber dañado la solvencia de Rusia, pero solo el aumento del 70% en los precios mundiales del gas ha sobrealimentado su balanza de pagos. Su superávit comercial en cuenta corriente, según su banco central, es ahora más de tres veces el nivel anterior a la invasión. Al mismo tiempo, las sanciones están perjudicando claramente a los países de Europa occidental y central que las imponen.”[33]
En cuanto a la evolución del conflicto desde el punto de vista militar, el mismo se ha convertido en una guerra de desgaste donde se han modificado muy poco las posiciones de ambos contendientes en el teatro de operaciones militares durante el 2023.[34] En tal sentido, la mayoría de los especialistas que analizan seriamente el asunto han planteado el fracaso de las dos contraofensivas realizadas por el ejército ucraniano, en el otoño de 2022 y en el verano de 2023. Precisamente en este último caso se ha manifestado un reclamo de culpabilidad mutua por los fracasos registrados, entre militares ucranianos y sus asesores norteamericanos. En medio de esta situación, un resultado del conflicto entre el presidente Zelenski y el jefe del ejército el general Valeri Zaluzhnyi, culminó el 2 de febrero con la destitución de este último, lo cual abre un potencial espacio para una crisis política en las fuerzas armadas, según analistas, tomando en cuenta el prestigio del general sustituido.
Lo cierto es que en el 2023 circularon cada vez más estudios que concluyen con la inevitable la derrota de Ucrania[35] en el conflicto a partir de la valoración de factores que pueden determinar el curso de las acciones, entre los que se señala el agotamiento del financiamiento internacional a Ucrania, donde ya no resulta fácil para muchos gobiernos seguir destinando recursos financieros millonarios para esta guerra, que giran contra otras necesidades nacionales y donde los beneficiarios principales radican en EE.UU.; la disponibilidad de armamento suficiente para el ejército ucraniano, que no puede seguir reduciendo las reservas militares en varios países o donde el ritmo de producción de la industria militar no resulta suficiente para reponerla; y el complejo reclutamiento de nuevas fuerzas militares en Ucrania, donde más de 6 millones de personas han abandonado un país que tenía unos 44 millones de habitantes al comenzar el conflicto.
En esta guerra, si bien en una primera etapa se cometieron errores por parte de las fuerzas rusas, que obligaron a un repliegue de su ofensiva hacia Kiev, estos errores fueron superados, mientras que por su tamaño y capacidad para el combate, resulta evidente que el ejército ruso puede resistir una guerra de desgaste con una clara superioridad frente a los combatientes ucranianos.
(Continuará)
Notas
[1] La información no citada expresamente proviene de IMF (2023), WB (2023 y 2024) y CIEM (2023).
[2] Ver un interesante análisis del contexto en que se inicia esta guerra en Katz (2022), en Rodríguez (2022) y en Sin Permiso (2023a)
[3] En este punto el autor se apoya en su trabajo “Notas sobre el impacto económico del conflicto entre Rusia y Ucrania” publicado en www.cubaperiodistas.cu entre junio y julio del presente año.
[5] Ver Sputnik (2023) y Euronews (2023).
[6] Ver IEEE (2023)
[7] Ver CNN (2024).
[8] En los vínculos económicos entre Rusia y China resalta la enorme importancia del gasoducto Power of Siberia (I) y su ampliación, lo que resulta un elemento clave para la seguridad energética de China.
[9] Ver el interesante análisis del catedrático norteamericano John Mearsheimer sobre el carácter de esta guerra en Sin Permiso (2023).
[10] La contradictoria posición de la OTAN, que supone influir en el conflicto, pero no participar directamente en el mismo, se puso nuevamente de manifiesto en la cumbre de la organización de julio del 2023, donde no se acordó el cronograma de ingreso de Ucrania a la OTAN, ni a la Unión Económica Europea, pero se acelera la entrega de armas cada vez más letales a las tropas ucranianas. En este sentido destaca la entrega de bombas de racimo por parte de EE.UU., armamento que está prohibido en unos 132 países de todo el mundo. No obstante, hace pocos días el presidente francés Macrón, sugirió la posibilidad de que tropas de la OTAN participen directamente en los combates, cuestión que ha sido rechazada hasta el momento en la UE.
[11] Ver SIPRI (2023).
[12] Ver EFE (2023).
[13] Supuestamente este precio se estableció para la compra de petróleo ruso en todo el mundo y Rusia implementó sanciones para todo aquel que se intente acoger a ese precio topado.
[14] En 2022 el precio del gas norteamericano era de 53.88 euros por MWH, mientras que el gas ruso se vendía a 38.42 MWH. Ver CUBADEBATE (2022b).
[15]A lo anterior hay que añadir que para recibir los embarques marítimos de GNL provenientes de EE.UU., se necesitan construir terminales especializadas que hoy no existen y que costarían miles de millones de dólares a los europeos en nuevas inversiones.
[16] Cabe señalar que Polonia y Bulgaria declararon que no pagarían en la moneda rusa, lo que inmediatamente llevó a que se cortara el suministro por parte de Rusia.
[19] Ver Russia Today (2022a). Se trata de unos 751 mil barriles de petróleo diarios.
[20] Ver Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) (2022).
[23] Ver Pehal News (2023).
[24] Ver DW (2023)
[25] En julio de 2023 esos precios alcanzaron un promedio de 64.37 USD por barril.
[26] En tal sentido se habla de un default en pagos del servicio de la deuda, pero lo cierto es que existen pagos que no se pudieron realizar por el bloqueo financiero, aun teniendo Rusia la voluntad y el dinero para hacerlos.
[27] Ver CEFR (2023)
[28] Ver Sputnik (2024)
[29] La Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication (SWIFT) es una sociedad creada en 1973 que integra 11.000 establecimientos bancarios a lo largo y ancho del mundo, a los que permite realizar operaciones financieras de transmisión de órdenes de pago. Se considera un sistema muy cercano a la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos y al USD.
[30] Ver Swissinfo (2023)
[31] Los medios occidentales tratan de justificar la efectividad de las sanciones explicando sus posibles efectos a mediano y largo plazo. Ver CEPR (2022), Consejo de la Unión Europea (2022) y Bloomberg (2023).
[33] El superávit comercial se multiplicó por 1.7 veces en 2022. Ver The Guardian (2022a) y Swissinfo (2023)
[34] Actualmente Rusia controla alrededor del 17% del territorio ucraniano. Ver BBC (2023).
[35] Ver “5 factores que afectaran profundamente la guerra en Ucrania en 2024” (BBC 2023), “La balanza se ha inclinado: Qué podemos esperar del conflicto entre Rusia y Ucrania en 2024?” (RT 2023), “Para el Washington Post la guerra ha terminado” (Cuba y Economía, 2023), “Ucrania: Derrota disimulable (Página 12, 2023) y Economic Observatory (2023).
Foto de portada: Tomada de ComexPerú
muy buen comentario se ve que Rusia es y sera siempre una potencia a la que el capitalismo no podrá jamas derrotar su sistema siempre ha sido luchar por el beneficio de su pueblo por eso siempre recibirá nuestro apoyo.