La invitación de Abel Prieto Jiménez a articular la red de este evento de comunicadores con la Red de intelectuales en defensa de la humanidad puede tenerse como el resumen más contundente de la primera jornada del tercer Coloquio Internacional Patria, que desde el lunes 18 al miércoles 20 reúne en La Habana a más de 200 periodistas, realizadores audiovisuales, diplomáticos, activistas solidarios, políticos y pensadores de otros campos de 28 naciones.
«Tenemos que aplicar a la muralla del discurso hegemónico la idea poética de Lezama Lima del “rasguño en la piedra” y generar doctrinas comunicadoras revolucionarias», dijo el respetado presidente de Casa de las Américas durante una intervención especial.
Abel afirmó que el imperio tiene como único derecho el «derecho bárbaro» enunciado por José Martí y que por ello cree que todo le está permitido. Entre los dilemas de la época mas conectados con la agenda del coloquio comentó la pereza intelectual que tanto conviene a la demagogia fascista, el odio que copa las redes sociales y la suma de ignorancia —definida en su tiempo por Fidel Castro— que engendra a esos «pobres de derecha—, más pobres incluso porque llegan a seguir al fascismo que los desprecia.
Otra idea básica de Fidel presentada en la sala de Pabexpo por el presidente de Casa de las Américas fue la convicción de que para construir la red progresista que necesitamos solo se debe renunciar a los reaccionarios incorregibles, pues en buena parte del resto siempre hay opciones humanas de adhesión.
Antes de que hablara Abel, el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, Ricardo Ronquillo Bello, había desbrozado en hermosas palabras de apertura la misión esencial del Coloquio: conectar la tecnología con el alma sensible de los pueblos. Solo esa «contraseña» da acceso y sentido a todo lo demás.
Ronquillo contó a los participantes —108 de ellos extranjeros— el intercambio con vecinos de un consejo popular habanero (Tamarindo, en Santos Suárez) donde el pueblo reivindica con su «¡Fuimos nosotros!», la respuesta de control revolucionario a los actos de desestabilización social del 11 de julio de 2021.
Justo en esa barriada acaba de celebrarse el «Festival prensa pública, prensa del pueblo», que demostró en un contexto humilde y natural las misiones estratégicas y los auténticos premios de la comunicación.
«Los propósitos de este evento solo se conseguirán cuando los humildes de este mundo se planten para defender sus proyectos de sueños y justicia frente a cualquier manipulación», afirmó. Ello sintoniza perfectamente en Cuba con una revolución que desde los tiempos de su Apóstol asumió la necesidad de ser comunicada.
«Si estuviera entre nosotros, Martí sería el primer impulsor de este coloquio», aventuró el anfitrión del encuentro. Ronquillo calificó la articulación como un requisito esencial de la unidad y agregó que, además de unidos, debemos estar tecnológicamente actualizados y organizados. A su juicio, solo así podremos conseguir la imprescindible multipolaridad comunicacional.
La ronda de conferencias y paneles, moderados por los jóvenes periodistas Patricia María Guerra Soriano, de la UPEC; y Rául Escalona, de la Universidad de La Habana, comenzó con la ponencia «Ni inteligente ni artificial: del Facebook al face to face», del sociólogo, economista e investigador ecuatoriano René Ramírez Gallegos, quien integró elementos de varias pesquisas propias para reflexionar sobre la paradoja moderna del paso del bienestar objetivo al malestar subjetivo —la persecución del correísmo en su país tiene mucho que decir al respecto— y la necesidad de cambiar el modo de empleo de las tecnologías para mitigar el impacto nocivo de las trasnacionales.
El profesor ecuatoriano refirió la constante caída de la tasa de ganancia de capital de los países capitalistas y el hecho de que los dueños del poder compensan para sí esa tendencia con mayores desigualdad y concentración de la riqueza. Un síntoma de todo ello es que la explotación de los recursos naturales crece a mayor velocidad que la economía. Por otro lado, dijo, vivimos la transición del capitalismo industrial al cognitivo.
Ramírez Gallegos considera no solo que los medios de comunicación respaldan «dictaduras democráticas», sino que afirma que el blanco central de los mensajes es hoy la honra pública de los enemigos.
A dos voces, el investigador brasileño Marco Fernandes, del Movimiento Sin Tierra, y la ecuatoriana Gabriela Rivadeneira, directora ejecutiva del Instituto para la Democracia Eloy Alfaro, presentaron el panel «Las formas de la participación política en la sociedad interconectada».
Fernandes, que señaló que estar en Cuba «es una tarea», comentó el carácter descolonizador del proceso desdolarizador emprendido por varios países y denunció la nueva modalidad de robo imperial a sus adversarios: los fondos internacionales legalmente depositados en instituciones financieras. El ponente expuso además cómo los multimedios alternativos Rusia Today y teleSur fueron simplemente borrados de Youtube por incomodar, con su agenda, a los poderosos del planeta. Por ello, abogó por la creación de plataformas propias de Sur Global.
Gabriela Rivadeneira llamó a llenar de contenido la comunicación y a entender que, nos gusten o no, las actuales plataformas son empleadas a diario por millones de personas, así que hay que conocerlas para utilizarlas bien.
«Hay que emprender —dijo— una pedagogía popular, hacer una cruzada por la humanización comunicacional latinoamericana, desencadenar un movimiento de participación política con nuevas herramientas que nos acerquen a un mayor número de personas». Tras exigir el fin del bloqueo a Cuba y a Venezuela y condenar el genocidio en Gaza, resumió sus ideas con la frase «¡Disputa en las redes y disputa en la calle!».
En el segundo panel de la jornada, dedicado al tema Javier Milei y el ascenso de la extrema derecha en su país, los argentinos Marco Teruggi, sociólogo y periodista; Ana Fernández, profesora y presidenta de la Asociación Civil Caput por la Cultura, la Comunicación y los Derechos Humanos; y Bruno Lonatti, estudiante de Derecho, comunicador digital y militante comunista, hicieron un descarnado análisis de las consecuencias de la llegada del ultraderechista a la Casa Rosada.
En conjunto, analizaron los errores del gobierno de Alberto Fernández y las brechas políticas que estos supusieron de cara al momento electoral. Bruno comentó los cientos de multiplicadores con que cuenta Milei en redes sociales para respaldar su «dictadura del yo» y la comunicación provocadora que le llevó a ganar sin contar con militantes ni carteles en la calle. «Lo que pasa en Argentina —dijo— es la recomposición del mundo burgués, por ello tenemos que pensar la recomposición de la izquierda».
Ana Fernández, en tanto, destacó la personalidad misógina y vulgar del nuevo jefe de Estado. «Aunque la mayoría no quiere las cosas que él ejecuta, la subjetividad de la gente fue tomada», lo que descolocó a la izquierda. Ana relató que, paradójicamente, el movimiento feminista fue llamado a «no confrontar» y ello, unido al hecho de que el progresismo no ofreció a la gente un futuro, fue aprovechado por el líder reaccionario para ganar las elecciones.
Marco Teruggi criticó igualmente un progresismo enfocado apenas en mantener el estatus quo, impotente. Ello se unió al indudable fiasco comunicacional para provocar esa derrota política que hoy tantos lamentan.
A seguidas, Jesús Ramírez Cuevas, coordinador general de comunicación social y vocero del Gobierno de México, lamentó en su intervención especial que nuestros países vivamos realidades parecidas, pero busquemos respuestas fragmentadas. Hizo un paralelo entre las agresiones comunicaciones de un ícono estadounidense de ese campo, William Randolph Hearts, en procesos de su país y de Cuba, en ambos casos con nefasto impacto histórico.
Relató además las continuas descalificaciones al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), del presidente Manuel López Obrador, que no solo no han cesado, sino se incrementan actualmente para sabotear su favoritismo de cara a nuevas elecciones.
Una idea que dice perfectamente quién tiene la razón y quién es AMLO, es que el presidente mexicano aclara a los funcionarios y académicos que «eleven su lenguaje» comunicándose con la gente del pueblo. El ponente refirió que, en efecto, perdieron la mitad del país, pero nunca perdieron la patria, y la voluntad de defenderla continúa a pesar de que los medios se hayan vuelto actores políticos, más que comunicacionales.
Alina Duarte, periodista y educadora popular mexicana; Sacha Llorenti, diplomático y político boliviano, ex secretario ejecutivo del ALBA-TCP; y Marina Aguirre, comunicadora política uruguaya, animaron el panel «Opinión pública, escucha social y subjetividad en el centro de la disputa política», en el que abordaron tanto el genocidio palestino a la vista del mundo, la necesidad de articular los proyectos de la izquierda regional, los temores a la derecha uruguaya de perder el gobierno en las urnas y el despojo imperial a los pueblos, también, de las palabras.
«Una de las principales tareas de los políticos nuestros es defender la palabra. La palabra tiene que convertirse en una trinchera que no pueda ser tomada. El colmo es que Bill Gates haya dicho que tiene rasgos socialistas. Así es como se vacían las palabras de todo contenido», afirmó Llorenti.
De igual modo, el diplomático denunció que cierto progresismo arrió la bandera del antimperialismo. Acotó entonces que no se puede entender la política de la izquierda sin ser antimperialista.
En el panel de cierre de la primera jornada, titulado «Estéticas de la resistencia: arte, política y acción social», la argentina María Fernanda Ruiz, especialista en convergencia de medios y en comunicación política; la chilena Florencia Lagos, actriz, gestora cultural y analista internacional; y el profesor de liderazgo y pensamiento crítico Héctor Geager, tejieron un final a base de crítica a las «recetas imperiales» contra los pueblos, los valores necesarios para el periodismo de avanzada y el ataque, nada casual, de Javier Milei al arte, la cultura y la comunicación popular.
«Este coloquio es la madre patria del pensamiento del continente y del mundo —dijo María Fernández en una frase para guardar (un control G del evento)—, así que gracias a Cuba por asumirlo en medio del bloqueo y los ataques y por entender que del laberinto se sale por arriba».
Pese a tanto bandoneón triste que hemos tocado con ellos sus hermanos, María Fernanda dejó aún otra oración hermosa: «…».
Después, nos dejó una muestra palpable (y «palmeable») deLa hegemonía (del mal) nunca es completa; los pueblos tenemos recursos para enfrentar el monstruo de mil cabezas: palabra propia, arte poesía, memoria histórica lo que dijo: sentidos videos de la capacidad de sus compatriotas de calentar la emoción lo mismo en la calle que en un teatro de ese país al que no le podrán borrar su celeste. «Nos atacan no por débiles; justamente lo contrario, nos atacan porque saben de nuestra fortaleza», concluyó.
Foto de portada: José Manuel Correa Armas