Alberto López Díaz, el nuevo ministro de la Industria Alimentaria, parecía el clásico reportero: llegó agitado, después de una de sus tantas «coberturas» de gestión, anunciando que en apenas un rato debía partir al Oriente para atender con sus manos parte de los enormes retos que, en leche y harina —¡casi nada! —, le han impuesto las circunstancias.
En el encuentro en su sede con varios directivos y periodistas, por la jornada de la prensa cubana, López Díaz reveló que le persiguen los desafíos, pero dejó muy claro que no les teme. Para enfrentarlos dispone, entre otras muchas, de la herramienta de la comunicación, «no en discursos ni en power points —dijo—, sino en atención directa y hechos concretos». En esa batalla, los presentes y otros periodistas son sus mejores aliados.
«Este no es el ministerio del pan y la leche; es mucho más. Nos atañen asuntos vitales en la producción industrial de bebidas y alimentos. La Ley de pesca, por ejemplo, afecta a la población completa de poblados costeros y pescadores», señaló el ministro, quien se confiesa militante del «bando de diez millones» que cuestionan estar rodeados de mar… y no comer pescado. ¡Bueno… eso dicho por él…!
Se trata de once millones de platos sobre la mesa, así que, por ellos, el Ministerio de la Industria Alimentaria reforzará las relaciones con los medios de prensa, representados allí por la UPEC nacional, Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores, la televisión, la Agencia Cubana de Noticias y varias emisoras radiales.
«Sin usurpar funciones, sin imponer nada, queremos que se visualicen mejor todas las aristas: lo bueno y lo malo del sector, con equilibrio», invitó López Díaz.
A su vez, Bolivia Tamara Cruz, vicepresidenta primera de la UPEC, reconoció la trayectoria de buena sintonía del anfitrión con la prensa a lo largo de funciones anteriores y elogió que a lo largo del tiempo mantenga su esencia natural, sencilla, que lo ubica como un «ministro de pueblo». Esa connotación da más lustre a su cargo.
El diálogo consiguiente confirmó el retrato del líder del MINAL: barcos que espera el país, naves que quieren bloquearnos, precios, solidaridad, oportunismo imperial, fake news intercaladas… La agenda de este hombre parece la línea editorial de cualquier medio. ¿Por qué será, pueblo de Cuba?
También es común la voluntad de resolver y comunicar —dos hambres que refería Onelio Jorge Cardoso: la del comer y la del saber— que seguro en los próximos días, en el Oriente cubano, unirá en la tensa cena de la patria los afanes de Alberto López Díaz con los de unos cuantos periodistas.
