Lilian Cid es la primera mujer en jugar un torneo Nacional de Softbol. Es pequeña, avispada, habla y mueve el cuerpo, las manos son más ágiles que las palabras. Usa ropa deportiva, una coleta y se pinta los labios
“Antes de salir al terreno tengo que arreglarme que después dicen que juego desaliñada”, la escuché decir antes de abordar el tren rumbo a Holguín, sede de la XXI edición del Torneo Nacional de Softball de la Prensa ”
En la tarde del 6 de febrero se estrenó en el terreno del Calixto García. Sus números ese día: doble e impulsada, demuestran que tiene madera de softbolista.
Lilian habla de deporte, de estadísticas, de historia de atletas de aquí y de allá con la misma destreza que sus colegas hombres, pero eso ya no es una hazaña, por suerte, las mujeres hace tiempo se han ganado un respeto en el mundo periodístico dentro del área deportiva. Pero jugar en las “grandes ligas” de la prensa ya es otra cosa.
Antes que ella estuvieron Yuleidys Soto la Isla de la Juventud que jugó con su equipo y también Anaray Lorenzo de La Habana, fotógrafa de Bohemia, con la que compartí no solo la redacción de la revista sino que la vi jugar par de veces en la Ciudad Deportiva. Pero Lilian llegó más lejos, tal vez por casualidad o por mayor empeño.
“Nunca jugué softbol de manera organizada. Comencé jugando beisbol con mis primos en el patio de casa de de mis abuelos. Vengo de una familia con tradición en la pelota, un tío y un primo mío jugaron en Series Nacionales. Luego vino la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas) donde me gradué; y ahí si jugué softbol en las competencias deportivas de la universidad.
Sus compañeros de equipo hablan de ella con orgullo. Los de los otros bandos la admiran “Hay que tenerlos bien puestos para jugar entre tantos hombres y hacerlo bien” , escuché decir a Alain Pascual, el segunda base de Medios Nacionales.
Lilian es de Puerto Padre, y aunque lleva varios años en La Habana, fue rojo y verde el color de su uniforme, el de Las Tunas.
Cada vez que jugaba todos querían filmarla, hacerse fotos con ella, aplaudirla cuando hacía algo bien y apoyarla cuando las cosas no salían.
“Siempre he tenido aptitudes para el deporte pero donde más mal me iba era en el softbol, sin embargo era el que más me gustaba”, confiesa
Desde el 2016 Lilian no jugaba un partido de verdad. Antes del torneo de este año entrenó par de veces con Medios Nacionales, pero no fue hasta ahora que se enfrentó a un partido serio.
“Del torneo me llevo las mejores experiencias, lo he vivido pero con mucha responsabilidad porque de alguna manera se ha quebrado un muro, tal vez imaginario, pero que marcaba que hasta el momento ninguna mujer había llegado al nacional, entonces cuando me toca el turno al bate, no solo es Lilian Cid la que está ahí, es el turno también de esas otras mujeres”.
Hasta este momento asegura no tener grandes anécdotas que contar, pero antes de que acabe el torneo estoy segura que cambiará. Tal vez su modestia no la dejó hablar de ese primer partido, que luego de haberlo hecho muy bien, falló. Ya era tarde y la poca iluminación del terreno impedía las condiciones óptimas para jugar, a eso le sumamos los errores humanos, la presión del juego, los demás colegas en las gradas detallando cada movimiento que hacía. Entonces Lilian se ponchó. Después comenzó a llorar. La vergüenza de no complacer las expectativas la derribó.
“Yo aquí vine a jugar, a vivir la historia que quiero contar, a dejar un sendero para las que vendrán después, porque estoy segura que vendrán otras. Pero si hay alguien que merece mi agradecimiento y mi respeto es el equipo de Las Tunas que me dio la oportunidad de jugar, ellos son los verdaderos artífices de lo pasó”.
Buena en las letras y en el deporte,tremendo ser humano,de la estirpe de los Cid de La Aguada de Vázquez en Puerto Padre