Elson Concepción y Ricardo Ronquillo
COLUMNISTAS

Crónica de un asalto de la UPEC

Llegaron en “pandilla” y con un cake en la mano.

El presidente Ronquillo, la vice primera Tamara, el inquieto Paquito, la Madelín que no pasa por alto el más mínimo detalle, y las infatigables, Mariela y Tatiana. La razón, me explicaron, eran los 60 años como periodista que cumplía este 16 de febrero. Y que el olfato de reporteros los había conducido a algún documento o currículo, donde aparece que 2024, para este holguinero nacido en Barajagua, es un año muy importante, cargado de fechas redondas vinculadas con mi vida profesional y política.

En la pequeña sala, sentados uno al lado del otro, menos Ronquillo, que optó por el balcón, pues quiso evitar todo contacto con el homenajeado, debido a sentirse con síntomas catarrales, empezaron las explicaciones y preguntas.

Paquito, con su sagacidad profesional que le ganó el derecho propio de formar parte de la Presidencia profesional de la UPEC, encabezó esta vez las ráfagas de preguntas, haciendo hincapié en que yo explicara cómo fue lo del “salto de Barajagua a La Habana”.

Ronquillo, a sabiendas de que el agasajo era más que todo un motivo para conversar, observaba, como el buen articulista, que trata de llegar a lo más importante: el ¿por qué periodista?

María Elena, que al parecer había sido informada de la componenda del asalto, había preparado una buena cantidad de croquetas, que me dijo eran para el fin de semana.

Encuentro de la presidencia de la Upec con el periodista Elson Concepción y su esposa María Elena Ruiz

Luego, en una especie de maratón, freía y freía, y entre col y col, traía platillos llenos de su menú que, por cierto, bien rápido se devoraba. Esto, lógicamente, motivaba que el interrogatorio de Paquito fuese más extenso.

Tanto el Presidente como la Vice, indagaban y aportaban, que, confieso, para mí tuvo una extraordinaria impresión. Por ello, cuando apagué la velita incrustada en el cake, solo pude articular la palabra “gracias”, y abrazar a cada uno de los presentes.

Para saciar las inquietudes de Paquito le cuento que fue en el periódico Ahora de Holguín, donde hace 60 años hice mis primeros “pininos” y conocí lo que es ser periodista.

En Juventud Rebelde me inicié como corresponsal en la antigua provincia de Oriente, en el propio año de su fundación, 1964. En el Sierra Maestra, en Santiago de Cuba, trabajé simultaneando mi corresponsalía en JR, hasta 1970 cuando la dirección de JR me trasladó para La Habana a dirigir la Escuela Nacional de Corresponsales que se fundaba entonces, luego continué como periodista de JR hasta 1974, cuando en el III Congreso de la UPEC fui electo miembro del Secretariado y 10 años más tarde enviado a la Organización Internacional de Periodistas a cumplir la misión de Secretario para América Latina y el Caribe, con sede en Praga.

Al regreso, en 1989, la dirección del Partido me situó a trabajar en el periódico Granma, hasta hoy. Fui convocado por la Mesa Redonda donde participé como panelista durante 15 años y fundador de Cubadebate.

Vuelvo a la sala del convite, veo que el tiempo pasaba y el tema de conversación no se agotaba. Entonces Ronquillo, aprovechando los segundos en que Paquito se apoderó de una croqueta, introdujo el tema de los jóvenes periodistas y las transformaciones actuales en la prensa.

Todos coincidimos en que los más viejos, que aún hacemos periodismo, tenemos mucho que aportar en la continuidad de la preparación de esos jóvenes una vez salidos de las aulas universitarias.

El conversar sobre temas más actuales, dejó de ser un “tú a tú” con el “homenajeado” para convertirse en un intercambio de ideas, no todas coincidentes, vinculadas con la necesidad de formar cuadros de dirección de la prensa, comprometerse con los jóvenes que se incorporan a las redacciones para que se sientan bien, atenderlos, ayudarlos, explicarles, guiarlos…

Fue entonces que una voz de alerta vino desde la cocina: este es el último plato de croquetas que queda. Paquito se olvidó de si le quedaba alguna pregunta pendiente y fue el primero en tomar dos croquetas para que no le dieran adelante. Los demás, a su turno, también alcanzaron, donde ya se incluía el cake, rositas de maíz y una ensalada fría que, no por haberse hecho con premura, dejó de ser objeto de calificación como “buenísima” por parte de Bolivia y alguien más.

Habían pasado algo más de tres horas y el presidente convocó a sus colegas a terminar la tertulia. Me fijé entonces que ni una croquetica había quedado para el fin de semana.

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Elson Concepción Pérez
Periodista cubano y analista de temas internacionales. Forma parte de la redacción del diario Granma.

One thought on “Crónica de un asalto de la UPEC

  1. Elson:
    Felicidades atrasadas.
    Tu paso por la UPEC junto a Vera, Angelita y otros más dejó huellas en Cuba y en otras partes en especial en el gremio periodístico de América Latina, en unos años donde el gremio Periodistico Latinoamericano se enfrentaba a dictaduras y represión en casi todos los países y la labor de la UPEC en ese entorno era bien fuerte.
    Te deseamos lo mejor y mucha mucha salud, saludos a Maria Elrena.
    Sergio/Silvita

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