Podría pensarse que para Enrique de la Osa (Alquízar, 22 de febrero de 1909-La Habana, 14 de junio de 1997) hablar o recordar la existencia de la revista Atuei¹, después de 64 años, es casi una utopía. No solo por lo distante que la publicación se ubica en el tiempo, sino por la misma vida efímera que tuvo esta.
Sin embargo, al proponerle la entrevista, De la Osa se mostró muy complaciente y complacido ante la propuesta que se le ofrecía para testimoniar —como único sobreviviente en Cuba del equipo editorial— acerca del primer órgano de prensa que él fundó y dirigió con solo 18 años de edad.
—¿Cómo fue concebida la idea de crear Atuei?
“Se nos ocurrió que podíamos editar una revista que llevara por nombre Hatuey. Porque Hatuey fue el rebelde por excelencia contra los españoles entre los indígenas que habitaban en Cuba y las Antillas. Basados en ese símbolo de rebeldía fue que ideamos el nombre para la futura revista.
“Pero pensamos algo más: ¿quién le dijo a los españoles que Hatuey se escribía con hache y con y griega? La hache no suena y la y griega suena igual que la latina. También pensamos en ese modo de escribir el nombre porque estábamos muy influenciados por el vanguardismo de la época.
“Atuei sería, además, órgano de un movimiento que se proyectaba crear: el Sindicato de Trabajadores Manuales e Intelectuales, y del que ya estaba redactado su manifiesto.
“Por otra parte, nosotros estábamos muy permeados del pensamiento indigenista que proclamaba José Carlos Mariátegui en el Perú con su revista Amauta. O sea, nuestra publicación surgió bajo esa característica: el vanguardismo literario y político existente en aquellos años. Recuerdo que entonces se estaba construyendo el edificio Bacardí y un día en que Nicolás Gamolín (seudónimo de Francisco Masiques) y yo pasábamos por allí en el tranvía, nos llamó la atención un rótulo donde se anunciaba la próxima aparición de la línea de cerveza Hatuey. Eso, de algún modo, contribuyó también a nuestra idea.
“Por lo tanto, el nombre Atuei señalaba la posición política de nuestro grupo, que era de rebeldía, de lucha contra el imperialismo, y contra la fatal dictadura de Gerardo Machado. Esa posición se expone en los nueve puntos del programa de la revista, publicados en su primer número con los cuales aclarábamos, además, nuestros objetivos editoriales.
“En los inicios imprimíamos la revista en (la calle) Cuba No. 5. El dueño de la imprenta era un famoso profesor de Literatura y Gramática del antiguo Instituto de La Habana. En aquel lugar también editaba Martínez Villena su revista América Libre. Recuerdo que cuando llegó Calvin Coolidge² a La Habana para participar en la VI Conferencia Panamericana, Atuei publicó un mensaje dirigido a los delegados latinoamericanos. Por ese motivo el cuarto número fue secuestrado por la policía junto a la tirada de América Libre. En esos momentos Rubén estaba recluido en la clínica del Centro de Dependientes de La Habana (hoy, Hospital Clínico Quirúrgico de 10 de Octubre), cuando empezó a padecer su dolencia pulmonar.
“Durante la circulación del quinto número, la policía me informó que no podía seguir publicando la revista. Al sacar la sexta edición me detuvieron definitivamente y me encausaron por el artículo que escribí contra Machado. Yo declaré que Nicolás Gamolín no tenía ninguna responsabilidad política en la revista, que él solo se dedicaba a la parte administrativa. A Gamolín no lo tocaron, pero a mí me obligaron a salir de Cuba. Estuve durante dos años en Estados Unidos, desterrado junto a otros cubanos: Eduardo Chibás, Gabriel Barceló…”.
—¿Ustedes fundaron Atuei con la idea de que fuera una revista eminentemente política?
“Nosotros sí ideamos hacer una revista política, que se enfrentara a gobierno dictatorial de Machado y al imperialismo norteamericano, que luchara desde sus páginas por la unidad de América Latina y por la libertad de sus pueblos. Pero también quisimos que fuera de corte literario pues todo el grupo de Atuei estaba muy permeado por las ideas vanguardistas de la época. En aquellos momentos Atuei representaba, sin duda alguna, la vanguardia política y literaria en el periodismo cubano.
“Por ejemplo, la Revista de Avance estaba más interesada en las cuestiones literarias que políticas; ellos (equipo editorial) no se inclinaban a hacer un periodismo que se enfrentara a la dictadura de Machado. Nosotros tuvimos algunas polémicas, especialmente con Juan Marinello —aunque él era nuestro amigo—, por estas razones”.
—¿En la organización de la revista contaban ustedes con un consejo de dirección?
“No, todo se hacía en colectivo. Allí estaban José Antonio Foncueva, Benito Novas, Francisco Masiques, Orosmán Viamonte, yo y todos los demás que colaboraban con nosotros. Cualquiera podía opinar, sugerir ideas, temas, etcétera. No podíamos tener un consejo de dirección porque éramos muy pocos y, además, muy perseguidos por la policía. De hecho, las dificultades abundaban; no disponíamos de una oficina fija para la redacción. Al principio nos encontrábamos en la casa de los peruanos. Después del “proceso comunista” (emprendido por Machado) nuestras reuniones las hacíamos en el bufete de Viamontes, cito en Lamparilla, No. 1 (La Habana Vieja).
“Entre todos revisábamos los materiales que se publicarían, aunque casi siempre me correspondió a mí ese trabajo”.
—¿Cómo se distribuían el trabajo Masiques y usted?
“Bueno, Masiques se ocupaba, particularmente, de las cuestiones administrativas. Se encargaba de buscar el dinero, de hablar con aquellas personas que pudieran ayudarnos en lo económico. Unas veces lograba recaudar entre diez y veinte pesos. Yo, por mi parte, me encargaba del mayor número de cosas porque disponía de más tiempo. Masiques tenía otro trabajo. Yo solo era estudiante y, además, un estudiante que no asistía a clases, por lo tanto podía dedicarle mucho más tiempo a la confección de la revista.
“Atuei fue concebida para que tuviera una salida mensual, y si se podía, incluso, una frecuencia quincenal. Pero no fue posible porque no teníamos dinero para respaldar ese propósito.
—¿Por qué el grupo se alistó en el movimiento aprista? ¿Por qué representaron ustedes al APRA³ y no otra corriente política?
“Bueno, sucedía que nosotros, los apristas, nos disputábamos con el Partido Comunista las ideas propagadas por el marxismo. Atuei se proclamaba el verdadero representante del marxismo; nos parecía que la posición del APRA era más correcta que la de las Ligas Antiimperialistas.
“Las Ligas tendían a envolver en las luchas a elementos de todas las tendencias políticas, incluyendo a la burguesía. El movimiento aprista, por su parte, solo aspiraba a agrupar en su movimiento a los trabajadores manuales e intelectuales. Nosotros no estábamos de acuerdo, además, con la táctica de lucha del Partido Comunista.
Atuei, por el contrario, proclamaba que no se podían aplicar en Latinoamérica los mismos métodos de lucha que en otros países lejanos; había que luchar, sí, pero adaptándose a las condiciones objetivas de nuestro continente.
—Después de la caída de Gerardo Machado, y a su regreso de los Estados Unidos, ¿por qué usted no reanudó la publicación?
“Bueno, porque ya a mi regreso se amplió el círculo de personas que me rodeaban, y para esa fecha teníamos ideas nuevas, diferentes. Entonces se nos ocurrió crear Futuro, una revista también de tendencias apristas. A mí me encargaron su dirección. Pero solo se publicó hasta la huelga de marzo de 1935, porque se desató una persecución contra todos los representantes de la oposición.
“De Futuro solo logramos publicar siete números”.
—De la Osa, han transcurrido ya más de seis décadas de la desaparición de Atuei. Con la perspectiva del tiempo a favor de los historiadores, ¿cómo se valora actualmente el papel de vanguardia desempeñado por la revista entre 1927 y 1928?
“Los historiadores no saben nada, en realidad, de Atuei de la cual se editaron seis números y que luchó contra el imperialismo yanqui y contra su servidor en Cuba, Gerardo Machado. Por otra parte, los historiadores no han valorado nada de ella porque no conocen ni conocieron nada de la revista”.
—Según su criterio, ¿a qué se debe esta falta de valoración de la revista?
“Hay que insistir en estudiar la vida cubana en todos sus aspectos, tanto políticos, económicos, culturales como sociales. Solo así se podrá conocer mejor el papel que han desempeñado los órganos de publicidad menos estudiados por los historiadores.
“En realidad, los intelectuales revolucionarios se han esforzado porque los cubanos conozcan de los vehículos literarios, culturales… que han jugado una función positiva en la propaganda de la historia nacional. Pero deben esforzarse un poco más en este empeño para que revistas como Atuei no sean víctimas del desconocimiento público”.
(Esta entrevista forma parte del trabajo de diploma en la Licenciatura en Periodismo de la autora. Fue concebida para cerrar, de manera novedosa, la investigación sobre una publicación apenas estudiada y conocida. Asimismo, la oportunidad de contar con el testimonio de su fundador complementó las valoraciones de dicha tesis de grado que, con el nombre de “Atuei: una revista de vanguardia, polémica y revolucionaria” fue defendida en el año 1992 en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana).
Notas:
(¹) Revista de la etapa vanguardista cubana surgida en 1927, de la cual solo se publicaron seis número en su efímera vida de diez meses. Su objetivo editorial se enfocó en el tema obrero, ² en un fuerte antimperialismo y una abierta oposición al dictador Gerardo Machado.
(²) John Calvin Coolidge fue el trigésimo presidente de Estados Unidos y el primero en visitar Cuba. Arribó a la isla el 15 de julio de 1928 para asistir a la VI Conferencia Internacional de Estados Americanos, precursora de la actual Organización de Estados Americanos (OEA).
(³) Alianza Popular Revolucionaria Americana, un partido fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre (22 de febrero de 1895-2 de agosto de 1979) en Perú, en 1924, con el propósito de formar una red de movimientos sociales y políticos de izquierda antiimperialista en América Latina.
Foto de portada: Enrique de la Osa, periodista y fundador de Atuei. Archivo Bohemia).
Muy interesante entrevista, ¿es posible acceder a la tesis?