Todos hemos observado una tendencia cada vez más evidente: el crecimiento exponencial de los datos no estructurados. Contrario a los datos estructurados, típicamente almacenados en formatos ordenados y predecibles como bases de datos, estos datos abarcan desde textos y vídeos hasta interacciones en redes sociales, formando un caudal informativo que redefine nuestra comprensión del análisis de datos.
Para el año 2025, se espera que un abrumador 80% de los datos a nivel global sean no estructurados. Este fenómeno no solo refleja el volumen creciente de información generada, sino también la diversidad y complejidad inherentes a estos datos. Estamos hablando de un universo informativo que va más allá de las cifras y códigos, sumergiéndonos en un mar de textos, imágenes, y sonidos que requieren un enfoque diferente para su análisis y aprovechamiento.
La gestión de estos datos implica retos significativos. Su naturaleza desestructurada dificulta su almacenamiento convencional y análisis. Sin embargo, aquí radica también su potencial: estos datos son una mina de oro para comprender mejor a los clientes y anticipar tendencias de mercado. El desafío está en cómo acceder a esos insights valiosos ocultos en el caos aparente de la información.
En este contexto, la inteligencia artificial (IA) juega un papel crucial. Estas tecnologías permiten procesar y analizar grandes cantidades de datos no estructurados, extrayendo patrones y significados que serían imposibles de discernir manualmente. Esta capacidad de convertir un océano de datos en información útil y comprensible es lo que realmente está transformando el panorama empresarial.
Un área particularmente impactada es el análisis de clientes. Imaginemos integrar datos de transcripciones de centros de llamadas, reseñas en línea, conversaciones de chatbots y menciones en redes sociales. Al aplicar IA a esta amalgama de información, las empresas pueden descubrir tendencias y comportamientos de clientes, proporcionando una base sólida para decisiones estratégicas en marketing y desarrollo de productos.
Mirando hacia el futuro, se vislumbra un cambio hacia infraestructuras de TI híbridas, combinando sistemas locales con múltiples plataformas en la nube. Este panorama demanda estrategias innovadoras en la gestión de datos, donde la eficiencia, sostenibilidad y accesibilidad son clave. La gestión de datos basada en la nube emerge como una solución prometedora, facilitando el acceso a datos dispersos a través de ‘lagos de datos virtuales’.
Lo que realmente me emociona es cómo la gestión de datos se está democratizando. Las soluciones en la nube, especialmente aquellas que ofrecen experiencias de usuario sencillas y accesibles, están abriendo las puertas para que una gama más amplia de personas, independientemente del tamaño de su empresa o de su equipo de TI, puedan aprovechar el poder de los datos no estructurados.
Este viaje hacia la comprensión y el aprovechamiento de los datos no estructurados nos está llevando a un punto de inflexión en cómo vemos y utilizamos la información.
Tomado de WhatsNew