Hace 81 años, el 21 de abril de 1942, se creó por decreto presidencial el primer centro de enseñanza periodística en Cuba, la Escuela de Periodismo Manuel Márquez Sterling[i]. Con ese nombre se honraba la escuela y también se rendía homenaje a aquel patriota independentista, periodista, escritor y diplomático; tenaz opositor a la Enmienda Platt, apéndice de la Constitución de 1901, con la que Estados Unidos amenazaba intervenir directamente nuestro país.
Baldomero Álvarez Ríos —Decano del Colegio Nacional de Periodistas entre 1959 y 1961, y miembro suplente del Consejo Directivo electo en el Primer Congreso de la UPEC (1963)— refirió en su biografía de Márquez Sterling, publicada en 1994:
Al término de la guerra escribió en Patria, Cuba Libre y El Fígaro, donde fue elegido en 1903 el mejor escritor joven de Cuba[…] En Nueva York Gonzalo de Quesada y Aróstegui, secretario del Partido Revolucionario Cubano, le encargó ordenar el archivo literario de José Martí […] Primer redactor del periódico El Mundo, fundado en 1901, pasó a ser jefe de redacción y director después. Derrocado el dictador Machado, el Gobierno de los Cien Días lo designó embajador de Cuba en Washington. Con esa categoría, pero enfermo de cuidado, firmó el 25 de mayo de 1934 la derogación del Tratado Permanente y con éste la Enmienda Platt. A los 62 años, el nueve de diciembre de 1934, se extinguió la vida de este gran patriota y verdadero “Maestro de Periodistas.
En Memorias de tinta y tiza, el Licenciado Luís López González, en su tesis de opción a la Licenciatura de Periodismo, junio del 2015, afirma que con el decreto que oficializó a la Escuela Manuel Márquez Sterling, “se inició la relación de disposiciones sobre la enseñanza del periodismo en Cuba”, la cuarta nación de América en abrir una “institución dedicada a enseñar ese oficio-profesión”.
En la década de los 50, además de la habanera radicada en G 258, Vedado, funcionaban la Fernando Lles Berdayes, en Matanzas; la Severo García Pérez, en Santa Clara, y la Mariano Corona Ferrer, en Santiago de Cuba. Pendientes de ser oficializadas, también estaban la Wilfredo Fernández Vega, en Pinar del Río, y la Wilfredo Rodríguez Blanca, en Camagüey”.
López González agrega, tomando como referencia a la Márquez Sterling, que el programa de estudio comprendía cuatro años de duración, una práctica de no menos de dos años en la redacción de un diario y aprobar todas las asignaturas”.
Entre los requisitos del ingreso: ser cubano mayor de 18 años, observar conducta intachable, gozar de buena salud, haber cursado el octavo grado o poseer otro título de igual nivel expedido por establecimiento oficial. De lo contrario, debía realizar el examen de ingreso. Eran materias fundamentales en aquellas escuelas: Redacción, Reportaje, Organización y Práctica Periodística y Tipografía.
La profesora Miriam Rodríguez Betancourt, obligada cita de continuo en este artículo, nos dice que ya se convocaban cursos para periodistas Técnico–Gráficos y Técnico en Dibujo Periodístico. Los aspirantes debían acreditar haber aprobado en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro o en alguna de las escuelas de artes plásticas de provincias, el segundo cuso de Dibujo al natural.
Cursos de liquidación y cursos de nivelación
Desde 1959 se extinguían las escuelas profesionales de Periodismo y se abría paso la idea de que la enseñanza de esa disciplina se inscribiera en el nivel universitario por primera vez en nuestro país.
La Escuela de Ciencias Políticas incluyó la enseñanza de Periodismo, y Honorio Muñoz, de amplio historial político, literario y periodístico, fue designado subdirector, con aparente dualidad de funciones, pero en rigor al frente del curso de liquidación de las extinguidas escuelas. Dos años antes, en 1963, había sido electo presidente de la Unión de Periodistas de Cuba en su primer congreso, y a mediados de su mandato, que entregó a Ernesto Vera, vicepresidente, debió pasar a la Universidad.
El 9 de febrero de 1965 una Resolución del Ministerio de Educación crea la Carrera de Periodismo en la Universidad de La Habana como departamento de la Escuela de Letras.
Dirigía el Departamento la Doctora en Pedagogía, Filosofía y Letras Vicentina Antuña Tabío, Heroína del Trabajo de la República de Cuba (entre otros méritos), que en Letras impartía latín. Tras la renuncia de Honorio, ella condujo el Curso de Liquidación de las escuelas citadas y los de nivelación iniciados en Ciencias Políticas. Con una duración de 19 meses, el de Liquidación comenzó el primero de junio de 1964 y concluyó el 21 de diciembre de 1965. Tuvo pruebas finales en enero de 1966 y se graduaron 14 de los 92 alumnos iniciales. El primer curso en el Departamento, refiere López González, matriculó a egresados del Cursillo y a “viejos” que venían de Ciencias Políticas.
En 1966, ocupó la dirección del Departamento el veterano periodista camagüeyano Gustavo Tomeu, funcionario de la Comisión de Orientación Revolucionaria (COR), nacional. Un año después se decidió becar a todos los estudiantes, fueran o no trabajadores, alternando 15 días de clases en las aulas con 15 días de práctica en los medios.
Poco después se amplió a un semestre la vinculación laboral, realizando trabajos periodísticos en tareas de choque de la Revolución, bien desde centrales azucareros, bien en fábricas, y colaborando con Alma Máter y Vida Universitaria.
Hay un encomio del Dr. Amando Hart en uno de sus artículos “Hacia una prensa a la altura de la Revolución”, a los alumnos de Periodismo que se trasladaron a todos los centrales azucareros: “Le han podido brindar al Partido una verdadera radiografía de los principales problemas que se presentan en los ingenios. Esto no es solo útil para la prensa, sino también para el Partido”.
Me remito al “Congresos de periodistas cubanos”, del destacado colega e investigador histórico Juan Marrero González, para puntualizar la especial atención de la UPEC a los periodistas en activo y a los programas de estudio universitario de Periodismo. En ambos temas coordinaban esfuerzos la UPEC y la Escuela, lo que se hizo resaltar en los acuerdos del II Congreso de la organización gremial realizado en noviembre 25 y 26 de 1966.
El periódico taller El Mundo y los preuniversitarios
De 1968 a 1969, sin dejar de ser subdirector de la revista Verde Olivo, desempeñé el cargo de director en la recién convertida Escuela de Periodismo en la Facultad de Humanidades. Sustituí al compañero Gustavo Tomeu, quien me presentó ante los estudiantes en el periódico-taller “El Mundo”, que en los años 50 hasta el primero de enero de 1959 había sido propiedad de Amadeo Barletta, también dueño del canal 2 de la televisión cubana y de la agencia distribuidora en Cuba de los vehículos de la General Motors. El colega Ciro Bianchi afirmó en su espacio dominical de Juventud Rebelde que Barletta representaba los intereses de la mafia italiana en nuestro país.
En 1968 ingresaron a la Escuela egresados de los institutos preuniversitarios. No es que este hecho ocurriera por primera vez, pues estudiantes de ese nivel habían matriculado en el curso de trabajadores al estar vinculados laboralmente, sino que, recién graduados del pre, se presentaban como candidatos ante una comisión que los entrevistaba para conocer aptitud, motivaciones y otras particularidades del joven o la joven en cuestión. Los ingresados pasaron luego un curso introductorio y en 1969 comenzaron el primer año, con el que la Escuela completaba el ciclo de cuatro años de la carrera.
Un incendio, en febrero de 1968, imposibilitó el funcionamiento del diario-taller, lo que constituyó un duro golpe al dejar de contar la Escuela con un medio “propio” expedito a la concepción de la práctica junto con la teoría, pero esta continuó en diversos órganos de prensa, como había sido antes.
Concluí mi labor en la Escuela de Periodismo en el primer semestre de 1969 al decidirse por la Dirección Política de las FAR que volviera a Verde Olivo en sustitución de su director, quien había sido promovido a otra responsabilidad en el MINFAR. Me sustituyó Conrado Valdivia, quien proveniente del servicio exterior había ocupado el cargo de subdirector de la Escuela y atendía el Curso para trabajadores.
La Escuela Superior del Partido “Ñico López” había impartido dos años de Periodismo a un grupo de militantes que realizaron sus prácticas en diferentes órganos de prensa del país. Ellos se incorporaron en 1970 al tercer año de la carrera en la Universidad de La Habana.
Elena Serrano, profesora de Historia del Arte en función de subdirectora de Valdivia, fue designada directora de la Escuela en 1970. En los primeros años de esa década, la Escuela contaba con el periódico Despegue como órgano docente, particularmente atendido por los alumnos del primero y segundo años, en tanto el tercero hacía sus prácticas en Juventud Rebelde, Vida Universitaria y Alma Máter y el cuarto se agrupaba en opciones de especialización en los órganos de prensa.
Aumentaron las exigencias para el ingreso. Además del bachillerato, los aspirantes debían vencer la comprobación de su nivel y pre matrícula, las pruebas psicológicas, culturales y de aptitud periodística. En el contexto de las transformaciones del plan de estudio, se desarrollaron foros científicos y encuentros de alumnos ayudantes.
Se incrementaron las prácticas y vinculación a labores sociales y productivas. La máxima del estudio-trabajo, enfatiza en su tesis López González, primó tanto en la concepción de los planes de estudio como en la vida cotidiana de la Escuela.
En el quinquenio 1970-1975 eran más evidentes las necesidades materiales y de profesores, al extremo de dificultar los cursos introductorios. Aumentó la matrícula de ingreso en 1971. En mayor medida ocurrió en el de 1973 a 1974 y en el siguiente. El curso regular tuvo que cerrar sus puertas. Era directora de la Escuela la Doctora Nuria Nuiry, quien asumió el cargo en febrero de 1974.
La Doctora en Ciencias de la Comunicación Miriam Rodríguez Betancourt trabajaba en los 60 en Radio Rebelde y Juventud Rebelde y se presentó a la convocatoria librada por la Universidad de La Habana para estudiar Periodismo; quedó entre los aspirantes, fue alumna del primer grupo oficial de la carrera y se graduó en 1969. Hacía falta profesores y le pidieron quedarse como formadora. Estaba ligada a la docencia en la Escuela y se quedó.
Hoy es la catedrática más experimentada en la concepción de planes de estudio para la profesión del periodismo en el país. Ha impartido asignaturas de pregrado y postgrado. Ha engrosado con inteligencia y constancia el tesoro de información que constituye una base de datos. Es fundadora de la Cátedra Pablo de la Torriente Brau y ostenta el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la Obra de la Vida.
La Doctora Miriam Rodríguez pronunció en 1974, en el Aula Magna de la UH, el discurso por el 50 aniversario de los estudios de Periodismo en ese alto centro docente. Me permito calificarlo de patrimonio porque expone el acervo heredado allí en la enseñanza de dicha profesión.
En primer lugar, la oradora reconoce “a los primeros en respaldar, impulsar y defender en fin que los estudios de Periodismo se inscribieran en el nivel universitario por primera vez en Cuba: Dr. Armando Hart, ministro de Educación en aquel entonces, Ernesto Vera, Lázara Rodríguez Alemán, Tomás Lapique, Mirta Aguirre, Honorio Muñoz, Vicentina Antuña, Pelegrín Torras y Carlos Amat”.
Refiere el comienzo de la carrera como tal en 1965, en que “culminaron sus estudios varios compañeros procedentes de la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling. Entre ellos, para honra de todos nosotros, figuraba la inolvidable guerrillera Tamara Bunke”. Miriam evoca:
Vivimos en la emblemática colina la vorágine de los convulsos sesenta, con sus contradicciones y reafirmaciones, entre guardias de milicias y entrenamientos militares, las visitas sorpresivas de Fidel, trabajos voluntarios en el campo y la ciudad, investigaciones sociales en los más apartados parajes del país, constantes debates entre ortodoxos y heterodoxos, colectivos de estudio que no me acuerdo porque podían durar doce horas, descansos obligatorios…en Las Cañitas del Habana Libre, paso intermedio para la Cinemateca, por supuesto; clases en aulas prestadas solidariamente: así, un día amanecíamos en la espaciosa Facultad de Ciencias Políticas, al otro en Derecho, y al otro bulliciosos, polémicos, en la no menos bulliciosa, polémica y creativa Escuela de Letras, desde entonces tan cercana.
Después de la sabrosa crónica del párrafo anterior, la oradora aborda “algunas acciones y experiencias” de la carrera hasta aquel 1974, “que pueden calificarse de hitos o más modestamente avances
[…] haber contado con un periódico docente: Despegue, participar en la confección del diario El Mundo, órgano nacional declarado taller escuela de los estudiantes; el aporte a la superación de muchos periodistas mediante los cursos para trabajadores, categorizaciones docentes y el doctorado especial en Periodismo, la creciente producción bibliográfica elaborada por profesores del claustro, entre ellos varios periodistas en activo, con el apoyo decisivo del Partido y la colaboración de la Editorial Pablo de la Unión de Periodistas, la continua y fructífera vinculación con la UPEC, la articulación de las prácticas pre profesionales conjuntamente con los medios… y disponer de un local propio, espacioso y mejor dotado como el actual (aunque muchos, por ahora, no olviden la casona de G… sobre todo en días de los festivales de cine).
Concluyo con este fragmento del discurso de Miriam en 1974:
Entre lo que falta por hacer, o por hacer mejor, siempre habrá mucho más que relacionar, así que, en aras de la necesaria síntesis, sólo me detendré en los aspectos que, por consenso, consideramos más importantes: perfeccionar la práctica laboral de los estudiantes, punto clave en su formación; lograr que las tesis e investigaciones respondan cada vez más a las necesidades y problemas del sector, lograr una mayor incorporación de profesionales ya jubilados cuya experiencia puede reportarnos una contribución útil en el trabajo concerniente a la formación en valores tanto profesionales como cívicos y seguir fortaleciendo la calidad y el equilibro generacional del claustro.
[i] Manuel Márquez Sterling (agosto 28 de 1872-diciembre 9 de 1934).