La guerra y su escalada en Gaza van acompañadas de la narrativa mediática en línea con los intereses geopolíticos del imperialismo y sus aliados, que implican la expansión colonialista de Israel a costa de los derechos del pueblo palestino, reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas.
Los periodistas palestinos tienen sentimientos patrióticos como todo buen ciudadano de cualquier nación. De ese orgullo no pueden desprenderse, bajo una supuesta imparcialidad, a la hora de reportar los acontecimientos en su país, porque también comparten el mismo destino e idénticos sufrimientos, dificultades y amenazas que los 2,2 millones de habitantes de Gaza, entre los cuales se reportan ya 3 800 víctimas mortales.
No pocos de nuestros colegas palestinos han sido asesinados o heridos, mientras otros enfrentan la indignación y el espanto que a diario constatan, narran, filman o fotografían, incluso en casos en que reconocen entre los cadáveres a cuerpos de niños, a sus propios familiares, compañeros de trabajo, vecinos o amigos.
Se les ve reportando entre los escombros y los incendios; en hospitales abarrotados de muertos o lesionados, en los sepelios; en las protestas de la población, y llegan hasta ser censurados, silenciados o cesados en su labor cuando las empresas en el exterior a las cuales tributan respaldan la política criminal de Israel.
La ONG ActionAid Ramala informó que al menos 18 periodistas palestinos cayeron asesinados en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre, más de uno por día, en una grave violación del derecho internacional, según el cual a los trabajadores de la prensa se les protege, como a los civiles, de ataques deliberados y directos.
La víctima más reciente fue Rushdi Sarraj, fotoperiodista que pereció al ser bombardeada su casa.
Por su parte, el Sindicato de Periodistas Palestinos detalló que entre los fallecidos están Ahmed Shehab, programador de Voice of Prisoners Radio, los fotorreporteros Mohamed Al-Salhi y Mohamed Fayez Abu Matar, e Hisham Al-Nawajah, fotógrafo de la agencia Khabar.
La lista incluye a Muhammad Abu Rizq, de la Fundación Ain Media; Ibrahim Lafi, editor de una agencia de noticias, y los comunicadores Asaad Shamlikh, Salam Mayma y Hossam Mubarak.
También fueron atacadas medio centenar de sedes de instituciones del sector, incluidas las oficinas de la televisora qatarí Al Jazeera, de Palestina TV, de las agencias de noticias Maan y Khabar, así como de los periódicos Al Quds y Al Ayyam.
A modo de tributo póstumo, junto a los cuerpos sin vida de al menos tres periodistas fueron colocados sus chalecos azules de identificación ensangrentados, sus cascos y cámaras.
El propio Sindicato denunció que la conocida zona de prensa de la Franja de Gaza fue un objetivo de la aviación israelí, lo que provocó la destrucción parcial o completa de las redacciones del diario Al-Ayyam, la fundación Fadl Shanaa, la agencia Shehab, la radio Gaza FM y Ma’an Agency.
Por otra parte, el fotógrafo palestino Hossam Salem, fotoperiodista freelance que daba cobertura de la Franja de Gaza para el New York Times desde 2018 ha explicado que “tras años de cobertura en la Franja de Gaza, fue informado abruptamente mediante una llamada de teléfono desde EE.UU. que ese medio no contaría más con él”.
Ello revela también, denunció, “un esfuerzo continuo y sistemático por distorsionar la imagen de los periodistas palestinos como personas incapaces de ser dignos de confianza e integridad, simplemente porque cubrimos las violaciones de derechos humanos que el pueblo palestino sufre a diario a manos del ejército israelí”.
Muchos de esos colegas hermanos de profesión no olvidan, que en la ofensiva israelí de 2014 contra la Franja de Gaza, 2 270 palestinos murieron, entre ellos 17 profesionales de la prensa.
En la historia de la Unión de Periodistas de Cuba, cientos de sus afiliados han cumplido misiones como corresponsales de guerra o ejercido el periodismo en las montañas o en la clandestinidad, con un haber meritorio en misiones riesgosas durante la lucha contra los regímenes tiránicos de Gerardo Machado y Fulgencio Batista.
Y poco después del triunfo de la Revolución, un centenar y medio de reporteros, camarógrafos y fotógrafos del cine, la televisión, la radio y la prensa de papel se desempeñaron como corresponsales de guerra en distintos escenarios de África, Asia, América Latina e, incluso, el propio Oriente Medio.
Con ese valioso aval, también ahora levantemos la palabra, junto a la de Pablo de la Torriente Brau ─el valiente periodista cubano caído en Majadahonda, España, en 1936, corresponsal de varias publicaciones de América─, para exigir que se detenga el crimen, se imponga la cordura y se asegure para siempre el derecho del pueblo palestino a vivir en paz.
Imagen de portada: Periodistas palestinos trabajando durante las secuelas del ataque aéreo israelí en Gaza, Palestina, el 15 de octubre de 2023. Foto:
Suscribimos la declaración de la UPEC y nos solidarizamos con la causa del pueblo palestino. Que cese el crimen, que se imponga la paz