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Comunicación política para los (latino)americanos

El Simposio Confrontación Política y Mediática en América Latina y el Caribe a 200 años de la Doctrina Monroe concluyó este jueves en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí con la discusión de seis ponencias sobre comunicación política y la presentación del libro Quemar las naves, hacer periodismo.

Al igual que en la jornada previa, los periodistas, historiadores e investigadores cubanos, mexicanos y venezolano fueron acompañados en los debates por el presidente nacional de la UPEC, Ricardo Ronquillo Bello; la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, Eva Joaquina Guerrero, y el director del Instituto sede, Ariel Terrero Escalante.

Eva Joaquina Guerrero, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos. Foto: Enrique Milanés.

El estudio La comunicación política y la perpetuación de la Doctrina Monroe en América Latina, de Olga Rosa González Martín, del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, presentó un amplio cuadro sobre la génesis y desarrollo de la Agencia de Medios Globales del Gobierno de Estados Unidos, núcleo de múltiples acciones de intromisión y agresión mediática a los pueblos.

González Martín explicó el proceso multidimensional que el imperio desencadena para reproducir el capital en función de los intereses de las élites y que se asienta sobre articulaciones de ONGs, corporaciones, iglesias y organizaciones vinculadas a las 35 agencias federales de la Casa Blanca.

La experta recordó al respecto la fundación de la Voz de las Américas (VOA) en 1942, la promulgación de la Ley de Información e Intercambio Cultural, en 1948, para hacer diplomacia pública, y la creación escalonada de fundaciones y medios de prensa dirigidos en su momento contra Europa del Este, la Unión Soviética y el campo socialista.

Tras experimentos como la BBG, como agencia federal independiente para supervisar las trasmisiones civiles de carácter público, finalmente fue creada, en 2018, la USAGM o Agencia de medios Globales del Gobierno de Estados Unidos, con un poder casi omnímodo en materia de control de la comunicación.

El sistema imperial fomenta productos comunicativos que exceden lo informativo, enmascara el cariz de los mensajes, provee entrenamiento a “agentes de cambio”, gestiona licencias de trasmisores para llegar a audiencias estratégicas y propicia la violación de los estándares mínimos de información.

Según la autora, solo en América Latina hay más de 10 000 estaciones radiales comunitarias, lo que da una idea de la permeabilidad de los contenidos frente a tan poderosa presión. González Martín explicó cómo la Oficina de Trasmisiones hacia Cuba, por ejemplo, decide la agenda de la amplia red de medios contrarrevolucionarios fomentados en paralelo al sistema público del país.

Rafael Cruz Ramos, de la Universidad del Partido Ñico López, presentó su estudio “La organización como interfaz de comunicación política”, que el profesor inició con el ejemplo de las recientes descalificaciones de la jefa del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos contra los medios de prensa TeleSur, Rusia Today y Sputnik, otra evidencia, a su juicio, del choque entre nuestra legitimidad política y la óptica del conquistador.

Entre las propuestas de estudio del autor sobre política de comunicación estuvieron la consideración de la inmanencia de los procesos, la correlación acción-relato, la asunción dual del dirigente como medio y mensaje, y el deslinde entre la perspectiva cultural-política de la comunicación y la visión herramental-instrumentalista.

Cruz Ramos se detuvo en la relevancia, para la comunicación política, de la conexión con las audiencias, su aporte para la gestión de las decisiones, el estímulo al aprovechamiento de las cuotas de poder político del ciudadano y la uniformización de códigos de enlace con el público.

“En revolución es esencial, también, hablar de públicos internos como herramientas poderosas”, afirmó. De otro lado, destacó la relevancia de luchar en escenarios complejos donde no se disponga de lo que él llama “confort comunicativo”.

Esta ponencia generó intenso debate. El diputado e historiador venezolano Juan Eduardo Romero comentó, a partir de ejemplos de su propio país, cómo las agencias de Estados Unidos ubican nichos de desinformación “donde nosotros no hemos sido efectivos”, y recordó que el objetivo central de ataque es ahora la mente de las personas.

En tanto, el profesor cubano Darío Machado señaló que el cuadro político debe estar preparado para dialogar “en situaciones peliagudas” pues, si no lo hace, se degrada. Debe ser convincente y capaz de ofrecer resultados. Machado matizó que en Cuba tenemos un solo Partido, pero también pluralismo político, de ahí que las bases de discusión deben ser amplias y el cuadro, modesto para escuchar.

El presidente de la UPEC, Ricardo Ronquillo, apuntó en ese tema que en Cuba ha sido relegada la importancia de la estética en la comunicación, que en plena era digital no se analiza del todo bien la proyección de las personalidades y que aun falta más la cercanía sentimental y el ejercicio de evaluaciones directas, sin preelaboración.

A contracorriente, Dalia González, especialista del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos, de la Universidad de La Habana, apuntó que, por mucha estética que se asegure, lo esencial en la comunicación política es la política, si no, ¿qué se va a comunicar?

En la tercera ponencia de la jornada, la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, Eva Joaquina Guerrero, disertó en torno a La censura política 4.0 en América Latina y el Caribe.

La ponente explicó dinámicas de su nación, donde junto a iniciativas de valor, como las “Mañaneras” diarias con las que el mandatario Andrés Manuel López Obrador informa sobre asuntos de interés y valientes denuncias de todo tipo en los medios, hay también tensiones que polarizan y pueden conducir al asesinato de colegas. En lo que va de 2023, han sido asesinados en México siete periodistas.

Eva Joaquina Guerrero compartió ideas para ayudar a que la comunicación sea un instrumento de la democracia y no de la desinformación, todas ellas coherentes con misiones clásicas del periodismo que a menudo hay que redescubrir.

En México, explicó, es alto el impacto de la narcopolítica en la comunicación, y ese problema es aprovechado por Estados Unidos, que no cesa de intervenir en la nación.

A tal punto fue audaz el estudio Elogio a la polarización o cómo dejar de ser sinflictivo, del profesor Ernesto Teuma, de la Universidad de La Habana, que lo abrió con la lectura de una espléndida crónica del humorista cubano, ya fallecido, Héctor Zumbado.

Ernesto Teuma presentó una ponencia audaz y provocativa. Foto. Enrique Milanés.

Porque Zumbado fue quien acuñó la estampa del “sinflictivo”, esa suerte de paciente cero del “sinflictivismo” que Teuma analiza académicamente como una “enfermedad global, de las izquierdas a las derechas”, pasando por el centro.

Desde esa arrancada “suave”, Teuma se sumerge en ideas profundas como la correlación pueblo-lucha planteada por Fidel Castro en La historia me absolverá y la visión de pueblo “no como categoría demográfica sino como sujeto capaz”. El joven profesor compartió valores de la visión de José Martí sobre la política, que incluye variables firmes como inventar, adecuarse, buscar empuje…

Luego de señalar que la ultraderecha es la única fuerza mundial que se ha reinventado y emergido, Teuma enunció que también hay un “sinflictivismo” político internacional y recordó que toda política produce su propia imagen, la cual genera, por supuesto, las reacciones correspondientes.

También muy joven, Iramis Rosique Cárdenas, investigadora el Instituto de Filosofía de Cuba, defendió el tema Inteligencia artificial, posverdad y geopolítica en la comunicación para América Latina, que abrió con un curioso contraste en el cual la visión sobre la inteligencia artificial de un referente de la izquierda mundial quedaba muy por detrás de la de otro de derecha extrema. Es la “lucidez del mal”, definía el ponente.

Iramis Rosique disertó sobre inteligencia artificial, posverdad y geopolítica. Foto: Enrique Milanés.

Rosique Cárdenas no tiene dudas de que la inteligencia artificial otorgará trascendentales ventajas geopolíticas, de ahí la importancia de que se definan posturas de Estado al respecto. A seguidas, detalló variables a considerar como la distorsión de la realidad, la emoción y creencia que induce y el desprecio por los hechos objetivos. “Son extraordinarias las acrobacias de los poderosos para mentir”, afirmó en una exposición que refirió varias veces los crímenes israelíes en Gaza.

Algunos de los modos de incidencia de la I.A. mencionados por el autor fueron los algoritmos atractivos, los videos deepfakes, los bots y los perfiles falsos ante los cuales hay que buscar antídotos justamente… con herramientas de esta misma tecnología. No obstante, advirtió, “es profunda la brecha y los países del Sur tenemos seria desventaja”.

Al cierre de las presentaciones, Mariana Camejo, subdirectora de extensión del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, defendió su trabajo Pobreza en América Latina: ¿cómo trascender las lógicas de su instrumentalización en el escenario mediático para ir más allá de las estadísticas?, montado sobre agudas preguntas que cuestionan a un tiempo comunicación política y políticas de los medios alrededor de asuntos lacerantes —en Cuba también— como pobreza, vulnerabilidad, desigualdad…

Camejo demandó un abordaje mediático al asunto más allá de los números y los adjetivos. La propia delimitación entre vulnerables y pobres generó mucho debate, pero la autora fue más allá para cuestionar si los medios llegan regularmente a las comunidades y atestiguan, o no, la real transformación que estas necesitan.

A menudo, a su juicio, se evade la naturaleza política del origen de la pobreza y se elude en el mensaje a personas concretas. Se llega incluso a “pasivizar” a los pobres cuando se les presenta solo como eventuales beneficiarios y no se atiende su estrategia para ordenar sus vidas.

Mariana Camejo convoca en su estudio a pensar el asunto desde un enfoque relacional en tanto la pobreza se produce y reproduce porque hay agentes y estructuras responsables. “También se produce y reproduce —acotó— la no pobreza”.

De igual modo, la autora considera importante el punto de partida de cada individuo o grupo de ellos y el tratamiento diferenciado con el objetivo de empoderarlos como agentes activos de la sociedad. “¿Los presentan así los medios?”, cerró Mariana, con una pregunta que en Cuba tiene apellido: Grajales.

El Simposio Confrontación Política y Mediática en América Latina y el Caribe a 200 años de la Doctrina Monroe concluyó con la presentación del libro Quemar las naves, hacer periodismo, de los destacados reporteros cubanos Liudmila Peña y Rodolfo Romero.

Imagen de portada: Profesora Olga González Martín. Foto: Enrique Milanés.

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Enrique Milanés León
Forma partede la redacción de Cubaperiodistas. Recibió el Premio Patria en reconocimiento a sus virtudes y prestigio profesional otorgado por la Sociedad Cultural José Martí. También ha obtenido el Premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC, por la obra del año.

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