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Bolívar contra Monroe, en el Instituto José Martí

La conferencia «Las agresiones del Gobierno de Estados Unidos contra Venezuela (2015-2022): una perspectiva actual de aplicación de la Doctrina Monroe», del diputado e historiador venezolano Juan Eduardo Romero Jiménez, abrió este miércoles el segmento central del Simposio Confrontación Política y Mediática en América Latina y el Caribe a 200 años de esa herramienta de dominación, evento organizado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

Con la asistencia del presidente nacional de la UPEC, Ricardo Ronquillo Bello; de la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, Eva Joaquina Guerrero, y del director del Instituto, Ariel Terrero Escalante, relevantes ponentes de Cuba, México y Venezuela centraron los análisis de la primera jornada en las implicaciones de la Doctrina Monroe para la región latinoamericana y caribeña.

Romero Jiménez fue prolijo al explicar la contraposición entre los proyectos emancipatorios de Miranda y Bolívar y las ambiciones coloniales e imperiales de España primero y de Estados Unidos, después, sobre los pueblos y recursos de Nuestra América. Es el choque Bolívar-Monroe que no ha cesado de manifestarse.

Ariel Terrero presentó al primer ponente de la mañana, el diputado e historiador venezolano Juan Eduardo Romero Jiménez. Foto: Patricia María Guerra/Cubaperiodistas

El investigador recordó el anhelo de El Libertador de forjar la integración de países latinoamericanos y caribeños para fortalecer su independencia y promover la cooperación. Estados Unidos siempre puso obstáculos a la intención de Bolívar de establecer una federación de naciones con identidad común capaces de enfrentar juntas los desafíos. En palabras de Bolívar, nada interesaba tanto como «formar una liga verdaderamente americana», una «sociedad de naciones hermanas».

El diputado e historiador venezolano expuso los peldaños de evolución de la Doctrina Monroe, entre el siglo XIX y el XXI, desde la definición de los espacios con Europa, la configuración como potencia económica y militar, la diplomacia del dólar, el Gran Garrote, la Doctrina de Seguridad Nacional y extermino del comunismo y las acciones militares a través de los propios ejércitos latinoamericanos, hasta la contrainsurgencia, la promoción del ALCA, la Doctrina Obama del poder inteligente y el proyecto de radicalización amenazante de Donald Trump.

El estudioso venezolano se detuvo en las severas sanciones contra su patria, que han implicado la retención ilegal en bancos extranjeros de más de 19 mil 200 millones de dólares.

En tanto, Dalia González Delgado, investigadora del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos, de la Universidad de La Habana, expuso su trabajo «Doctrina Monroe y política migratoria de Estados Unidos haca América Latina», un agudo resumen del embrollo legal con que la potencia del Norte ha amparado la manipulación política de los flujos humanos, tanto en su territorio como en los pueblos latinoamericanos, aunque no solo en ellos.

González Delgado propuso una periodización al respecto, desde tiempos de la Colonia, cuando una Ley de naturalización admitía solamente a «hombres blancos, libres, de buen carácter moral». La frase hace facilita el entendimiento de lo que vendría después.

Dalia González Delgado, investigadora del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos, de la Universidad de La Habana, expuso su trabajo «Doctrina Monroe y política migratoria de Estados Unidos haca América Latina». Foto: Patricia María Guerra/Cubaperiodistas

«Puertas abiertas a los europeos», leyes de exclusión de China y luego de anarquistas, restricciones para ciertos grupos, nativismo, líneas rojas de admisión políticas, religiosas y raciales, vetos nacionales —como a los japoneses, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial— integran un cóctel de desprecio que se exacerbó con la guerra fría, cuando cambiaron los flujos de movimiento.

Según la especialista, entre 1965 y 2000 entraron a Estados Unidos casi 24 millones de migrantes, el 50 por ciento de ellos de América Latina y el Caribe como ciudadanos indefectiblemente considerados «no blancos», al margen de su real color de piel y genética.

Tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 aumentaron no solo los controles fronterizos, sino también la vigilancia a los ciudadanos —con la Ley Patriota— y la islamofobia.

A seguidas, Nayeli Moctezuma Pérez, profesora de la Universidad Abierta y a Distancia de México y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, disertó sobre «Nuestra América frente a la Doctrina Monroe y el colonialismo interno», un acucioso análisis del vínculo entre el imperialismo y las oligarquías regionales que instalaron la dinámica colonial en sus propias naciones.

Tras señalar la interrupción brusca, por la Colonia, de los procesos de más de 60 millones de personas originarias, la profesora se detuvo en los mecanismos de imposición de relaciones coloniales a base del despojo y la explotación de la fuerza de trabajo. A su juicio, la región sufrió un capitalismo colonial asentado en la esclavitud—servidumbre-trabajo asalariado, en la cual el racismo «justificaba» la estructura de dominación.

Moctezuma Pérez recordó que, en ese proceso, África perdió a 50 millones de hijos. De igual modo apuntó que la política expansiva no terminó, pues luego de la independencia ganada a las metrópolis continuamos como proveedores de materias primas y fuerza de trabajo barata. La Colonia —como definiera José Martí— siguió viviendo en la República.

En pleno siglo XX, Estados Unidos lanzó misiones de evangelización protestante —el Instituto Lingüístico de Verano fue una de sus puntas de lanza— orientadas a reforzar el individualismo, la apatía a la lucha social y de defensa de los recursos propios, mientras desestabilizaba y derrocaba gobiernos «incómodos» a sus intereses.

Otro experto mexicano, Pablo Moctezuma Barragán, investigador del Congreso de la Soberanía, expuso su ponencia «Dos siglos de la Doctrina Monroe: los retos de los pueblos de Nuestra América», en la cual demandó que lo primero que urge en la región es descolonizarnos mentalmente.

El experto mexicano Pablo Moctezuma hizo un agudo desmontaje de la narrativa de los opresores. Foto: Enrique Milanés León/Cubaperiodistas.

Luego, Moctezuma Barragán hizo un agudo desmontaje de cómo los opresores han impuesto su narrativa desde los tiempos de la Colonia. «Parece ilógico que, a 500 años, la verdad siga encubierta, pero a Estados Unidos y a Europa les conviene. Así es como llegan a calificar a Cuba como patrocinadora del terrorismo y justifican el bloqueo contra ella», afirmó.

El ponente mexicano denuncio los genocidios coloniales en las islas de Cuba y La Española, así como la estigmatización de grandes figuras de nuestros pueblos originarios con la censura cómplice de la Corona y la Inquisición. En ese sentido, hizo un paralelo con la muy actual situación de Gaza, que está marcada igualmente por la imposición del discurso de los dominadores.

«La estrategia —dijo— es dividir y enfrentar a los pueblos. En este neocolonialismo se sataniza a los líderes populares mientras los medios de desinformación tratan de quemarlos como antes hacía la Inquisición», afirmó Moctezuma Barragán.

Al cierre de la sesión, el estudioso cubano Pavel Alemán, del Centro de Investigaciones de Política Internacional, abordó el paralelismo entre los ciclos de celebración del bicentenario de la independencia de varias naciones latinoamericanas con los dos siglos de la Doctrina Monroe.

Este experto refirió la temprana visión de Estados Unidos sobre su propia extensión territorial, pero también sobre los significados de la derrota hemisférica de España y el nuevo período de repúblicas regionales, con la oportunidad que representaba.

Desde fines del siglo XIX, Estados Unidos promovió sus intereses con Conferencias Panamericanas concebidas y celebradas a la medida de sus intenciones. En adelante, se erigiría como gran vencedor, a bajo costo, de las dos guerras mundiales, en las cuales su ejército, su industria, su banca y su economía general salieron fortalecidas.

«Sus estrategas definieron, basados en su poder militar y cultural, que el XX sería el siglo estadounidense. Durante la guerra no solo endeudaron a Europa sino también a la Unión Soviética. Terminaron como el acreedor de Europa», afirmó Alemán.

El investigador matizó que, si bien en 2005, en Mar de Plata, líderes latinoamericanos encabezados por Fidel Castro y Hugo Chávez frenaron el proyecto yanqui del ALCA, quedó abierta la brecha de los tratados de libre comercio que sojuzgan a varios países de la región.

El Simposio América Latina y el Caribe, confrontación Política y Mediática, enmarcado en los 40 años del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, continuará el jueves 19 de octubre con estudios sobre los desafíos que entraña la comunicación política.

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Enrique Milanés León
Forma partede la redacción de Cubaperiodistas. Recibió el Premio Patria en reconocimiento a sus virtudes y prestigio profesional otorgado por la Sociedad Cultural José Martí. También ha obtenido el Premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC, por la obra del año.

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