Un grupo de científicos de la Universidad de Nuevo México (UNM), en EE.UU., ha revelado que nuestra forma de hablar está muy relacionada con el entorno donde vivimos, según un artículo publicado recientemente en la revista Frontiers in Psychology.
A lo largo de tres años, los investigadores analizaron datos lingüísticos, variables climáticas y ecológicas, mapas y tendencias para empezar a realizar sus experimentos con el objetivo de reconstruir este «gran rompecabezas».
Concretamente, seleccionaron más de mil lenguas distribuidas por todo el mundo, documentadas a lo largo de los últimos tres siglos, y examinaron todas sus diferencias fonológicas y los factores ambientales —tales como la humedad, la altitud, la temperatura o las precipitaciones— que las determinan.
Cambios sutiles
«Durante largos períodos de tiempo, las lenguas habladas cambian sutilmente de forma. Lo que buscamos son estos cambios sutiles», explicó Ian Maddieson, profesor adjunto de investigación del Departamento de Lingüística de la UNM y coautor del estudio.
En este sentido, señaló que el objetivo principal de su investigación era averiguar qué tipos de correlaciones existen entre estas características de diseño de los sistemas sonoros de las lenguas y las propiedades de los entornos en las que se hablan.
Entre otras cuestiones, descubrieron que existe una mayor dependencia de las vocales en zonas de temperatura y humedad elevadas; se utilizan más consonantes eyectivas en zonas de mayor altitud; los sistemas tonales más complejos se localizan en zonas húmedas; y hay un menor uso de consonantes complejas en zonas con más precipitaciones y mayor temperatura.
«Dentro de cinco años, dentro de 50 años, dentro de cien años, sería interesante ver qué crece a partir de la semilla que hemos plantado con este desarrollo en particular», afirmó Karl Benedict, director de Servicios de Datos de Investigación del Colegio de Bibliotecas Universitarias y Ciencias del Aprendizaje y coautor del estudio, detallando que el presente trabajo es solo el primer paso para entender este complejo fenómeno.
Tomado de Russia Today