COLUMNISTAS

Los Brics, la locomotora

La unipolaridad, eso de andar el mundo sujeto a los dictados de un poder que se erigió dueño tras la caída del Muro de Berlín, no terminará por ucase. Pero la realidad demuestra que el orbe tampoco seguirá mucho tiempo dominado por ese único polo.

A falta del llamado «socialismo real», que por más de 70 años puso contrapeso a lo que hoy ha desembocado en «capitalismo salvaje», las naciones emergentes con mayores posibilidades económicas y deseos del «mundo mejor» y posible, se nuclean en el platillo opuesto al ordeno y mando de Estados Unidos y Occidente, que son auxiliados hasta hoy por las envejecidas instituciones de Bretton Woods.

Con motor impulsor en el dinamismo de la economía de China y la posibilidad demostrada por Rusia de recuperar el liderazgo de siete décadas de la extinta URSS, el grupo Brics, fundado además por Brasil, India y Sudáfrica —tres naciones con importantes economías basadas en sus recursos naturales—, gesta la posibilidad de la alternativa.

Claro que su trascendencia no quedó de relieve de modo inmediato luego de su fundación, en 2009. Digamos que sus posibilidades de nuclear a las naciones de «la periferia» se han hecho más ostensibles durante los últimos diez años, justamente cuando la falta de equidad bajo la égida de la Organización Mundial del Comercio, las políticas leoninas del Fondo Monetario Internacional y las sanciones unilaterales con fines políticos de Washington, entre otros atropellos del desorden, hicieron más visible la imposibilidad de desarrollo, ni siquiera de sobrevivencia de los países subdesarrollados, bajo el actual poder hegemónico.

A la mirada hacia el Sur que caracteriza las posiciones éticas del grupo y sus principios a favor de la multipolaridad, el multilateralismo y, por ende, en pos de un nuevo orden económico y político mundiales, se añade la posibilidad del Brics de socorrer a las naciones más desfavorecidas. Ello contribuye a cambiar las reglas del juego.

La conformación de su Nuevo Banco de Desarrollo, nacido en 2014 con un fondo inicial de 50 mil millones de dólares para el fomento de proyectos en países del Tercer Mundo, resulta un instrumento indispensable para conseguir aquellos desafíos, y fue el primer escalón hacia el salto.

Por citar solo un ejemplo, el reciente apoyo financiero a Argentina en su necesidad de dar frente al vencimiento de los plazos de pago de la deuda contraída por el gobierno de Mauricio Macri con el FMI, ha demostrado que la institución está dispuesta y puede ayudar ante el garrote fondomonetarista.

Al propio tiempo, la posibilidad abierta por los miembros del grupo de ejercer transacciones financieras y comerciales con otras naciones usando sus respectivas monedas ha estimulado el intercambio entre ellas, y contribuido a una desdolarización incipiente que amenaza, empero, la prevalencia del dólar como moneda única internacional y, de paso, potencia el uso de la china, el yuan.

Con esos antecedentes, la recién concluida XV Cumbre de los Brics en Sudáfrica había concitado las expectativas de medio planeta; particularmente, de la veintena de naciones que habían solicitado adherirse a esa estratégica asociación que no está unida por preceptos ideológicos, aunque golpear la unipolaridad tenga, en el fondo, mucho de ideología.

Seis de esos países se integrarán en enero próximo, lo que consolida al Brics como un espacio de desarrollo y concertación del Sur que da la cara a la hegemonía.

SEGUNDA ERA

Para algunos analistas, el Brics ha entrado en una nueva etapa que pudiera considerarse su irrupción en la mayoría de edad.

Los resultados de la cita de Sudáfrica no han defraudado a quienes miran con optimismo su posición como ente alternativo en un planeta que perece a merced de países industrializados a quienes no importan el hambre, la desigualdad, ni el calentamiento global que acabará por engullirnos a todos. Más bien ellos han sido sus gestores.

Pero el crecimiento y consolidación del Brics no es ostensible solo en lo cuantitativo sino, además, en lo cualitativo. Así que a los aprobados nuevos ingresos de Argentina, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía, y sus renovadas posiciones a favor del pluralismo en la economía y la política y el nuevo orden —como lo ratificaron en la Declaración final—, se unen las potencialidades que le otorgan fuerza para desempeñar esos cometidos.

Tomando en cuenta a sus nuevos integrantes, se calcula que el Brics representará el 37 por ciento del PIB mundial —índice mayor que el de los Siete países más industrializados, reunidos en el G7— y abarcará al 46 por ciento de la población mundial. Hasta ahora, el grupo aportaba la quinta parte del comercio mundial.

A ello debe añadirse que China, según anunció su presidente Xi Jinping en la jornada de clausura, le entregará un fondo especial ascendente a diez mil millones de dólares destinado a la implementación de la Iniciativa de Desarrollo Global.

Sus posibilidades son tantas que el Fondo de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha estimado que el Brics está en posibilidades de liderar la erradicación del hambre y la pobreza mundial para 2030.

Con razón, el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva ha calificado a ese espacio como «locomotora» del nuevo orden mundial.

Foto del avatar
Marina Menéndez Quintero
Analista internacional del diario Juventud Rebelde. Ha colaborado con distintos medios radiales y actualmente tiene un espacio en la emisora Habana Radio. Invitada habitual del espacio televisivo cubano Mesa Redonda. Ha dado cobertura a procesos electorales en Nicaragua y Venezuela, así como a otros eventos en la región y distintos lugares del mundo. Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí de Prensa Latina, y Premio Nacional José Martí por la Obra de la Vida (2023).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *