«Puedes mirar una foto durante una semana y nunca volver a pensar en ella. También puedes mirar la imagen por un segundo y pensar en ella toda tu vida» – Joan Miró
Basta mirar algunas de las fotografías de Raúl Corrales (1925 – 2006) unos segundos para que se te queden grabadas en la memoria para siempre. Tal parece que él no miraba solo con sus ojos y su corazón, sino con los ojos y el corazón de todos. Es que Corrales, quien siempre decía: “Yo no busco una buena fotografía. Yo veo una buena fotografía”, descubría, tanto en lo ordinario como en lo trascendental, lo impactante y conmovedor.
Cuando triunfó la Revolución, Corrales era jefe de fotografía de la agencia de publicidad Cuba Sono Films. Ya era un fotógrafo adiestrado y experimentado. Pero su trabajo alcanzó mayor esplendor en Revolución, periódico en el que coincidió con Korda, Salas, Salitas y Liborio, entre otros, que, como él, se entregaron a la misión de captar los momentos culminantes de la entonces naciente Revolución Cubana. Allí trabajaron con pasión, maestría, y espíritu creativo. Gracias a esos hacedores de imágenes, el mundo pudo conocer la gesta revolucionaria, sus líderes y la efervescencia popular de aquellos años.
De acuerdo con el periodista y escritor Jaime Sarusky, “Revolución era todo un espectáculo que invadía las calles. Para ello tuvo que romper las fórmulas, los esquemas y la rutina del diseño que caracterizaba la prensa diaria de Cuba hasta entonces. Claro, se estaba viviendo la epopeya día a día y Corrales estaba allí registrándolo todo con su cámara”[i].
La Revolución estaba allí. Lo que había que captarla.
Son tantas las fotografías que nos legó Corrales, que sería interminable enumerarlas todas. Baste mencionar Caballería, una de las más emblemáticas; Primera Declaración de La Habana; Sombreritos; y sus instantáneas de los días azarosos de la Crisis de Octubre y de Girón, todas, joyas de la fotografía posrevolucionaria cubana.
«En la fotografía no hay ensayos, el trayecto por el que he caminado, ha sido muy largo. He tenido éxitos y errores y no me lamento de lo que he hecho hasta hoy», comentó en cierta ocasión al periódico Juventud Rebelde.
Corrales no solo hizo historia, también hizo arte. No por azar fue el primer fotógrafo cubano distinguido con el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1996, después de haber recibido en 1988, la más alta condecoración del Estado cubano en la esfera de la cultura: la Orden Félix Varela, entre otras distinciones.
Alberto Korda, otro imprescindible de la fotografía cubana, lo llamó El Maestro. Fueron compañeros y amigos durante años; primero en el empeño de perpetuar la naciente Revolución a través de la fotografía, y después, por los lazos que se forjan en la vida.
Raúl corrales: el maestro
“Los fotógrafos acostumbramos a expresar lo que tenemos en la mente y en el corazón con imágenes. Pero en estas breves líneas quiero expresar algunas cosas sobre un personaje que influyó mucho en mi vida, al cual admiraba a través de su trabajo, al que yo quería imitar y que decidió en gran medida que yo me hiciera fotógrafo”, dijo Alberto Díaz “KORDA” en julio de 1998[ii].
“Yo era un propagandista de un laboratorio de medicinas y seguía, semana a semana, las imágenes de la revista Carteles que firmaba Raúl Corrales. Un día decidí dejar todo y tomar una cámara fotográfica y seguir los pasos del que yo consideraba “El Maestro”. Eran años difíciles para alguien que comenzaba, y para ganar los pocos pesos tuve que hacer de todo en fotografía, desde bodas y cumpleaños y con una gran tendencia hacia la fotografía publicitaria.
“Cuarenta y cinco años atrás nos encontramos en un tren en viaje a Santiago de Cuba y allí nació una amistad que ha perdurado hasta el día de hoy. El triunfo de la Revolución nos hermanó en la inolvidable experiencia de captar todos los momentos de aquella epopeya, y a mí, me dio la posibilidad de seguir las huellas de quien considero mi maestro: Raúl Corrales”.
[i] Tomada catálogo de Raúl Corrales, CUBA La imagen y la historia. Consejo Nacional de las Artes Plásticas.
[ii] Tomada catálogo de Raúl Corrales, CUBA La imagen y la historia. Consejo Nacional de las Artes Plásticas.
Galería de imágenes de Raúl Corrales
ilustración de portada: Eduardo Méndez Navarro
Cada trabajo es un trozo de historia poco conocida. La fotografía cubana se merece una serie documental donde se profundice en esos grandes del lente pero no de forma aislada, sino con la intención de atesorar la memoria histórica para las actuales y futuras generaciones.
Muy buen trabajo, espectaculares fotos.
Simplemente fantástico, se siente en cada imagen lo que casi todos los colegas desearían, que las imágenes bibren y se expresen por si mismas, son obras que no deben de quedar, son obras que deben ser ejemplos para las generaciones. Felicitaciones maestro por rescatar la historia y hacerla presente.
Muy buen trabajo y maravillosas fotografías del maestro Raúl Corrales.
Un gran abrazo
Justicia poética, ¡justicia!, a un maestro que la merece y necesitamos recordar.