Lizet Márquez Gómez parece llevar en su ADN la energía de las tierras santiagueras, donde nació. En ella trasluce la peculiar capacidad de “parir” esfuerzos y voluntad en el ejercicio profesional, en su vocación por comunicar, y comunicar bien.
Graduada en la Licenciatura de Periodismo por la Universidad de Oriente en 1994, tiene una larga relación con el sistema Informativo de la Televisión Cubana (SITVC). También un reconocido dominio de las técnicas narrativas de este medio para asumir los procesos productivos.
Su intensa hoja de servicio acredita la seriedad y el compromiso social con que asume el acto de informar a los públicos.
Con gran experticia como reportera dentro y fuera del país, durante años estuvo al frente de la corresponsalía del SITVC en la provincia de Granma, y también cumplió misiones en Guatemala, Bolivia y Venezuela.
De la misma manera, asumió en 2018 su responsabilidad como diputada a la Asamblea Nacional por el municipio granmense de Jiguaní, en la IX Legislatura. Este encargo favoreció la oportunidad de enriquecer su enfoque y perspectivas de las cuestiones que trabaja habitualmente.
Muchas otras labores vinculadas a la prensa —fuera del escenario televisivo—han ocupado buena parte de su agenda cotidiana. Entre ellas, en fecha reciente, fue elegida como presidenta de la Delegación Ramal[i] de Televisión, de la Unión de Periodistas de Cuba.
Pero, sobre todo, ama su trabajo en el ámbito audiovisual. Así, le resulta cómodo hablar de su práctica y de la importancia que tiene la información para las teleaudiencias.
Es decir, la influencia que este medio logra, o no, como ente que configura o determina un rango de opiniones al reflejar en su programación aquellas problemáticas que atraviesan la vida nacional.
Porque “la televisión aun acapara la escucha de una gran audiencia”, asegura Lizet. “De manera específica, los programas informativos continúan estando en la preferencia de quiénes buscan estar actualizados de modo oficial”.
Sin embargo, al mismo tiempo reconoce que el público receptor de este tipo de programas audiovisuales no son precisamente los jóvenes.
Al indagar acerca de si la inmediatez en televisión impone determinadas peculiaridades que, en ocasiones, atentan contra el buen manejo y la calidad de los contenidos y el modo en que la información llega a los receptores, Lizet añade que “lo primero es tener empatía con el público. Saber ponerse en su lugar para conocer sus vacíos informativos, sus necesidades de actualización noticiosa.
“La inmediatez no afecta la calidad de los contenidos en la TV; la afecta el mal desempeño profesional en cualquiera de los medios de prensa, que ya han dejado de ser medios puros, pues todos están transversalizados por las actuales maneras de hacer con la llegada de las nuevas tecnologías. Todo depende de la profesionalidad, no del medio”.
Con relación a la especialización periodística y a lo importante que pueden ser las fuentes, términos por los que tanto se aboga en la prensa cubana, la periodista plantea que no cree que en estos tiempos funcione en la televisión.
“Si bien hay determinados asuntos que algunos colegas prefieren, se sienten atraídos y son los que mejor los trabajan durante años, lo cierto es que son insuficientes los profesionales con que contamos como para que puedan dedicarse solo a un sector o tema”, asevera.
“El periodista debe tener una preparación tal que le permita abordar todas las temáticas, especialmente en televisión donde las rutinas productivas resultan diferentes al resto de los medios y se trabaja para disímiles espacios, programas…”
En tanto, “las fuentes son vitales. No se puede construir un buen reporte periodístico sin la contribución oportuna de diversas fuentes”, concluyó.
[i] Las delegaciones ramales están compuestas por medios nacionales.
