Los operadores de la Unión Europea (UE) le han dicho al propietario de Twitter, Elon Musk, que el código de información voluntario de la UE no es voluntario y que la UE multará a Twitter si Musk no cumple con las reglas de la OTAN.
Aunque Musk juega, apenas, a ser el inadaptado simbólico de la OTAN, la Unión Europea le está diciendo a él y a todos nosotros que cualquier disidencia a sus narrativas rusofóbicas y sinofóbicas será severamente castigada.
Desde el punto de vista de Von der Leyen (Úrsula von der Leyen, actual presidenta de la Comisión Europea) y los otros títeres de la UE de la OTAN, esto tiene mucho sentido. Dado que la vida útil de los medios tradicionales está expirando rápidamente, eso sólo deja a la UE con los medios alternativos para someter con multas masivas como el caso de Twitter o, en general, desplazando y amordazando a todos y cada uno de los que dicen la verdad.
Mirad el trato que se le da a Roger Waters, de Pink Floyd, un antifascista de toda la vida, cuyo padre murió en acción luchando contra los nazis, pero que los sospechosos habituales, encabezados como siempre por la BBC y The Guardian, están proponiendo prohibir: acusándole de ser un nazi simplemente por su apoyo a los derechos de los palestinos y por ser lo suficientemente majadero como para seguir dando conciertos en vivo cuando roza los 80 años.
El código de la UE que Waters y Musk estarían incumpliendo «tiene como objetivo evitar la especulación con la desinformación y las noticias falsas, así como aumentar la transparencia y frenar la propagación de bots y cuentas falsas».
Cuando hablan de desinformación, los matones de Von der Leyen se refieren no sólo al trabajo de personajes como el erudito Stephen Karganovic, sino a una larga lista negra que está en la mira de sus censores. Hoy todo aquel que diga verdades como puños está sujeto a una miríada de sanciones e insultos tan calumniosos e ignorantes como los que la UE y la OTAN lanzan contra Waters de Pink Floyd.
El objetivo de etiquetar a Russia Today, Waters e incluso a «Masha y Mishka» como desinformación es controlar el espacio comunicacional y no permitir que puedan sobrevivir las ideas de herejes como Jeremy Corbyn o Robert F. Kennedy Junior.
La UE se preocupa principalmente por la gente que expone sus crímenes, gente como Julian Assange, que han sacrificado su libertad por informar de una pequeña parte de los crímenes de guerra que los yanquis cometieron en Irak. Crímenes que, recuerden, incluyeron la violación en grupo de niñas pequeñas por parte de los abanderados de la democracia al estilo estadounidense.
Y luego está Gonzalo Lira, que está en el peor de todos los lugares, en Ucrania, cuyos soldados violan cadáveres y cuyos políticos prohíben todos los partidos de oposición, todos los medios de oposición y todas las religiones que no adoran su sistema corrupto pero, sin embargo, le hacen Dios sabe qué a Gonzalo Lira.
Aunque parezca una broma de mal gusto, Ucrania ha obtenido una buena clasificación en los Índices de Transparencia y Libertad de Prensa de la OTAN. El régimen neonazi ucraniano es, proclaman los expertos en desinformación de la UE, la tierra de los libres y de los valientes, aun cuando es un infierno para las víctimas de Zelenski.
Las torturas a Assange y Lira han logrado silenciar a innumerables personas y, por lo tanto, han abierto el camino para que los lenguaraces periodistas de la OTAN llenen el vacío con sus propias noticias falsas, presentadas por depredadores sexuales como Philip Schofield de ITV.
Para poner las cosas claras, los países y las instituciones corruptas que elevan a los Jimmy Saville, Philip Schofield, Ghislaine Maxwell, Lord Boothby, Tom Driberg MP, Jeffrey Epstein, Sir Ted Heath, Cyril Smith, Karim Ahmad Khan, Imran Ahmad Khan o el Príncipe Andrew a posiciones de poder y autoridad no están en condiciones de dar lecciones a nadie sobre la transparencia.
En lo que respecta a los bots y las cuentas falsas, esa difamación debería haber muerto con el fin del Russiagate, uno de los esfuerzos más inverosímiles de la CIA y la UE para difundir noticias falsas a través de sus propios bots y cuentas falsas.
Pero, ¿por qué, se preguntarían Clinton, Biden, Obama y otras familias del crimen organizado, reinventar la rueda, cuando las viejas calumnias de los medios de comunicación de la OTAN funcionan tan bien como siempre?
Lo que tenemos con todas estas leyes, multas, sanciones y fanfarronadas de la UE es una especie de Cosplay de la OTAN, donde Von der Leyen y sus compañeros conspiradores pretenden moralizar, mientras las familias oligárquicas de Biden, Kerry y Pelosi desarrollan en Ucrania suficientes laboratorios biológicos como para eliminar a la mitad de la población de Europa.
La reciente censura del único medio que informó sobre los laboratorios clandestinos en Ucrania, encontrados en el ordenador de Hunter Biden, habla por sí sola: El New York Post no sólo fue asediado por el FBI, la información acerca de los negociados ilícitos del hijo de Joe Biden fue simplemente prohibida.
La Ley de Servicios Digitales de Von der Leyen criminalizará también el humor de siempre. Unas 19 empresas, incluidas Google Maps de Alphabet, Google Play, Buscador de Google, Google Shopping, YouTube, Facebook e Instagram de Meta, Marketplace de Amazon, App Store de Apple, Twitter, las dos unidades de Microsoft, LinkedIn y Bing, booking.com, Pinterest, Snapchat de Snap Inc., TikTok, Wikipedia, Zalando y AliExpress de Alibaba tendrán que obedecer los dictados de Von der Leyen «para hacer que Internet sea más seguro» borrando cualquiera noticia que von der Leyen, y sus plagiarios, decidan definir como «desinformación».
No es que las noticias de la guerra sea la única información que necesita la protección de la censura. También la OTAN ha censurado más de 3 400 artículos, revisados por especialistas, que cuestionaron su narrativa del COVID: ¿La justificación? Noticias falsas, propaganda rusa, desinformación o cosas por el estilo.
El esposo de Von der Leyen hizo una fortuna como proxeneta de las farmacéuticas. Yo me alegro de no haberme creído su marketing implacable, independientemente de si estaba vendiendo noticias falsas con sus vacunas. No tengo idea de si esas vacunas son efectivas o no. No estoy calificado para opinar.
Pero lo que sí es cierto es que hay políticos estadounidenses y europeos, como Lindsey Graham, que tienen la tribuna abierta porque son lo suficientemente desequilibrados como para promover guerras, vacunas sin comprobar su efectividad y otras bolas de demolición social.
Hablando de guerra, los mercenarios de la OTAN y la KFOR acaban de masacrar a un puñado de serbios en Zvecan (norte de Kosovo). Aunque espero con interés obtener un análisis adecuado de este último crimen de guerra de la OTAN, también estoy convencido de que los semi-verificadores y secuaces de Von der Leyen ya están preparados para ocultar los crímenes contra serbios, palestinos y otros pueblos que se atrevan a decir no al jardín de Borrell.
Tomado de Canarias-semanal.org