Amado de la Risa. ¡No!, no es un error al teclear el apellido. Es que así le llamamos varios de sus amigos, un poco en jarana y también un poco en serio porque era una manera de reflejar su permanente estado de ánimo.
Y es que Amado de la Rosa Labrada (Manzanillo 1947 – La Habana 2023) era un hombre alegre y ‘jodedor’ en buen cubano; amigo del excelente trago, el aromático café y el mejor puro, siempre dispuesto a cambiar el estado de ánimo de la gente. Aun en las circunstancias más adversas y difíciles salía el chiste que aplacaba los ánimos y ayudaba a distender una situación complicada.
Lo conocí a mediados de los años 70 en el Camagüey legendario, cuando trabajaba como corresponsal de Juventud Rebelde en aquel territorio y yo me incorporaba oficialmente al Diario de la Juventud Cubana. Venía de Blanquizal de Manzanillo, su patria chica, y junto a Soledad Cruz, fue de las personas que más me ayudaron en mis primeras andanzas en el periodismo.
Luego de una transformación en la estructura de JR, él retornó a la naciente provincia de Granma como corresponsal en ese territorio y Holguín. Parece fácil, pero el trabajo de un corresponsal y más en aquellos tiempos en que JR tenía una privilegiada edición vespertina en la capital y el cierre de las restantes jugaban con los horarios de los vuelos a provincia, resultaba muy presionante, al punto que más de una vez lo vi redactar en directo, entonces en el teletipo, las siempre complicadas notas de última hora.
En los años 90 nuevamente nos encontramos en La Habana. Esta vez tocó echar adelante el naciente proyecto de Opciones, el seminario Comercial, Financiero y Turístico de Cuba, del cual fue uno de sus pilares, no solo por cuanto escribió, que reza en los archivos, sino también por el aporte en ideas y proyectos y, sobre todo, por cómo acercó la publicación con empresarios cubanos y extranjeros en los temas y coberturas que atendía.
Paralelamente, estuvo vinculado un largo tiempo con la actual Agencia Cubana de Noticias, donde igualmente demostró su capacidad y quehacer periodístico, justo en las horas en que aún la ciudad estaba por despertar, como mucho antes lo había demostrado en la RG del Guacanayabo.
De manera que más allá de su risa, de sus jaranas constantes y buen ánimo, en él sobresalían la fidelidad, responsabilidad, iniciativa, sinceridad y la amistad. Y de la misma forma que aparecía la risa, también ocupaba su lugar la palabra afilada, sobre todo para destruir los mitos del ” se puede hacer” y buscar alternativas viables para no fallar en la encomienda.
Por eso a Amado siempre se le recordará en la redacción de Juventud Rebelde, en su natal Manzanillo, en su adoptivo Camagüey o en la Sierra Maestra que tantas veces recorrió para reflejar la historia guerrillera o la transformadora obra de la Revolución. Y para que no queden en impresiones solamente mías, aquí les dejo opiniones de quienes también lo acompañaron durante muchos años de su vida y de trabajo.
“Por más que queríamos imaginarte inerte, surges como siempre, entusiasta, para mostrarnos un nuevo proyecto periodístico, proponernos una forma de hacer, llevarnos a un encuentro con la vida, o a bailar con el órgano oriental’, escribió en Juventud Rebelde Chabela Fernández, su jefa durante muchos años, el día de su partida.
José Alejandro Rodríguez lo define así: “Amado de la Rosa fue la alegría, la gracia de vivir, la ocurrencia y el desenfado; pero siempre con esa contención que dan el respeto y el sentido común. Mucho ingenio para paliar los lados feos de la vida. Bueno de corazón. Hombre y amigo.
Para Osvaldo Rodríguez, “Amado será recordado por su humor cubanísimo que disfrutábamos todos y la primera anécdota que me viene a la mente es su referencia a la ortografía, cuando decía que ante una duda si una palabra se escribía con S, C o Z, decidía usar X. Casi medio siglo de una estrecha amistad me permitió disfrutar en múltiples ocasiones de su picardía, que no estaba en contradicción con su sensibilidad y solidaridad humanas, la lealtad y el amor a la familia. Fue amigo de sus amigos”.
Soledad Cruz lo describe de esta forma: “Amado de la Rosa fue una persona muy querida para mí. Trabajamos juntos en Camagüey por un tiempo y fue un regalo para mí por su alegría, su responsabilidad en el trabajo, su sentido de compañerismo. Era alguien que inspiraba confianza por su humanidad, por estar dispuesto a ayudar en lo que hiciera falta. Mi familia le tomó un gran cariño por todas esas virtudes que poseía. Mantuvimos nuestra amistad y cariño hasta el final de su vida y es muy reconfortante saber que es una persona que dejó una estela de cariño por donde quiera que pasó y una meritoria labor periodística y todos los que le conocimos le agradecemos su alegría de vivir, su consuelo cuando hacía falta y saberlo poseedor de ese mérito mayor que es ser una buena persona. Siempre en el corazón amado Amado”.
Foto de portada: Cubaperiodistas
Así era y así vale recordarlo . Su natural magnetismo irradiaba empatica confianza .
Gracias Esteban por recordarlo así como siempre será. A mi Amado es difícil no pensarlo vivo con esa sonrisa bonachona, campesina, tan cubanísima, y para decirlo como lo diría él, te la comiste con ese título, ese es nuestro Amado.
Tremendo tipazo… era un hombre clave en Opciones. Se ganaba al sector empresarial por su forma de ser, pero lo apoyaba al máximo con su experiencia y picardía, como se le recuerda en el artículo
Fue y es de mis preferidos, siempre nos buscábamos en las Ferias y otros eventos que coincidíamos era hombre y amigo y seguro está con Terensio juntando anécdotas y cuentos
Buen periodista,pero mejor hombre y amigo. Siempre alegre!!!. Imposible ir a una feria y no buscarte por los rincones
Nuestro Amado siempre estará en nuestro corazones. Un ser humano maravilloso y su presencia se extraña mucha luz y progreso para el.
Genuino cubano, que llevó siempre la alegría a todos, con sus ocurrencias, trabajos y sobre todo su forma peculiar de ser, alma del grupo Opciones en cada feria comercial, torbellino de risa que provocaba siempre con cada frase, con cada cuento o tan solo con su presencia , ten por seguro que siempre estará entre nosotros