Habrá quienes dirán qué había mucha gente, que era mucha la tecnología, que la música estuvo tremenda, que abundaron los discursos esta noche en la Escalinata.
Y sí, fue un concierto diferente, donde las personas llevaban sus mejores luces en el alma, la unidad a flor de piel, los sentimientos en cada grito, la osadía y la esperanza en cada canto.
Las imágenes sobre los muros centenarios del Rectorado de la Universidad de La Habana movilizaban recuerdos recientes y valores arcanos. Fue un espectáculo bello.
Junto a la plataforma de los artistas, todo un equipo con uniforme azul puso al béisbol en el contexto. Antesala de batallas ganadas y ojalá por venir, signo de esa diplomacia del deporte que hace vibrar como factor común a las grandes masas.
La juventud aplaudió a sus líderes y sus artistas, sus pares y sus referentes, sus youtubers y sus influencers, sus canciones y sus ansias. ¡Abajo el bloqueo, carajo!, gritó alguien en la multitud.
¿Quién dijo que la política pasó de moda? ¿Que la injusticia no encabrona? ¿Que las buenas causas no abarrotan las plazas? ¿Que la pelota no nos une? ¿Que nuestras elecciones no son democráticas?
Ya ganaron, dijo Díaz-Canel del Team Asere, al agradecer y convocar a la juventud cubana, de domingo a domingo, para ir de la pelota a las urnas. Y cerró con un Patria o Muerte que hacía mucho tiempo no atronaba con tanto fuerza en esta patria.
Para concluir hubo además Buena fe sobrada, con la entrega total de Israel y su grupo, y una multitud que cimbró como si no hubiera pasado ya dos horas desde inicio del acto, que se extendió otra hora y media más al ritmo de sus temas ya hechos himnos.
Dirán lo que quieran, pero no sobró ni faltó nada. Solo hubo luces esta noche, luces sobre Cuba.
(Foto de portada: Estanislao Santos).