«Década perdida», el término usado por los organismos internacionales para graficar la crisis económica y financiera provocada en Latinoamérica por el neoliberalismo y el impacto de la deuda externa en los años de 1980, podría advertir ahora acerca del estado de la economía mundial para este decenio.
Un informe del Banco Mundial publicado esta semana explica que el «límite de velocidad» de la economía global —la tasa máxima a largo plazo a la que puede crecer sin provocar inflación—, caerá al nivel más bajo de los últimos 30 años, lo que marcaría «una década pérdida» para el orbe.
La institución señala que en la actualidad existe una «tendencia preocupante» en la que «casi todas las fuerzas económicas que impulsaron el progreso y la prosperidad» de los países desarrollados durante las últimas tres décadas, «se están desvaneciendo».
Como resultado, entre 2022 y 2030, el crecimiento promedio del PIB mundial caería hasta el 2,2 por ciento anual, lo que representaría una disminución de, aproximadamente, un tercio respecto de la tasa observada entre los años 2000 y 2010.
Para las economías en desarrollo, la caída será «igualmente pronunciada» y bajará del seis por ciento anual obtenido en la primera década del siglo XXI al cuatro por ciento anual durante el resto de este decenio.
Pero estas caídas podrían ser mucho más pronunciadas en caso de una crisis financiera global o una recesión, alerta.
«Se podría estar gestando una década perdida para la economía global», dijo el economista en jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial, Indermit Gill, quien también consideró que la desaceleración del crecimiento potencial podría tener serias repercusiones en la capacidad del mundo para abordar una creciente variedad de desafíos como la pobreza persistente, los ingresos divergentes y el cambio climático.
Sin embargo, el límite de velocidad de la economía mundial se puede revertir mediante lo que llamó «ambiciosas» políticas que impulsen la productividad y la oferta laboral, la inversión, el comercio, y ayuden a aprovechar el potencial del sector de los servicios. Esas medidas podrían contribuir al crecimiento potencial del PIB en 0,7 puntos porcentuales hasta alcanzar una tasa promedio anual de 2,9 por ciento de las economías desarrolladas.
Lo que el documento no explica claramente es cómo conseguirlo, al menos para las naciones de economías emergentes, en medio del actual e injusto orden internacional sostenido en buena medida, precisamente, por organismos financieros como el propio Banco Mundial.
Empero, el informe subraya la necesidad de fortalecer la cooperación global.
La integración económica internacional ha ayudado a impulsar la prosperidad mundial durante más de dos décadas, pero ha fallado, reconoció el texto. Restaurarla es esencial para catalizar el comercio, acelerar la acción climática y movilizar las inversiones necesarias para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en 2015 por la ONU, aseveró. (Con información de Russia Today)
Imagen de portada: En algunas naciones de la región como Chile, la elaboración común del alimento ha resurgido y sigue resultando una salida solidaria donde se fomenta la participación y la organización. Foto: Oficina de Prensa de América Latina (OPAL)