“¡Especial, variopinto, que tiene de todo…! ¡Esas son las palabras que merece!”. Así describía una colega, desde el lunetario, al nuevo ejecutivo del gremio que los periodistas pineros eligieron en su Asamblea XI Congreso -cierre de esa parte del proceso en el país-, para trabajar en los próximos cinco años, con la reportera María Esther Campos López como nueva presidenta de una UPEC muy especial en un municipio que lo es igual.
Un instante después, María Esther revelaba a los cerca de 50 periodistas reunidos cuáles serán sus herramientas de trabajo para el quinquenio: “¡Tremendo reto tenemos: continuar y fortalecer el trabajo del equipo de Gloria, así que cuento con ustedes para hacerlo! Debemos hacer reales nuestros sueños, rescatar la motivación y la alegría de pertenecer a la UPEC”, dijo.
Ella hablaba de un rescate, pero si algo caracterizó a la asamblea de la Isla de la Juventud fue la alegría que por momentos hizo perder las “fronteras” entre las delegaciones y que no menguó ni siquiera cuando algunos pretendieron en vano que Gloria Morales Campanioni, la presidenta saliente después de 10 años de buen trabajo, convirtiera la emoción ante la amorosa despedida que recibió en alguna lágrima digna de close up o primera plana de prensa. No, ella no lloró, y qué bueno que no lo hiciera.
En efecto, desde el Partido en el municipio, que le entregó un diploma con esta palabra mayor: ¡GRACIAS!, hasta la Presidencia nacional de la UPEC, cuyo titular, Ricardo Ronquillo Bello, llegó a la reunión con un mensaje de reconocimiento y una reproducción del cuadro “El rapto de las mulatas”, esta mulata en su Isla recibió mucho agradecimiento por lo hecho y mucho aliento para lo que emprenda desde ahora.
Desde el arranque mismo de la asamblea, el jubilado Eloy López destacó la capacidad de aglutinar de la presidenta que terminó e hizo votos porque el nuevo equipo de dirección siga la misma pauta. Un comentario parecido se le escuchó a Ernesto Medina, quien agregó su satisfacción porque ya hay una prensa consolidada en la Isla sin que se requiera, como en tiempos superados, traer para hacerla a colegas de La Habana u otras partes. “Tenemos aquí -afirmó- ese ejército que Fidel quería en el sector”.
Muy joven él mismo, Miguel Pagarizabal lidera, como director de IslaVisión, un equipo entusiasta y consagrado, que ha logrado el noticiero municipal de 27 minutos y promovido la integración profesional, tanto al interior de su medio como a todo el ámbito de la prensa pinera.
Juliet Pérez Calaña (entre muchísimas cosas), editora de ese canal, comentó el avance colectivo en comunicación de redes desde que vencieron el módulo de multimedia del diplomado. Elogió además la redacción acogedora que dispusieron, la nueva corresponsalía en La Fe, el éxito del evento “Frente común de las ideas” y del torneo de softball… todo lo cual se consiguió en tiempos muy complicados.
“En este contexto es fácil cansarse, pero tenemos mejores cosas que hacer. Lo peor que le puede pasar a los cubanos es que perdamos la alegría, que dejemos se nos instale la desesperanza”, dijo esta joven de letra filosa que proclama sin tapujos: los periodistas que quedamos en los medios lo hacemos porque queremos -cualquiera, fuera, te paga más-, pero el asunto no es quedarnos en ellos para frustrarnos sino para hacer el periodismo que nos inspira.
A esa altura del encuentro, Ricardo Ronquillo repasó hechos que denotan el país en que vivimos (protestas de un 11 de julio, crisis energética, escasez crónica…) y explicó que todo ello nos exige un periodismo distinto. “Tenemos que cambiar la forma en que hemos hecho la comunicación política, mediática y comunicativa, para evitar que la gente pierda la confianza en las instituciones del país y en la capacidad de estas para enfrentar los problemas”, dijo.
Como en otras reuniones, el presidente nacional de la UPEC convocó a aprovechar más, de manera creativa, herramientas como las directas y los memes, así como a ubicar y acoger en nuestros espacios a figuras locales, particularmente jóvenes, que con carisma y naturalidad acerquen a los públicos, desde las redes sociales, a los valores e ideas que defendemos.
Además, Ronquillo explicó que en la Ley de Comunicación Social que de alista la prensa se concibe como parte de los mecanismos de rendición de cuenta de las instituciones a la ciudadanía.
Respecto a esto último, Isla de la Juventud ya ha dado pasos, como la sección “Hablemos con propiedad” que en el programa “Radio Caribe en la calle” saca esta planta. Miriam Castillo, directora de la emisora, explicó que el espacio combina la exposición pública de la postura de las entidades con las demandas de la población en torno a un tema y la acción del Gobierno local para exigir soluciones.
Sus resultados, buenos según el consenso en la asamblea, serán mejores cuando alcancen en la Isla la articulación entre medios a que llama la UPEC nacional, idea que puede rendir más en comunidades pequeñas. “Con esa integración los medios públicos ganan autoridad ante la gente. No podemos vernos de manera separada”, dijo el presidente de los periodistas.
Los colegas pineros quieren superarse, y al respecto la reportera de la agencia ACN Ana Esther Zulueta, quien emprende un doctorado, comentó los sacrificios -salir de la Isla, por fuerza- que entraña el propósito, pero matizó que comunicar requiere conocimientos más allá del periodismo y cada profesional debe saber qué campo necesita reforzar para hacer mejor su trabajo.
Sobre la demanda, no satisfecha en mucho tiempo, de profesores acreditados de otras universidades que vayan a la Isla a capacitar a periodistas, la viceintendenta Inalvis Mazar aclaró que el Gobierno local puede mediar para conseguir, en función de los medios, lo que se resuelve para otros sectores.
Terminada la reunión, en un encuentro informal, alguien de casa llegó a sugerir que esta podía ser de las mejores asambleas XI Congreso del país. Francamente, Cubaperiodistas (que las cubrió todas) no lo cree, pero en cambio -¡no me enfilen todavía los bolígrafos, reporteros pineros!- tampoco tiene alguna duda de que fue la más alegre.
Dijeron lo que tenían que decir(se), disfrutaron su compañía y la de otros, bromearon, festejaron sus propios votos para regalarse tres delegados al XI Congreso, se repartieron flores y afectos, aplaudieron y se “tiraron” coros, como equipos en peñas deportivas, y cuando tuvieron que emocionarse para despedir a Gloria y proclamar a María Esther, lo hicieron con una sonrisa a flor de los titulares.
De modo que no, no creo que la mejor -por ahí hubo debates que perfectamente honrarían el Palacio de Convenciones-, ¡pero si se mide la alegría…! Y ese, el de la alegría, debía ser el cartabón de todo acto humano.
Si alguien quiere un “balance de aquel balance”, lo remito a la idea con que una colega pinera definió al nuevo ejecutivo de la UPEC y que sirve igual para pintar la reunión completa: “¡Especial, variopinta, que tuvo de todo…! ¡Esas son las palabras que merece!”.
(Foto de portada: Yoandri Delgado Matos).