Así titulé, hace más de 30 años, un apresurado reporte de una experiencia singular en mi vida periodística y en especial en las coberturas que llevé a cabo teniendo al Comandante en Jefe como epicentro.
Entre papeles amarillentos, casi ininteligible su contenido por lo borroso, acabo de encontrar aquella nota nacida de haber estado casi hombro con hombro con Fidel, en una recepción en la embajada yugoslava en La Habana, a la que asistí en representación de Prensa Latina, como una actividad más, comunes en aquellos tiempos.
Compartía esa noche con colegas de la prensa extranjera cuando, para mi sorpresa, apareció el presidente cubano y pasó junto a nosotros, llevado por el anfitrión a un salón dispuesto para su diálogo. Poco después, emergió y fue directamente hacia donde estábamos y expresó directamente: ¿de qué quieren que hablemos?
Transcribo fragmentos del reporte que nació aquella madrugada, trasmitido por PL el 6 de octubre de 1990, a las 13.40 UTC, para los circuitos exteriores de la agencia de la que yo era entonces Vicepresidente para la Información:
“Confianza en las posibilidades, conocimiento de la realidad, y optimismo en cada una de sus palabras fueron las impresiones que dejaron anoche un diálogo con Fidel Castro.
“En la sede diplomática de Yugoslavia se le esperaba en ocasión a la despedida del embajador Milos Popovic y su presencia confirmó las expectativas.
“El asedio de los presentes casi no le dejó cumplir con los saludos de rigor y en improvisada conferencia de prensa, a menos de un metro de sus más cercanos interlocutores, trazó panoramas y expresó estrategias…
“Se manifestó particularmente entusiasta con la nueva modalidad de participación popular en el gobierno de base en el país, que llevará a la elección y funcionamientode quienes denominó “líderes de barrio”…
“Fidel Castro se extendió en el análisis de las ventajas que representará el reforzamientode la acción de los ciudadanos sobre las actividades de su comunidad sin suplantar las funciones de las autoridades designadas y lo que representa en una ampliación de la participación democrática en lagestiónde gobierno…
“A preguntas de un colega, insistió en la importancia de ir directamente a las bases, donde se trabaja, produce o estudia, para conocer la realidad y sus posibilidades, métodos que aplicó –según evocó—incluso antes de su época de líder guerrillero en la Sierra Maestra.
“Fue evidente anoche que de sus constantes recorridos por campamentos estudiantiles y obreros, instalaciones agrícolas e industriales, saca conclusiones que le hacen optimista sobre los resultados del esfuerzo que llevan a cabo hoy los cubanos, a pesar de las dificultades coyunturales.
“Fue un variado coloquio del presidente cubano, en el cual su confianza y optimismo contrastaron con los vaticinios de los escépticos de todo signo”.
Esa noche estuve tan cerca de él, a menos de medio metro, que no me animé a sacar mi libretica de notas ni bolígrafo para no distraerle con ese gesto. En cuanto se retiró al salón donde le esperaba el embajador, me marché a la Central de PL para redactar antes de que se me escaparan de la memoria detalles centrales de lo escuchado y teniendo en cuenta que los restantes participantes eran periodistas que, al otro día, darían sus versiones de lo dicho.
Mas de tres décadas después de aquel episodio, la compleja actualidad –de bloqueo reforzado, pandemia y trastornos económicos y sociales de diversa índole– me confirma cuánto de visionario y certero era en sus apreciaciones y métodos.
Por eso hay que tenerle presente, en todos los momentos y esferas de la vida nacional, como los que vivimos en estos días en vísperas de nuevas elecciones para ratificar el empoderamiento del pueblo en las decisiones sobre su destino.