El argentino Miguel Machalski y su libro El guion cinematográfico: un viaje azaroso, protagonizaron este miércoles 8 de febrero el espacio semanal Diálogos en reverso, que se trasmite en vivo a través del muro de Cubaperiodistas en Facebook y por su canal en Youtube.
Casi una veintena de preguntas formuladas por el periodista Octavio Fraga, incitaron la conversación de unos 70 minutos. Machalski, pródigo en sus respuestas, definió algunos puntos de vista en torno a la escritura de guiones, que conceptualiza como un acto creativo, no técnico.
Como autor o coautor este cineasta ha escrito unos 20 guiones cinematográficos de diversos géneros (comedia, comedia dramática, drama, relato histórico, policial, animación, infantil…) y en tres lenguas (español, inglés, francés).
Además del volumen antes citado, es autor de otros dos: El punto G del guion cinematográfico, publicado en Madrid; y ScreenTelling, publicado en inglés en versión electrónica.
—¿Cómo han evolucionado las texturas del libreto cinematográfico en la contemporaneidad?, pregunta el periodista.
—Con el mercado, sin hablar de las series de televisión, que tienen su propia narrativa.
Al respecto, Machalski subrayó el condicionamiento económico implícito en la escritura un guion, “una predisposición plenamente aceptada”. Y recalcó cómo el género de la película, o su multiplicidad, es un atractivo para su financiamiento.
Por otra parte, “hay que pensar en el destinatario, pero no tanto”. No se escribe para un tipo de espectador, pero hay que pensar en él, como hay que pensar en el nicho del mercado donde se va a colocar la futura película. “Una historia no sirve para nada si no tiene un vínculo con lo universal”.
En cuanto a tendencias o corrientes que rompen con las escrituras clásicas del texto cinematográfico, el autor explicó que más bien puede hablarse de una profesionalización de la escritura y de una proliferación de temas como género y transgénero. En Europa —precisó—, la problemática de los refugiados, y “a granel”, los medioambientales, las guerras, las crisis…
Los personajes en el empaque del guion, un acápite presente en El guion cinematográfico: un viaje azaroso, y motivo de interrogante por parte del periodista, fue examinado por el entrevistado con un sentido crítico.
—Me encuentro mucho con personajes genéricos, que no son artífices de una persona. Miremos cuáles son sus demonios y en qué medida se siente igual a otro, que el guionista se siente a ver quién es esa persona y por qué hace lo que hace.
Lo dice desde su función de asesor de proyectos procedentes de universidades, escuelas de cine, festivales, talleres nacionales e internacionales organizados por entidades privadas y públicas en Europa, Asia, África, Medio Oriente y América Latina.
Porque Machalski se desarrolla desde 1996 en el ámbito del cine internacional como guionista, consultor y tutor. Y ha colaborado con grandes estudios: StudioCanal Plus, Gaumont, Svensk Filmindustri, y con productoras independientes.
También trabaja —o ha trabajado— en varios programas de desarrollo y capacitación del Creative Europe, con la Escuela Internacional de Cine y Televisión en Cuba, con el CDA en Barcelona, Proimágenes en Colombia, la Jordan Film Comission, el fondo FINAS en Malasia, el CNA de Luxemburgo. Se desarrolla también como consultor para el Instituto Binger en Holanda y es evaluador de proyectos para el programa de fomento audiovisual europeo Media.
Sobre la “invisibilidad” del guion en los abordajes reflexivos de la crítica cinematográfica, Machalski piensa que, a pesar de su importancia en los primeros momentos —porque es muy difícil que un realizador obtenga financiamiento sin tener un guion—, luego es digerido por la película. Y la figura del guionista desaparece ante el público.
—Además, pocos directores estiman que el éxito de una película tiene que ver con el guionista.
El guion es como una melodía, el director la armoniza, le pone los instrumentos y le da otra pátina. Un guion no sirve en bandeja todas las respuestas. Se trata de usar la narrativa de manera que vaya generando interés.
Sobre el consultor de guiones, tarea a la que Machalski ha dedicado una buena parte de su talento, opina que se desconfiaba mucho también en el cine europeo, no solo en el latinoamericano.
—Es muy polémica en el cine de autor, pero surgen cada vez más consultores como paso preliminar antes de hacer una película. Soy como un terapeuta del guionista.
Miguel Machalski ha sido lector analista de los guiones de películas como Billy Elliot (Stephen Daldry), Tabú/Gohatto (Nagisa Oshima), Tango (Carlos Saura), Nadie conoce a nadie (Mateo Gil), The Golden Bowl (James Ivory), Femme Fatale (Brian de Palma), Spider (David Cronenberg), The Interpreter (Sydney Pollack), The Man Who Killed Don Quixote (Terry Gilliam), Saraband (Ingmar Bergman), Mar Adentro (Alejandro Amenábar), Million-Dollar Baby (Clint Eastwood)…
Numerosas interrogantes y sus respuestas matizaron el resto de la entrevista de esta tarde en Diálogos en reverso; entre otras, las relacionadas con temáticas como los productores de Hollywood y sus conocimientos sobre el guion, el cine experimental y el guion experimental, y el guion como un adversario a superar.
La transcripción de esta entrevista será publicada próximamente en Cubaperiodistas.