«Está visto: la Revolución nos cría y la Revolución nos junta. Nuestra principal fuerza es la humana, la militancia política. Somos los dueños de los medios y la primera escuela es Fidel Castro», dijo la periodista Arleen Rodríguez Derivet antes de agregar que las circunstancias del país nos movilizan y sacan de la comodidad, porque el enemigo no descansa.
La idea de la colega trazó la mejor foto de familia en la Asamblea XI Congreso de la UPEC en el bloque político, que reúne a unos 90 periodistas de siete editoras de vanguardia dentro del gremio: Ideas Multimedios, la dirección de comunicación de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el equipo de la presidencia de la República, el Centro Fidel Castro Ruz, el portal CubaSí, la revista Siempre con Cuba, del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) y Publicaciones del Comité Central del Partido.
Aludido directamente en las palabras de Arleen —«un jefe al frente que da la pelea, escribe más que tú y busca más temas que tú», dijo ella— Randy Alonso, director general de Ideas Multimedios, esbozó las bases del salto integral de ese proyecto: la aspiración de mejoría editorial de siempre y, además, la decisión de enfrentar el impacto de circunstancias muy difíciles que vienen desde el período especial y convierten la gestión noticiosa en una odisea.
«No se trata solo de ver cómo saldrá el experimento desde lo administrativo; hay que evaluar también cuáles son sus efectos ideológicos y políticos», afirmó. Consciente de la diversidad de opiniones que el asunto genera, Randy admite que tenemos desafíos por delante, pero piensa que «o cambiamos y buscamos soluciones revolucionarias desde todo punto de vista o nos quedamos igual y ahorita no podemos publicar nada».
Así fundamenta su llamado a arriesgarnos con responsabilidad. Ideas Multimedios comenzó a transformarse en 2018, desde lo editorial, en Cubadebate, y ahora se enfrasca en el salto económico y administrativo con la certeza de que sus profesionales tienen potencial para participar en el nuevo escenario y recibir ingresos a partir de la comunicación.
«¿Cómo el sector privado va a aprovechar ese mercado y los medios no?», dijo Randy, en pregunta afilada que, con signos de interrogación y todo, se responde a sí misma: ¿Cómo?
Resuelta en poco tiempo, en comparación con la mayoría de las más de 200 realizadas en todo el país —desde la base hasta el nivel ramal—, esta asamblea se caracterizó por la agudeza en los temas y la hondura conceptual incluso para discrepar de proyecciones del gremio mejor compartidas en casi todas partes.
Ricardo Ronquillo Bello, presidente nacional de la UPEC, no esperaba menos. «La composición misma de la reunión —dijo en la apertura— expresa los cambios en la comunicación política en Cuba. En el pasado Congreso no teníamos los equipos de la presidencia de la República y de la Asamblea Nacional. Ambos tienen un papel extraordinario de cara a la visión que los cubanos adquieran sobre el ejercicio del gobierno y la comunicación desde esas estructuras».
El presidente de la UPEC elogió que las instituciones del país construyan sus oficinas de comunicación en base al carácter estratégico de esta, reconocido como nunca antes, pero afirmó que lo más trascendental es que el propio Partido cambió su estilo de comunicación.
A seguidas, refirió tres líneas básicas del trabajo de la organización, contenidas en las respuestas a: ¿Qué comunicación desarrollar en el siglo XXI, cómo asegurar el éxito de la política de comunicación del Estado y el Gobierno y qué hacer para estimular la transformación del sistema de prensa?
Responder en la práctica esta última pregunta pasa por la ejecución del experimento —por ahora en 16 medios muy bien escogidos de todo el país— con nuevos modelos de gestión editorial, económica y tecnológica que, mejor o peor entendido, más o menos reducido en cuanto a la percepción de su abanico de implicaciones, generó en la reunión serenas discrepancias.
Iroel Sánchez, por ejemplo, no está de acuerdo «con la filosofía del buscárselo» y llamó a tener presente, en cualquier experimento —de ingresos adicionales por la comunicación— la garantía de que «el que dicte la agenda de los medios sea siempre el pueblo».
En otra parte de su intervención, contrastó lo que ve como nuestra lentitud con la productividad nociva del enemigo: «Nuestra más reciente creación comunicacional para la lucha ideológica fue Cubadebate, en 2003. ¿Cuántos medios contra la Revolución creó Barack Obama? ¿Cuántos hicimos nosotros en el mismo período? Eso es sentido del momento histórico», dijo.
A juicio de Iroel, como estamos en una batalla por la cabeza de la gente, debemos transformar la manera de actuar y procurar que el conocimiento —fomentado desde entornos de la prensa— alcance a las mayorías.
En otro momento del intercambio, el presidente nacional de la UPEC recordó que el experimento de nuevo modelo de gestión editorial, económica y tecnológica no implica en ningún caso el retiro del presupuesto del Estado. «Por el contrario —señaló—, los medios incluidos recibirán además un apoyo especial para su desarrollo. No fomentamos la menor contradicción entre la naturaleza simbólica y la naturaleza económica de la prensa».
En ese sentido, Ronquillo recordó que entre las primeras acciones de la organización a inicios de este proceso estuvo un censo nacional sobre la situación material, financiera y de recursos humanos del sector, estudio que fue presentado al Gobierno y discutido en el reciente pleno del Comité Nacional de la UPEC.
La presidencia del gremio está consciente de la aguda situación material del sector —Ronquillo suele referir la crisis del sistema de prensa, ¿qué más?— que tanto preocupa al joven subdirector de Cubadebate Oscar Figueredo: «Logramos —dijo Oscar— grandes avances en las audiencias, pero ¿hasta qué punto podremos mantener eso en las actuales condiciones? ¿Hasta cuándo los jóvenes se mantendrían en un medio sin condiciones? Si la comunicación es estratégica, necesitamos un respaldo concreto para funcionar».
La UPEC se propone hacer del 2023 el año de la comunicación y celebrar en julio el Congreso de la transformación, pero las dificultades recogidas en el proceso asambleario son enormes. La periodista Katiuska Blanco, del Centro Fidel Castro Ruz, no vacila en afirmar que la situación es de «indigencia» y la atribuye a la falta de prioridad y conciencia.
Katiuska sostiene que no ve así otros ámbitos que, a lo mejor, no deciden tanto como la prensa en la defensa de la nación. En su criterio, nosotros, «que venimos desde abajo y a contracorriente», debíamos regalar los contenidos, porque aunque todo es político, «la primera trinchera es la cultura».
Le preocupa que un mal trabajo al respecto conduzca a que tengamos personas, incluso con poder para tomar decisiones importantes, carentes de información; por ello, cree que tenemos que brindar más instrumentos del conocimiento.
Un buen instrumento de esos —clarín mambí quizás— pueden ser las alianzas que celebró Elier Ramírez, subdirector del Centro Fidel Castro Ruz: entre la UPEC y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y entre la UPEC y la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC).
«Es bueno —elogió Elier— que haya mayor articulación para enfrentar los desafíos con la Historia: ¿cómo la comunicamos, cómo estimulamos el periodismo histórico, otro campo en que nos va la vida, cómo conectamos a los jóvenes con el legado de la nación? Para defender, primero hay que conocer y querer, por eso es hermoso el simbolismo de que la UPEC convocara su XI Congreso desde nuestro Centro Fidel Castro Ruz».
Esos puentes de saberes por la patria pasan por un capítulo mencionado por Tubal Páez, Presidente de Honor de la UPEC, quien considera que vivimos la etapa más compleja de nuestra Historia, a veces sin conocerla. «Debemos —señaló— especializarnos también en las personas: qué somos, que heredamos como pueblo. Fidel, que se preparaba así, nos llamó a formar nuestras propias fuerzas».
