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«Demandando a la vida su secreto», de Cintio Vitier

El día de hoy nos reúne felizmente la presentación del volumen Demandando a la vida su secreto, cuya concepción estaría motivada por la celebración del centenario de Cintio Vitier, una de las personalidades más prominentes de las letras cubanas y del grupo de intelectuales que conformara el grupo y la revista Orígenes, ampliamente conocido como narrador, poeta, investigador y confeso devoto de la figura y obra martianas. Su versatilidad en el ámbito de los estudios literarios y la crítica ha llevado a esta obligada revisitación de sus textos, específicamente una selección de diez ensayos, publicados por la revista Casa de las Américas desde el año 1977, reflejo de treinta años de quehacer intelectual, y que, como conjunto, resultan representativos de su gusto y admiración por figuras de las culturas cubana y latinoamericana, trabajos simbólicos que nos dibujan su particular visión sobre Juan Marinello, José Lezama Lima, Alfonso Reyes, César Vallejo, Simón Bolívar, en un viaje de eterno retorno que fragua en su centro a Martí y a la historia de Cuba, como pináculos de su interpretación de la realidad en cada una de estas personalidades y en sus correspondientes momentos históricos.

Los ensayos «Marinello en dos libros», «Hallazgo de una profecía», «Regalo de Reyes» y «Notas en el centenario de Vallejo» constituyen aproximaciones a los autores que en casi todos los títulos se sugieren: para homenajear a  Marinello en la Valoración Múltiple a la que Vitier fuera invitado, evoca recuerdos de una juventud de lecturas, en la que dos títulos –Poética, ensayos en entusiasmo (1933) y Literatura hispanoamericana: hombres, meditaciones (1937)–  dibujan la esencia del escritor en estilo y pensamiento. El primero, a través del carácter marcadamente normativo que impone, al establecer, en sus propias palabras «el deber ser de la poesía en un momento crucial de nuestra historia: los años 30, en plena lucha antimachadista», y enfocar su mirada crítica en la vanguardia poética cubana, ejemplificada en las voces de Eugenio Florit, Emilio Vallagas, Manuel Navarro Luna y Nicolás Guillén. De otra parte, Literatura hispanoamericana…, volumen del que destaca sus tres primeros ensayos, dedicado uno a Gabriela Mistral y dos a José Martí, estos últimos de vital importancia, pues en él «asoman ya los criterios que orientaran sus valoraciones sucesivas de Martí, centralmente dedicadas a calibrarlo como creador literario».

Será también Martí el pilar sobre el que sustenta el descubrimiento y la interpretación de un poema inédito de Lezama Lima hacia el año 1985, treinta y dos después de su escritura, motivo central del artículo «Hallazgo de una profecía», y de los versos que Vitier titula «La casa del alibi», en cuyo sentido sibilino insiste cuando sintetiza: «El período que se inicia con la frustración de la república martiana es interpretado por Lezama en este poema como una marcha por el desierto, semejante a la que evoca el libro del Éxodo en el Antiguo Testamento […]», y cuando refiere en su última página «Si este poema se escribió antes del asalto al Cuartel Moncada, resulta de una videncia casi increíble; si se escribió después, cuando el ímpetu revolucionario parecía haber fracasado una vez más, constituye igualmente, en la región de los símbolos, un testimonio profético».

La editora Claudia Torras Mendoza, del Fondo Editorial Casa de las Américas.

«Regalo de Reyes» y «Notas en el centenario de Vallejo» resultan un claro homenaje de Cintio a ambos escritores desde sus respectivas realidades, geográficas y de estilo. De Alfonso Reyes, desde su acercamiento personal y la «gracia» que en él descubre, resume su relevancia al decir: «¿Qué sería de México sin Reyes, sin lo que Reyes significa dentro de lo mexicano que se iniciara bajo el patrocinio de Sor Juana?». Su celebración centenaria de Vallejo implica, por su parte, un recorrido por su obra, que entraña el redescubrimiento del tono en las poéticas que caracterizan cada uno de sus libros. Las percepciones individuales de «Los heraldos negros», «Trilce», «Poemas humanos» y «España, aparta de mí este cáliz», de acuerdo con los motivos que los traen a la luz, quedan aunadas y resumidas por Vitier cuando sentencia: «No le podemos quitar a Vallejo sus propias dualidades, tan combatidas como resistentes […]. No le podemos quitar a Vallejo su cristianismo ni su marxismo […]. No le podemos quitar a su vanguardismo su modernismo […]. No le podemos quitar una sola partícula de lo que fue, porque en él empezamos a ser, o más bien a hablar, a decir lo que somos […]».Es innegable que la presencia de Martí es central en este volumen, y de ello dan fe los artículos «Demandando a la vida su secreto», «Visión martiana de Haití», «Martí en la hora actual de Cuba», «España en Martí», «Nuestro hombre del 98» y «Martí, Bolívar y la educación cubana», textos que, aunque retratan facetas y estudios disímiles de la vida y obra del Maestro, constituyen un conjunto orgánico en el que todas sus visiones confluyen y actualizan nuestra percepción de la historia: la de un Martí que se adueña de la palabra, la enriquece, la eleva en su amor por Bolívar y por los paladines de las luchas por la libertad de la América, cuyas «mayores influencias no las recibió […] de los próceres de la palabra y el pensamiento, sino de los héroes y mártires de nuestra independencia […] no solo el legado ético y político, sino también el mayor impulso estilístico […]»; la de un Martí cronista en el que crece en cada estadía el amor por la bella tierra haitiana, por su gente, su naturaleza, sus costumbres, relatos de amor fraterno que Cintio resume cuando nos dice: «Así, como un desconocido hermano, fue Martí a sus hermanos negros de Haití, de Santo Domingo, de Jamaica, de los Estados Unidos, de Cuba. El anillo hecho con hierro del grillete del Presidio Político no era una alianza solo con Cuba, era una alianza con todos ellos»; la de un Martí que se hace necesario, en la hora actual, en la formación ideológica de un país que pierde a sus hijos, que peligra de desviarse de la calidad educativa necesaria, razón por la que Vitier nos exhorta a que «[…] Probemos la esperanza; sistematicemos, sin burocracia pedagógica, la invencible esperanza; hagamos el experimento de una formación martiana que vaya desde el Círculo Infantil hasta las especialidades universitarias, y que solo termine con la vida»; la de un Martí que sabe de dolores profundos, de destierro, de opresión, pero que respeta al pueblo español, a su gente, a sus artistas, que con nostalgia vuelve a España como a su primer amor; la de un Martí profético, «[…] único cubano preparado para afrontar política y culturalmente el viraje histórico del 98 […] el mismo cuya muerte en combate tres años antes, tan involuntaria como trágicamente, había facilitado aquel viraje»; y, por último, la de un Martí que hace de Simón Bolívar un maestro, ejemplo de juventudes, y, ambos, a su vez, de guías pedagógicos de este autor que resume principios y objetivos educativos imprescindibles como el estudio de la historia de la patria, «de lo específico nuestro» que es «nuestro modo de pensar y obrar, que da carácter al pueblo y se concentra y universaliza en sus máximos héroes y creadores», de lo «humano universal» que es «el patrimonio íntimo –ético y estético– de cada persona» y, de colofón, como núcleo del ejercicio crítico y creativo de este poeta cuya obra nos convoca esta tarde, de «la vida como servicio y como poesía».

Foto de portada: Presentación de libros electrónicos publicados por el Fondo Editorial Casa de las Américas en el año 2022. De izquierda a derecha: del Fondo Editorial Casa de las Américas, Natalie Roque Vega; Claudia Torras Mendoza, Nisleidys Flores Carmona y del Programa de Estudios sobre Culturas Originarias de la Casa de las Américas, Amanda Sánchez Vega.

(Tomado de La Ventana)

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