Es muy probable que la periodista de radio Arletty Leyva Cordoví haya pronunciado la frase más justa para definir, durante la asamblea provincial del XI Congreso de la UPEC, la misión primera del gremio en su terruño: “Debemos -dijo la joven- poner la imagen de nuestro real Guantánamo por encima de la (invasora, acota Cubaperiodistas) base naval estadounidense.
En una asamblea de confianza, que reeligió para la nueva etapa a cuatro miembros del ejecutivo anterior -incluida la presidenta provincial, Taimí Fernández Pérez-, la joven reportera radial encarnó uno de los principales llamados que desde hace tiempo hace la estructura de dirección de la UPEC: debemos unirnos para conformar una comunicación integral y defender, en mejores condiciones, esa credibilidad que nace de las historias completas y del empleo de herramientas múltiples.
El tema del multimedio no deja a nadie indiferente. En el Guaso, los integrantes del Comité Central del Partido Rafael Pérez Fernández y Bolivia Tamara Cruz, primer secretario en la provincia e integrante del departamento ideológico, respectivamente, acompañaron al presidente nacional de la UPEC, Ricardo Ronquillo Bello, y a otras personalidades de los medios y la ideología a animar un diálogo que recogió cinco años de trabajo y apunta su catalejo a muchos más que esos.
Dairon Martínez Tejeda, del periódico Venceremos, cuestionó que el afán del multimedio sea adjudicable solo a las redes sociales cuando hay tanto que integrar de todas partes, aunque a veces a alguien se le ocurra imponer desde fuera jerarquías mediáticas de acceso a la noticia que hacen, fuera y dentro del gremio, más daño que otra cosa.
Falta aun -según Dairon- ese cambio de mentalidad en directivos de cara al derecho de la ciudadanía a recibir información constante y veraz. “Una Ley de Comunicación resolvería muy poco -sentenció- si no cambian las mentalidades”.
Las tensiones, presiones y pasiones de toda prensa -agudizadas en Cuba por un ataque externo delirante- solo pueden aliviarse con unidad. Mabel Pozo Ramírez, de la radio provincial, sostiene que, si no nos comunicamos hacia adentro, si no compartimos los escasos recursos que tenemos, ¿adónde llegaremos? La solidaridad, como afirmó, garantiza que el periodista cumpla su primer compromiso, que es nada más y nada menos con la verdad y el pueblo. Ella defiende que la prensa debe ser una plataforma de debate revolucionario.
En Guantánamo se habló mucho del relevo en redacciones. La propia Mabel Pozo planteaba que la captación para la carrera tiene que ser territorial y que el servicio social debería cumplirse seriamente (como antes), aunque esto último se torna fantasía cuando al recién llegado no se le garantiza atención alguna.
Antes, Dairon había afirmado que urge dedicar las prácticas preprofesionales a actividades de creación periodísticas que completen la formación de la academia y no a cumplir tareas docentes atrasadas.
Algo tiene este tema, porque en su intervención la periodista de la agencia ACN Yamilka Álvarez también criticó el menguado tiempo de prácticas que apenas permite enseñar-aprender-hacer algo de periodismo.
Yamilka refirió además la necesidad de que la prensa “baje” -o suba, según se vea- más a los problemas de la población, y puso el ejemplo de alguna crisis territorial con la harina y el pan que hubiera podido ser explicada con una mejor indagatoria de fuentes, pero también equilibrada con la crítica a la des/organización que asoma tanto la cabeza.
Como en otras reuniones, salieron a relucir, por insatisfechas, viejas demandas materiales, la conectividad entre ellas. El presidente nacional de la UPEC llevó algo de alivio al comunicar que se alista un nuevo diseño de conectividad para el sistema de medios y una flexibilidad que permitirá a los directivos decidir un otorgamiento que hasta ahora daba muchas vueltas, ascensos y hasta curvas entre municipios, provincias y la capital.
Ricardo Ronquillo comentó que se ha constatado cierto desequilibrio en los presupuestos para los medios en las provincias que reflejan el valor desigual que sus autoridades dan a estos colectivos. “La comunicación es el terreno principal de la confrontación política y de la agresión a Cuba”, dijo, en contraste, el presidente.
Por todo ello, la Ley de Comunicación que se encamina servirá, según Ronquillo, para fundar una cultura en ese campo, en función del socialismo, con instituciones más abiertas, transparentes y cercanas a la gente. “Desde fuera nos plantan un sistema de medios contrarrevolucionarios como presunta solución a los problemas de la comunicación. Debemos utilizar esta ley para fortalecer el nuestro”, convocó el presidente.
Entre los llamados de Ronquillo estuvo el fortalecimiento de las capacidades para el periodismo de tema económico, dado que en esa área se define gran parte del éxito de las transformaciones que se propone la nación. Su argumento es sencillo: no por gusto las autoridades del país han definido la comunicación como un recurso estratégico. ¿Cómo no hacerlo nosotros?
Son esas las mismas autoridades que animan un sistema de trabajo político plenamente “periodístico”: caminando Cuba y hablando con los cubanos. Para hacerlo en su Imías, el reportero radial Moisés Jiménez y sus compañeros acogen al aire el diálogo del Gobierno local con la gente, esa piedra angular del periodismo comunitario.
“Dar un rumbo a la palabra”, tal fue la manera en que una ciudadana, enterada del XI Congreso, comentó en redes al periodista de televisión Miguel Reyes la misión de nuestro gremio. Puede que ese rumbo se complique -noticias de lento parto, hechos sin abordaje, invitados que dejan plantado a un canal, “aprobaciones” externas para abordar un tema…-, pero él, que como otros evocó a Fidel en una frase, sigue ubicando sus letras.
Esos obstáculos informativos han sido vistos también por la reportera de Venceremos Lilibeth Alfonso, quien criticó la morosidad con que llegan, o no, algunas notas oficiales -sobre sucesos complejos- que en medio de tanto ataque ayudarían sobremanera a que se sepa la verdad y se vindique nuestra justicia.
La periodista abordó un ángulo poco mencionado: el trabajo a distancia exige un tratamiento especial, en recursos, ambiente y disposiciones laborales, que no parece verse mucho.
La defensa del periodismo y los reporteros, parte de la pelea por el país, estuvo en las palabras del baracoense Gilberto Rodríguez, quien no olvida cuando, en un Congreso de la UPEC, Fidel Castro dijo que a los periodistas hay que abrirles las puertas. No lo recordó un hombre que pide, sino un colega que, junto a otros, hace en la Ciudad Primada el “milagro” de la televisión… ¡sin una cámara!
Con tal potencial no hay espacio a la derrota. Lisván Lescaille, del telecentro provincial, afirma que el pesimismo no conduce a ningún lugar. Convencido de la fertilidad del experimento del modelo de gestión de la prensa que se avecina, él convoca a seguir la postura del presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez: aplicar la ciencia para resolver problemas.
“Hay que centrar las investigaciones en dinámicas de nuestros procesos internos, sistematizar los avances, aceptar las críticas e invitar a los críticos a que vengan a ayudar”, invitó Lescaille.
El enfoque de cobertura, diálogo, ciencia y transformación tiene el refuerzo de la sensibilidad. El reportero de la delegación de medios nacionales Jorge Cantalapiedra relató emocionado cómo la UPEC, desde Guantánamo hasta la sede nacional en La Habana, ha sido esencial en el respaldo a tratamientos vitales para su pequeño hijo.
Así de fuerte es esta organización -tan criticada desde afuera… por algo será- que el presidente Ronquillo no duda en calificar como triunfadora ante la maquinaria del verbo ponzoñoso. Es la misma que, en sus palabras de conclusiones, el primer secretario del Partido en Guantánamo, Rafael Pérez Fernández, llamaba a continuar un parejo avance en lo estético y en lo ético. “Aun cuando moviliza a través de los sentimientos -dijo- la prensa debe actuar con ética. Estamos orgullosos. Tenemos en Guantánamo la mejor UPEC de Cuba”, dijo el dirigente y los reporteros salieron a explicar nuevas noticias.
Foto de portada: Leonel Escalona.
Saludos. El colega Enrique Milanés captó muy bien las esencias de nuestra asamblea, en la cual como alguien dijo, hablamos de lo humano y lo divino. No fue más de lo mismo, aún cuando quedan cuentas por saldar, tan complejas como los cambios de mentalidad que hacen falta para resolverlas. Pero andamos, y confío en todos nosotrtos juntos.
A juzgar por el relato periodístico, muy, Muy. MUY buena la asamblea de los colegas guantanameros. Como dijo Mariana a su familia y testigos en los duros días luego de la guerra grande , según cuentan:”No quiero llanto, fuera de aquí”.
Y además fue una asamblea donde brilló el compromiso y la proyeccion profesional de las generaciones más jóvenes de la prensa en el Alto Oriente cubano
Excelente resumen de lo que fue nuestra Asamblea y el debate no termina…