Muchas veces me parecía que estábamos a punto de fundar el mejor periódico de la Tierra. Ningún otro había libado de las aulas de la Universidad: tres periodistas, dos diseñadoras y una cientista de la información a punto de graduarse, a la distancia de un puñado de reportajes y entrevistas… y con unas ganas inmensas de comerse el mundo.
Algunos me creerían solo un soñador. Pero no era el único. La primera edición la horneamos entre todos, a fuego lento, para que cada párrafo, cada foto, cada diseño, ardiera justo a la temperatura de las emociones: íbamos a contar cuántos tesoros guarda Artemisa, tierra de campeones, de artistas muy queridos, de campesinos tenaces…
Siempre pensé que aquellas briosas muchachas —tal como el Nobel de Literatura André Gide—, si tuvieran “a mano una buena pluma, buena tinta y buen papel, escribirían sin dificultad una obra maestra”.
Y una obra maestra es lograr que amaran estas páginas quienes andan y desandan el pueblo más filmado del planeta, quienes cultivan las tierras fértiles de Güira, quienes erigen un promisorio futuro en Mariel.
A su lado, tres veteranos guiábamos la nave entre el rojo de estos suelos. Así zarpó el artemiseño por los surcos de este pedazo de Cuba, por las lomas de Bahía Honda y San Cristóbal, por los tatamis donde Idalys Ortiz cosecha glorias, con mucha voluntad impulsando las velas y el propio automóvil de un fotógrafo.
En el camino, la tripulación ha cambiado, incluso de capitán, aunque nada nos ha hecho variar el rumbo, con la proa enfilada hacia la gente que nos lee, la que no solo sueña sino también desafía tempestades por arribar a una provincia próspera.
Dirán que 12 años no es demasiado tiempo para cantar victoria. Muy cierto. Tampoco es poco tiempo a bordo.
Por eso celebramos. Porque en muchas ocasiones las palabras se pegan a los dedos sobre las teclas, como cautelosas de salir al exterior con toda su fuerza, conocedoras de que pueden derribar gigantes y molinos, pero cada vez salen, cargadas de esperanza y voluntad, con rigor y con filo.
Nuestros mejores amigos, los lectores e internautas, esperan también valientes estocadas, como Cuando la vida se torna un negocio, ¿Cuál es el problema de coger mangos bajitos?, La avaricia no deja bajar los precios, Volver a dar en el blanco, Entre el dolor y la muerte, La Capital merece un Coppelia a su altura, Necesario caballero es Don Dinero y Un pedazo del alma que se arranca sin piedad.
“El silencio no está en el diccionario de un periodista”, sostiene Reinaldo Cedeño. Eso sí, “cada juicio presupone un contrario”. Hallar la verdad exige determinación, esa que ha de alimentarnos a quienes amamos el artemiseño y lo sentimos como una espada, cuya empuñadura es la razón.
De tales certezas, hemos garabateado cada agenda por más de una década. Ya en nuestros primeros 12 años, insistimos en contar la épica Artemisa que tenemos… y la próspera Artemisa que queremos.
(Tomado del Facebook del autor)