Halos de fractura estudiados por el rover Curiosity de la NASA en el cráter Gale de Marte contenían ópalo rico en agua, lo que podría constituir un importante recurso para la exploración humana.
Un equipo de investigación que utiliza nuevos métodos para analizar los datos del rover y su espectrómetro de neutrones Dynamic Albedo of Neutrons, o DAN, concluye que las vastas redes de fracturas del subsuelo habrían proporcionado unas condiciones ricas en agua y protegidas de la radiación potencialmente más habitables que las de la superficie.
En 2012, la NASA envió a Marte el rover Curiosity para explorar el cráter Gale, una gran cuenca de impacto con una enorme montaña estratificada en el centro. A medida que el astromóvil ha ido recorriendo la superficie del planeta rojo, los investigadores han descubierto rocas de tonos claros que rodean fracturas que atraviesan ciertas partes del paisaje marciano y que a veces se extienden hasta el horizonte de las imágenes del vehículo.
Trabajos recientes han descubierto que estas redes de halos tan extendidas constituyeron uno de los últimos, si no el último, entorno rico en agua en la era moderna del cráter Gale que también habría proporcionado condiciones más habitables cuando las características en la superficie eran probablemente mucho más duras.
Como parte de un nuevo estudio publicado en la revista Journal of Geophysical Research: Planets, dirigido por Travis Gabriel, antiguo becario posdoctoral NewSpace de la Universidad Estatal de Arizona y actual físico investigador del gobierno de Estados Unidos, se examinaron los datos de archivo de varios instrumentos y se observaron anomalías considerables cerca de rocas de tonos claros al principio de la travesía.
Por casualidad, Curiosity pasó por encima de uno de estos halos de fractura hace muchos años, antes de que Gabriel y Sean Czarnecki, estudiante de posgrado de la ASU y coautor del estudio, se unieran al equipo del rover.
Al observar las imágenes antiguas, vieron una enorme extensión de halos de fractura que se extendían a lo lejos. Aplicando nuevos métodos para analizar los datos de los instrumentos, el equipo de investigación descubrió algo curioso. Estos halos no sólo se parecían a los encontrados mucho más tarde en la misión, en unidades rocosas completamente diferentes, sino que eran similares en su composición: una gran cantidad de sílice y agua.
“Nuestro nuevo análisis de los datos de archivo mostró una sorprendente similitud entre todos los halos de fractura que hemos observado mucho más tarde en la misión”, dijo Gabriel. “Ver que estas redes de fracturas estaban tan extendidas y probablemente repletas de ópalo fue increíble”.
Gabriel y su equipo de investigadores estudiaron la composición de las rocas de color claro que rodeaban las fracturas en el suelo, o halos, en el cráter Gale. Estudios anteriores en los que participó Gabriel utilizaron el espectrómetro de descomposición inducida por láser del rover Chemistry and Camera, o ChemCam, para demostrar que estos halos pueden estar compuestos de ópalo, un material que tiene importantes implicaciones para la historia del cráter y contiene una gran cantidad de agua, que produjo una fuerte señal en otro instrumento del rover: el espectrómetro DAN.
Al observar los núcleos de perforación tomados en los yacimientos de Buckskin y Greenhorn muchos años después de la misión, los científicos confirmaron que estas rocas de tonos claros eran muy singulares en comparación con todo lo que el equipo había visto antes.
“Estas rocas de tonos claros se iluminaban en nuestro detector de neutrones, produciendo tasas de recuento de neutrones térmicos anormalmente altas”, explica Gabriel.
Además de revisar los datos de archivo, se buscaron oportunidades para estudiar de nuevo estas rocas de tonos claros. Cuando se llegó al yacimiento de Lubango, un halo de fractura de tonos brillantes, Gabriel dirigió una campaña de mediciones con el espectrómetro de neutrones que confirmó la composición rica en ópalo de los halos de fractura.
El descubrimiento del mineral es digno de mención, ya que puede formarse en situaciones en las que el sílice se encuentra en disolución con el agua, un proceso similar a la disolución del azúcar o la sal en el agua. Si hay demasiada sal, o cambian las condiciones, comienza a depositarse en el fondo. En la Tierra, el sílice se disuelve en lugares como los fondos de los lagos y los océanos y puede formarse en fuentes termales y géiseres, algo similar a los entornos del Parque Nacional de Yellowstone.
Los entornos ricos en agua del subsuelo de Marte podrían haber constituido un refugio seguro frente a las duras condiciones de su superficie, bastante inhóspita en comparación con la Tiera.
Dado que los científicos prevén que este ópalo del cráter Gale se formó en una época moderna de Marte, estas redes de fracturas subterráneas podrían haber sido mucho más habitables que las duras condiciones actuales de la superficie.
“Dadas las amplias redes de fracturas descubiertas en el cráter Gale, es razonable esperar que estas condiciones subsuperficiales potencialmente habitables se extendieran también a muchas otras regiones del cráter, y quizás en otras regiones de Marte”, dijo Gabriel. “Estos ambientes se habrían formado mucho después de que se secaran los antiguos lagos del cráter”.
Foto de portada: Los halos de fractura de tonos claros que atraviesan el lecho rocoso se extienden por el subsuelo de Marte.
(Tomado de La Jornada)