Adelante tomó la calle en horario vespertino aquel lunes 12 de enero de 1959, bajo la licencia de la Revolución que corría el riesgo insospechable de la desidia y la traición de agentes serviles a la burguesía y quienes temían a un gobierno verdadero de pueblo.
Los ojos bien abiertos y el talento previsor de los revolucionarios y del Movimiento 26 de Julio vieron venir el desafuero de esos inadaptados por confundir y acentuar la campaña contra el fantasma rojo esgrimiendo la cortina de hierro.
Sin embargo, Adelante se encargó de contrarrestar, con verdades, los insolentes planes fraguados internamente con la complicidad foránea que no cejaban en hacer añicos este modelo de democracia participativa.
Tal dualidad de periódicos de distintas tendencias políticas y económicas se extendió hasta el 31 de marzo de ese propio año, fecha en que El Camagüeyano cerró definitivamente sus puertas.
La ruta de Adelante mantiene invariable posición de acompañar a la Revolución, a su partido único, nacido de la fusión de todas las fuerzas revolucionarias que hicieron posible el triunfo, imagen viva de la voluntad de los intereses del pueblo.
Los años transcurridos -64- los mismos del ascenso del poder revolucionario, no hicieron flaquear la verticalidad de los viejos y nuevos periodistas que se integraban a la lucha y llegaron a compartir espacios en la sede de El Camagüeyano, en la calle Finlay.
De la generación iniciadora de Adelante quedan vivos muy pocos, pero las sucesivas hornadas defienden, a capa y espada, el deber de no entregar las banderas al costo, incluso, de entregar la vida.
El nombre de este órgano de prensa –primero fundado en Cuba, después del ascenso al poder de la Revolución, incita a seguir Adelante frente a los desafíos, desvaríos y pesimismo y de nuestros propios errores e insuficiencias.
Foto de portada: Archivo de Adelante
(Tomado de Adelante)