PERIODISMO CIENTÍFICO

Un misterioso humano extinto dio forma a nuestro sistema inmunológico

Los humanos modernos se han mezclado con múltiples especies de homínidos arcaicos. Los papúes, en particular, deben hasta el 5% de su genoma a los denisovanos, un grupo hermano de los neandertales cuyos restos solo se han identificado en Siberia y el Tíbet, según apunta una nueva investigación publicada en PloS Genetics.

Ayuda inmunológica

Estrechamente relacionados con Homo neanderthalensis (neandertales), los denisovanos fueron descubiertos en 2010 y solo son conocidos por la ciencia a través de su ADN y restos escasos. A pesar de su extinción, parecen haberse cruzado con humanos modernos antiguos, con Homo sapiens y habernos ayudado a reforzar nuestro sistema inmunológico.

El ADN denisovano constituye alrededor del cinco por ciento del ADN de los papúes, los indígenas australianos, los melanesios y otros grupos étnicos en el sudeste asiático, como Filipinas.

Para comprender mejor la importancia de esta contribución genética, los investigadores buscaron en los genomas de 56 individuos papúes para ver si portaban secuencias de ADN denisovano o neandertal y luego predijeron cómo esas secuencias podrían afectar el funcionamiento de diferentes tipos de células. Encontraron ADN denisovano pero no neandertal. Las pruebas con cultivos realizadas posteriormente determinaron que las secuencias de adn denisovano regularon con éxito los genes cercanos, aumentando o disminuyendo su expresión de manera que podría afectar la forma en que las personas responden a las infecciones.

Los resultados también respaldan la idea de que el ADN arcaico ha tenido un amplio impacto en la configuración de la diversidad genética y la evolución de los humanos modernos.

“Demostramos que es muy probable que no solo el ADN neandertal, sino también el denisovano contribuyan a la expresión génica en las poblaciones humanas. Validaciones adicionales revelarán si estos efectos son en su mayoría específicos del tipo de célula o consistentes entre las células”, explican los autores.

Los investigadores sospechan que esta función ayudó a los papúes a adaptarse a su entorno local y a defenderse de las enfermedades infecciosas, y podría tener implicaciones para ciertas enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario que afectan a los papúes de hoy en día.

“Si bien es necesaria una mayor validación experimental de nuestras observaciones para caracterizar el impacto de la introgresión arcaica en todo el genoma, o los resultados sugieren una posible contribución de las variantes de denisovanos a los fenotipos relacionados con el sistema inmunitario entre los primeros humanos modernos de la región, lo que podría favorecer la adaptación a el entorno local”, concluyen.

(Tomado de Muy interesante)

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