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Un acuerdo histórico ¿en crisis de extinción?

Las 13 colonias inglesas de América del Norte fueron posibles a la vida independiente, -bajo el genérico nombre de Estados Unidos de América- gracias al acuerdo histórico entre las oligarquías económicas dominantes en las dos grandes zonas geográficas del inmenso país, quebrado posteriormente de manera temporal durante los años de la guerra de secesión y retomado después tras la victoria del Norte sobre la oligarquía confederada del Sur esclavista.

Ahí están a grandes rasgos las raíces y la génesis de donde surgió el Imperio yanqui construido a expensas de vecinos, aliados y rivales mediante una sucesión de robos territoriales, saqueos financieros, extorsiones, sobornos y chantajes hasta llegar a ser el único poder hegemónico mundial dictando leyes y organizando servidumbres durante largo tiempo.

Ese acuerdo histórico entre los dos principales sectores de las élites económicas yanquis tomó cuerpo en los partidos Demócrata y Republicano, que sirvieron desde entonces como fachada y cobertura de la comedia democrática que encubre a la realidad estadounidense de partido único y pensamiento único.

Cada vez que ese difícil acuerdo histórico ha amenazado con romperse, los más poderosos sectores de la oligarquía financiera, empresarial y política del Imperio han maniobrado rápidamente para evitarlo y consolidar a cualquier precio el poder interno y externo que detentaron desde mediados del siglo XVIII casi sin interrupción y se resisten a perder.

Vivimos ahora uno de esos momentos de peligro en que el acuerdo histórico que sustenta aun el Imperio corre el riego de quebrarse,  por las razones que fueren, la aparición de Donald Trump en el escenario político como candidato de la extrema derecha, ideológicamente colindante con el fascismo, el racismo y las teorías más extremas que ese país haya conocido, -acompañado de un notable y sorprendente apoyo electoral,- ha puesto en crisis de extinción e incertidumbre al sistema en su conjunto, pues el fenómeno y las dudas se extienden a ambos partidos y a la sociedad en general, desorientada y confundida por su propia prensa.

Ambos sectores que hoy se enfrentan y se atacan ferozmente con la mayor estridencia y suciedad simbolizan en los nuevos tiempos la posible ruptura del acuerdo histórico, sin el cual el gran país del Norte no podría sobrevivir como Imperio mundial y toda su armazón se vendría abajo de una forma u otra.

El conflicto ucraniano, las guerras en el Medio Oriente, -que se libran en territorios aparentemente lejanos- forman parte de esas contradicciones amenazantes del poder del Imperio, socavándolo por dentro junto a otros fenómenos sociales y económicos como el aborto, la inflación, el tráfico de armas y la ingobernabilidad en las calles, el deterioro generalizado de todo tipo de valores en medio de la brutalidad policial y el racismo exacerbado.

¿Podría sostenerse así el acuerdo histórico ¿Podrán sobrevivir así los Estados Unidos de América?

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