Carmen Yu aprovechó su intervención, una de las primeras y de las más completas de la asamblea XI Congreso en Radio Guamá, para agradecer, tanto a la UPEC nacional como a la de Pinar del Río, el «acompañamiento frontal» que en esta etapa difícil les han brindado a los colegas de Vueltabajo. «Las donaciones de nuestros compañeros desde todo el país han llegado a donde tenían que llegar», señaló la reportera.
Sus comentarios no quedaron ahí, pues expuso igualmente necesidades que van desde las pequeñas pilas para los equipos al muy extrañado transporte, mediando en el camino la triste certeza de que, si no se llega a los lugares y no se dispone de la tecnología para acopiar historias de vida, los archivos de la radio se empobrecen.
Otro asunto que le preocupa —como a profesionales de todos los medios en su provincia— es el insuficiente arribo de jóvenes a las redacciones, con la añadidura de que, a menudo, posibles interesados son espantados por una red de resoluciones y protocolos de admisión arcaicos que exigen mucho y producen muy poco.
En más de una de las asambleas pinareñas se expuso, como allí, que no pocos comunicadores institucionales pretenden suplantar el lugar de la fuente —cuya voz es particularmente insustituible en este medio—, erigiéndose en otra barrera al periodismo cuando la UPEC, el Partido y el Estado hacen más por derribarlas.
Ricardo Ronquillo Bello, el presidente nacional de la UPEC, es el primero en admitir que el sistema de comunicación pública y de prensa enfrenta una crisis estructural, pero nunca deja de añadir que son también estructurales las soluciones que se requieren.
De ahí que el Secretariado del Comité Central del Partido, el Buró Político y el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros respaldan, con aliento y rúbricas, un entramado de transformaciones de la gestión de los medios y la comunicación que debe conducir también a mejores saldos, tanto para la economía institucional como para la de sus trabajadores. En sus reportes, Cubaperiodistas ha sido prolijo en ello.
El asunto es que, pese a una situación delicada en recursos humanos y materiales, Radio Guamá se enfoca en su potencial de avance. La clave —como insiste Ronquillo— es la integración, y el joven Yusley Izquierdo, que recibió su carné de la UPEC en plena asamblea, considera que en las emisoras se puede integrar mucho: «¿Acaso el periodismo no tiene de arte y el arte no implica comunicación? ¿Por qué la distancia entre las áreas artística e informativa de una emisora?», preguntó con plena madurez.
Ante el arribo insuficiente y el éxodo de unos cuantos, la clave del éxito para Radio Guamá (y compañías) reside en la frase de aliento que les dio Félix Témerez, el presidente de la UPEC en Pinar del Río: «No son otros, son ustedes. Aquí están los que quieren estar, los que pueden resolver las cosas. ¿Cómo van a ubicar entonces los liderazgos que necesitan?».
Ese «aquí están…» retrata igualmente la situación del país. Ricardo Ronquillo elogió que tengamos el sistema de prensa de la Revolución activo: «Lo han mantenido ustedes, los periodistas, que ayudan a forjar los consensos necesarios. Tenemos que fortalecer ese sistema a marcha forzada».
Casi en su despedida de Radio Guamá, Ricardo Ronquillo convocó a los miembros de la UPEC a conformar su proyecto de transformación editorial y económica en pos de mejorar economías y servicios (comunicacionales), pero que es mucho más serio y bueno porque integra, como él sostiene, «el nuevo diseño del socialismo en Cuba».
Los diseños nuevos se acompañan con buenos relevos. Al cierre de la asamblea XI Congreso, Radio Guamá decidió con votos que la nueva presidenta de la UPEC de base sea Yusimy García, quien continúa la labor del veterano reportero Ricardo Rodríguez, un hombre que después de dos mandatos fue despedido del cargo sin regalos solo en apariencia, porque esa tarde llegó a su casa en Los Palacios, además del elogio de Témerez, con la espalda cargada de amorosos comentarios de sus compañeros.
TelePinar: ni triunfalismo ni secretismo
Nadie me lo ha asegurado, pero es posible que el colectivo de telePinar cambiara unos cuantos «grados», a babor o a estribor, el balance del balance de sus últimos cinco años de trabajo, como parte del XI Congreso.
Si todos esperábamos que la mayor parte del debate girara alrededor del experimento del nuevo modelo de gestión editorial y económica que se implementará en 16 medios del país —este canal incluido—, la realidad es que, en la discusión, allí hicieron uso del a veces olvidado derecho a ser creativos.
El presidente nacional de la UPEC, Ricardo Ronquillo, les dio la explicación de rigor sobre el próximo tránsito a Unidad Presupuestada con Tratamiento Especial de la comunicación, les explicó el margen de creación y gestión que ello abrirá, les detalló sobre la Ley de Comunicación que está (más que en camino) llegando, les comentó acerca del Fondo de Fomento de la Prensa Cubana, los créditos bancarios y las nuevas asignaciones presupuestarias; les dijo, en fin, que el experimento no es algo platónico, sino que ya está por comenzar… pero el signo del diálogo quedó en las mediaciones, la conformación de la agenda, la interacción con otros actores de la comunicación y la jamás plácida relación con las fuentes.
Tras apuntar la capacidad de trabajo y reinvención propia del colectivo, Zunilda Veiga lamentó que hayan regresado a una excesiva cantidad de coberturas de actos y reuniones y a un predominio del género informativo que lastra para el público la riqueza de otros.
Más aguda aun fue la crítica de su colega Alina López Ochoa, quien no vaciló en afirmar que semejante práctica nos demerita ante el pueblo. Además, relató que nunca en su ejercicio periodístico le había resultado tan dificultoso el acceso a las comunidades como en la última etapa.
Al respecto, interesado en mensurar la hondura del problema, Ricardo Ronquillo, quien admitió la antigüedad de las deformaciones en la comunicación cubana, preguntó si a la televisión pinareña le resulta imposible abordar los intereses del pueblo (el talento premiadísimo de sus reporteros puede responder en paralelo) y Fátima Rivero, una gran firma y presidenta de la UPEC allí —ratificada al cierre del encuentro—, le explicó que las presiones de tiempo, por el déficit de personal, y las carencias tecnológicas han ralentizado el periodismo de investigación.
Al margen del diálogo fraterno a que llamó Ronquillo y para el que todos se proyectaron favorables, lo que parece evidente es que todavía falta en esa tierra de héroes —periodísticos y no— construir la coherencia entre la prominencia vista desde el exterior de las redacciones y la prominencia que ve la pupila del reportero.
José Luis Granda, jefe del Departamento Ideológico del Comité Provincial del Partido Comunista en Pinar del Río, coincide en que hay problemas en la cultura comunicacional y algunas entidades pretenden decidir cuál tema deben abordar los reporteros. Además, consideró que debe apoyarse materialmente al gremio.
En cualquier caso, una frase de Ronquillo será clave: «Los eventos sensibles ameritan una discusión de los periodistas con las autoridades del territorio. Hay muchos factores en juego, pero siempre debemos acordar la mejor respuesta política y comunicacional, pensar qué es lo mejor para el país defendiendo a la vez el crédito de la política y el crédito de los medios. Sin triunfalismo ni secretismo, que es la mejor manera de hacer honor a las ideas de Raúl Castro».