Que el balance de trabajo y las intervenciones sobre los últimos cinco años de labor de la UPEC en el periódico Granma tuvieran espacios para recordar a los compañeros fallecidos, para fomentar la unidad generacional y discutir sobre la llegada y permanencia de jóvenes en el colectivo resultó la mejor evidencia de que, junto al experimento de gestión editorial y económica al que acaban de sumarse, el «ensayo» que más decide allí es el de la continuidad de los «expedicionarios de la comunicación».
En esos «puertos» ancló la asamblea XI Congreso de la UPEC del Órgano Oficial del Comité Central del Partido, condición que no les libra de las tensiones de toda la prensa cubana sino que a veces puede —dado el calado del compromiso y la verticalidad que implica— agudizarlas.
El informe recogió avances que concuerdan con la etapa de cambios promovida desde la UPEC nacional: la implementación de un nuevo sistema editorial, el incremento de videos para la web y las redes sociales, la consolidación de fotorreportajes para el entorno digital, las coberturas en vivo de eventos disímiles y el repertorio mayor de suplementos temáticos, todos ya logrados, parecieran objetivos de ahora mismo, a pesar de que el periódico ha sido el último medio —el décimo sexto, para ser más preciso— en montarse en el carro del experimento.
Todos esos pasos tendrán utilidad en el diseño que el colectivo, y nadie más que el colectivo, haga de su tránsito hacia gestiones editoriales y económicas autónomas, con respaldo estatal y «suplementos» financieros acarreados de manera endógena, para trabajar y vivir con mayor calidad.
Ellos mismos admiten que aún falta mucho en la construcción colectiva de la agenda comunicacional para encontrar la plena concordancia entre «el país que somos y el que reflejamos». De modo que, tras relatar —porque la coyuntura lo ameritaba— una lista de premios en la etapa que incluye un José Martí, por la Obra de la Vida, y cuatro Medallas por la Valentía, por citar apenas dos senderos de gloria periodística, los integrantes de la delegación discutieron ante el presidente nacional, Ricardo Ronquillo Bello, lo que más les interesa.
Yisell Rodríguez Milán, la jefa de la redacción digital, llevó a la asamblea unos datos de 2022 que impresionan: 45 millones de visitas, con todo y los obstáculos tecnológicos que frenan la visibilidad en red, más de 20 000 comentarios de internautas que quisieron navegar… en Granma y más de 100 coberturas en caliente —alguna, tristemente, de manera literal— que hicieron visible la entrega, pero también la enorme carga de trabajo.
«La escasez de personal agobia nuestras fuerzas y lastima las coberturas» dijo en torno a un déficit que asola las redacciones nacional, internacional y deportiva, lo que sobrecarga una fuerza que a menudo no es respaldada como se debe por ciertas fuentes de información que, a su juicio, «continúan cerradas frente a demandas urgentes en temas de alto impacto».
Algunas de esas fuentes, según dijo, pretenden «escoger» el espacio donde darán la información —¡si esto le hacen al Órgano… qué podrán esperar los instrumentos más chicos de nuestra orquesta!—, ignorando que el peso de Granma la obliga a buscar para el pueblo, en la mayoría de los casos, un correlato de fuentes de alto nivel.
Ese asunto preocupa también a Juan Diego Nusa Peñalver, jefe de información nacional, quien asegura que la bandera de Granma sigue en alto, pero su avance aún tropieza con instituciones públicas que «se creen dueñas de la información» y de los plazos en que deben darla. Son, en su opinión, las fuentes que ponen reparos al proyecto de Ley de Comunicación que nuestra Asamblea Nacional discutirá a fines de año.
La obligación para con los medios no puede ser tapada con una nota de un párrafo en sus páginas institucionales, dijo Nusa antes de comentar el contrasentido de que ciertas páginas de entidades se enfrasquen en replicar la información de los medios y no satisfagan las obligaciones que entraña su propio perfil.
El jefe de información—que considera se ha prolongado en demasía el progreso de la Ley… y de la concreción del Instituto de Comunicación— señaló también su incomprensión ante el «sistema extraño» de estadías preprofesionales de estudiantes de periodismo en los medios, cuya magrura en tiempo permite cosechar muy pocos frutos. «Muchas veces —ejemplificó— su estancia de práctica choca con otros compromisos docentes que impiden mayor contacto con los periodistas y el periodismo».
Hubo más de «fuentes»: Yeilen Delgado Calvo, jefa de corresponsales, señaló que, de manera reiterada, funcionarios de algunas provincias se han atribuido la facultad de excluir, desde razones mal fundadas, al corresponsal de Granma de eventos de interés informativo.
Acerca de la generalizada carencia en las plantillas, Yeilén apuntó que el periódico requiere una atención especial porque la intensidad del diarismo y el alto compromiso político que implica «enrolarse» en el Granma no son atractivos para colegas que optan por otros medios que dejen tiempo para colaboraciones inaccesibles para quienes se entreguen por completo a un proyecto así de exigente.
Joven ella misma, la subdirectora Arlín Alberti Loforte destacó que un camino de acercamiento con el relevo es la nueva modalidad del colegio universitario para acceder a la carrera de periodismo. «El contacto con ellos —afirmó— es muy bueno; eso puede responder a nuestras necesidades y a la urgencia de formarlos mejor, en lo cultural y lo ideológico. Granma se asume como un medio formador».
La subdirectora remarcó que la UPEC es un factor aglutinante, de ahí lo necesario de la socialización. «Vivimos estas coyunturas fuertes, pero en ellas el periodista no se crece: ya tenía la madera y la formación; ¡pues el sistema de prensa también las tenía! Los escenarios difíciles no hacen más que probarlo, así que tenemos que superarnos todos los días y enfrentar de igual forma los hechos no extraordinarios», señaló.
Ricardo Ronquillo Bello hizo una larga intervención para actualizar, con elementos básicos, al más reciente «soldado» del experimento de gestión de la comunicación. Fue directo: «Los problemas de la prensa cubana no tienen respuestas sencillas. Vivimos una clara crisis estructural de nuestro modelo de prensa», sin embargo, también fue optimista: «Vamos a vivir el comienzo de la solución de esos problemas estructurales».
Entre un paso y otro están entonces que esta misma semana el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros aprobó la propuesta del Plan de atención integral a la prensa, de cara a su XI Congreso y al aniversario 60 de la UPEC, que celebraremos conjuntamente en julio próximo.
«La nueva Ley de Comunicación no resolvería por sí sola el secretismo. Para las instituciones públicas, este sigue siendo un país en guerra y abundan por tanto los temas delicados. Tenemos bastante “administradores” de la información, pero con un instrumento oficial, el que la niegue sabrá que viola la Ley y hasta la Constitución».
El presidente nacional de la UPEC recordó que el objetivo de los cambios es acelerar el desarrollo tecnológico de los medios y el progreso, en un mejor ambiente comunicacional, de los periodistas. «Estamos —confesó— muy esperanzados. Ha sido realmente rápido el avance en la proyección de los cambios».
Así, Ronquillo convocó al colectivo de Granma a levantar su proyecto. «En Cuba, a consecuencia del bloqueo y la crisis, el cambio es mayor que en otros países: tenemos que pasar de la era analógica al metaverso», dijo el presidente y, aplaudiéndolo, los periodistas de Granma se aprestaban a hacerlo… navegando en yate.
Foto de portada: Juvenal Balán