Aristóteles decía que todas las personas persiguen la felicidad: unos son felices ganando dinero; otros, recibiendo honores, y otros viajando; por lo general – afirmaba el discípulo de Platón – cada cual posee el secreto de su propia dicha.
La felicidad es un lugar sin forma que palpita cuando habitamos olores, sonidos, voces, canciones y recuerdos y que muchas veces, se personifica. Deja de nacer de “nuestros secretos” y transfigura por sorpresa a quien toca. Este 17 de noviembre, la felicidad tocó a Ángela Oramas.
— Estoy encogida, dijo cuando vio subir a más de cincuenta niños y niñas por la escarela encaracolada de la antigua casa del Obispo Espada, ahora sitio del proyecto de desarrollo local, Uranga´s Colecciones.
Enseguida el lugar se inundó por un mar de murmullos, la inocencia se alojó en los mármoles y una a una de aquellas personitas, pioneros de las escuelas capitalinas Rafael María de Mendive, Capitán San Luis y Agustín Gómez-Lubian Urioste, fue apoderándose de un pedazo de suelo. Al frente, la periodista Ángela Oramas y el crítico de arte Jorge Bermúdez, traían en sus voces uno de los regalos por el Día del Estudiante que hoy se celebra: la presentación del libro Cuentos y cartas al rey.
Desde el siglo XVIII en la Cuba colonial, las leyendas de corsarios y piratas y el entorno geográfico y natural se abrieron espacio en la obra de grabadores extranjeros que llegaban a la isla.
Para Bermúdez, quien presentó el volumen publicado por la editorial Pablo de la Torriente Brau, Ángela también tiene el arte de los mejores grabadores de la colonia, porque labró su texto para ser leído por personas de cualquier edad.
Así, sobre cuatro grandes pivotes (El siglo fundacional, El siglo de la fortificación, El siglo de las creaciones y El siglo del adiós) conversó con la historia y la tradujo, gracias a su ingenio, en 75 relatos “llenos de curiosidades, misterios y sorpresas” que descubren a La Habana como “una ciudad mágica”.
Mientras Bermúdez continuó con la presentación y propuso que, al menos, dos o tres de los mejores cuentos, engrosen el índice de una Selección de lecturas editada para los estudiantes de la enseñanza primaria y secundaria, Ángela miró a los niños, encogió los ojos, sonrió con orgullo y revisó su libro. Luego dijo que esta presentación, “ante un público tan excepcional”, era su mejor homenaje para la ciudad de 503 años.
Sin planificarse, en la sala se desplegó una dramaturgia total y en Ángela convergieron la dulzura de la abuela de Edu, Ana Sofía y Annabelle (los nietos a quienes dedica el libro), la perspicacia de la periodista, con una obra tremenda, fundadora de la revista Muchacha, redactora y reportera de Bohemia y guionista del programa musical A las 20 horas, y la agudeza de la escritora, con más de diez libros publicados en editoriales de Cuba, España y Estados Unidos.
Después vendrían algunos cuentos: Las manos, sobre el esclavo Agustín, quien sentado sobre la roca del Castillo del Morro miraba sus manos callosas y de ébano; La reunión de los barcos, sobre el bullicio de los primeros forasteros que llegaron a la villa de San Cristóbal de La Habana; La prohibición de orinar, como “la ordenanza más curiosa de cuantas fueron puestas en vigor por los gobernadores del siglo XVI”, y así otras narraciones leídas con los justos cambios de voz y de entonación para cada personaje y seguidas por la atención de los oyentes.
“El periodismo se robustece cada vez que uno de sus miembros rebasa la inmediatez de los contenidos que a diario le impone los medios de comunicación”, dijo Bermúdez en la primera presentación de Cuentos y cartas al rey en la Unión de Periodistas de Cuba. Y no solo se fortalece la prensa. Contar realidades y fantasías de La Habana, además de “engarzar letras”, como escribió Ángela en los porqués del libro, necesita de una imaginación sin riendas con el olor al salitre del mar que contiene el Malecón y con el color de las piedras de esta ciudad bruja; una imaginación que transforme lo cotidiano y permita que la felicidad transfigure por sorpresa, como a su autora, a quienes lean este libro.
Muy apropiado este lanzamiento, presentacio’n, en el di’a del estudiante y por el 503 aniversario de La Habana. La presencia de Angela, del cri’tico de arte, ensayista Jorge Bermu’dez de de los estudiantes que dedicaron concentrada atencio’n al contenido formidable del libro, constituyeñ merecido homenaje, y a la vez motivo junto a otros para que en la enseñanza ,en nuestras escuelas, en el fondo bibliotecario sea texto imprescindible.