Cubaperiodistas publica el libro inédito AJEHÉROES: Los héroes cubanos y el ajedrez, el cual consta de 11 capítulos dedicados a héroes cubanos que han tenido relación con el noble juego. El orden en el que aparecen las personalidades es sencillamente cronológico.
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El ajedrez es la piedra de toque del intelecto.
– Johann Wolfgang Goethe
Parece que son inagotables las facetas en la vida de José Julián Martí Pérez (28 de enero de 1853 – 19 de mayo de1895), aunque su existencia sólo alcanzó 42 años, 3 meses y 22 días. En virtud de su sentencia Honrar, honra, enaltece a los ajedrecistas que Martí haya conocido y practicado el ajedrez.
¿Cómo aprendió y cuándo? ¿Tuvo algo que ver en ello su maestro Rafael María de Mendive? ¿O su hermano del alma Fermín Valdés Domínguez? ¿Acaso la estancia en España durante su primera deportación? Con rigor histórico, no hay respuestas para estas preguntas.
La historia del Martí ajedrecista es una historia de amor, que comienza cuando llega a México, el ocho de febrero de 1875, con bríos de 22 años, un caudal de ideas políticas para liberar la Patria, inquietudes literarias y extraordinaria pasión.
Flotaba aún en su recuerdo Blanca de Montalvo, a quien le entregó su cariño en Aragón, pero en México encuentra nuevos y fervientes amores en Rosario de la Peña, Concha Padilla…Carmen Zayas-Bazán.
El 19 de diciembre de 1875 ocurre un gran acontecimiento: su primer estreno teatral. Se presenta a lleno completo en el Teatro Principal Amor con Amor se paga, que tiene como protagonistas a Concha Padilla y Gusap de Peris.
En uno de los palcos resplandece la hermosura de la recién llegada joven camagüeyana Carmen Zayas-Bazán Hidalgo, quien le es presentada formalmente por su amigo mexicano Manuel Mercado, en un baile por el éxito de la obra.
Casi de inmediato se manifiesta un furor de Martí por el ajedrez. ¿Y por qué esa motivación en medio de éxitos literarios, del proceso de maduración política y de fervorosos amores?
El amor, precisamente el amor, es lo que impulsa a Martí, quien necesita del filosófico juego como eficaz embajador que le facilite abrir las puertas de un corazón, el de Carmen.
Porque, con carácter de acorazado, Don Francisco Zayas-Bazán era un ajedrecista empedernido. Vivía con dos de sus hijas, Isabel y Carmen –ya Rosa estaba casada con Ramón Guzmán-, en la calle San Francisco, justo al lado del periódico Revista Universal, donde Martí escribía temas literarios y políticos.
Zayas-Bazán tenía como contrincante cotidiano a su yerno Ramón Guzmán y ocasionalmente visitaba la peña ajedrecística Andrés Clemente Vázquez, ambos amigos de Martí, y a juicio del redactor, quienes junto con Nicolás Domínguez Cowan, deben haberle prestado los “primeros auxilios” en materia de enroques y tomas al paso.
Una vez dominados los rudimentos del juego, Martí comenzó a frecuentar la casa de Francisco Zayas-Bazán en compañía de Ramón Guzmán para presenciar los duelos, hasta convertirse él mismo en rival cotidiano del futuro suegro. En su obra Martí en México (1933), José de J. Núñez Domínguez publica el testimonio de Márquez Sterling de que Martí iba casi cada noche a jugar con Francisco Zayas- Bazán.
Martí no llegó a Carmen por el ajedrez, sino que llegó al ajedrez por Carmen, porque el juego de tácticas y estrategias le permitió estar más cerca de la hermosa camagüeyana que lo cautivó:
Es tan bella mi Carmen, es tan bella
que si el cielo la atmósfera vacía
dejase de su luz, dice una estrella
que en el alma de Carmen la hallaría.
Cuando comenzaron a conocerse, la tercera de las seis hijas del matrimonio entre Francisco Zayas-Bazán e Isabel María Hidalgo, quedó enamorada. Ha trascendido esta nota que le escribiera a Martí en los inicios de su relación: “Pepe, yo no tengo solo tu carta en el corazón, tengo tu imagen… Ámame como yo te amo… Tuya, Carmen”
José Julián y María del Carmen se casaron el 20 de diciembre de 1877 en la Capilla del Sagrario, de la Parroquia del Sagrario Metropolitano de México. Los testigos fueron el pintor Manuel Ocaranza, Francisco Zayas-Bazán, Manuel Mercado y Ramón Guzmán. Posteriormente se dirigieron a la casa de Manuel Mercado para celebrar.
Una partida para la historia
El cubano-mexicano Andrés Clemente Vázquez (1844- 1901) fue el más importante cronista de ajedrez en la segunda mitad del Siglo XIX. Gracias a él pasó a la historia una partida de Martí, lo que adquiere extraordinaria relevancia, porque no sucedió con otros patriotas que sí eran medulares ajedrecistas, como Carlos Manuel de Céspedes.
Corría 1876, etapa dorada de las tertulias ajedrecísticas en casa de Don Francisco Zayas-Bazán, cuando un día presentaron ante Clemente Vázquez a un niño de siete años nombrado Andrés Ludovico Viesca, quien había nacido el ocho de abril de 1869 en Parras de la Fuente, México, y ya jugaba al ajedrez, lo cual era una novedad para la época.
Clemente Vázquez publicó el siguiente retrato de Andrés Ludovico Viesca: Aprendió a leer y a escribir él solo. Dibuja y hace caricaturas. Es sumamente modesto y tranquilo, más bien melancólico, triste y reflexivo que alegre y bullicioso. Resuelve problemas bastante difíciles, casi instantáneamente. Jamás reforma las jugadas erróneas. No le gusta lo que agrada a los demás niños. No molesta al adversario, no desperdicia el tiempo, es grave y circunspecto, de mirada vaga y sombría, y conversa muy poco, como todos los grandes meditadores.
Para mostrar las habilidades del pequeñuelo se organizó una velada en la casa del también cubano Nicolás Domínguez Cowan, Dos partidas jugó el niño, una con Martí y otra con Agustín Mendiola, ganando ambas.
¿Había aparecido un prodigio? El hecho no iba a permanecer inédito estando allí Clemente Vázquez, quien lo publicó en octubre de ese año en La estrategia mexicana, acompañando la partida. Entonces el chico era la noticia.
Hoy, por el contrario, conocemos la existencia del niño Viesca por Martí. Retomó Andrés Clemente Vázquez la crónica y la publicó en La Habana (revista El Fígaro) en octubre de 1893, como adorno a la figura de Martí, que ya había alcanzado gran estatura política. Veamos la partida:
Blancas: Andrés Ludovico Viesca
Negras: José Martí
Gambito de Damiano
1.e4 e5 2.Cf3 f6 3.d4 Cc6 4.d5 Ca5 5.Cc3 c6 6.dxc6 bxc6 7.Ae3 Cb7 8.Ac4 Ch6 9.Dd3 Ac5 10.0-0 d6 11.a3 Axe3 12.fxe3 Cc5 13.De2 Ag4 14.b4 Axf3 15.Dxf3 Cb7 16.Aa6 Dc7 17.Tad10-0 18.Axb7 Dxb7 19.Txd6 Db8 20.Tfd1 Cf7 21.Txc6 Td8 22.Txd8+ Cxd8 23.Tc5 Ce6 24.Td5 Dc8 25.Td3 Cg5 26.Df5 Dc4 27.Dd7 Cxe4 28.Dd5+ Dxd5 29.Cxd5 g5 30.Ce7+ Rf7 31.Cf5 g4 32.Ch6+ Re6 33.Cxg4 Cd6 34.Rf2 e4 35.Td4 Cb5 36.Txe4+ Rf5 37.Tf4+ Rg5 38.Cxf6 Cxa3 39.Cxh7+ Rg6 40.Cf6 Cxc2 41.g3 Tb8 42.Cd5 Te8 43.Tf6+ Rg5 44.h4+ Rg4 45.Tf4+ Rh3 46.h5 Te5 47.Th4++
El cotejo concentra todo su valor en el documento histórico que constituye. No digo que Martí fuera excelente ajedrecista –no hay pruebas de ello-, pero tampoco podemos calibrar su fuerza de juego en muestra tan especial, conociendo su entrañable amor por los niños.
Recordemos la dedicatoria que escribió al dorso de una fotografía suya, años más tarde en Estados Unidos, para un pequeño cubano:
Un niño, de su cariño,
me dio un beso tan sincero
que al morir, si acaso muero
sentiré el beso del niño.
Lo publicado en la estrategia mexicana
Clemente Vázquez publicó en octubre de 1976 en la revista de ajedrez La Estrategia Mexicana:
“Cuando el niño Viesca nos fue presentado por el señor Echenique, jugamos con él una partida, sin darle ventaja alguna a nuestro pequeño contrincante. Perdió el Infantil Aquiles, pero se defendió de una manera admirable, por más de 40 jugadas. Posteriormente otro cubano ilustre, el señor don Nicolás Domínguez Cowan, ilustrado y apreciable colaborador de “La Estrategia”, reunió en su casa a las personas antes citadas, y a otras varias, entre las que recordamos a los señores Jesús Parra, Luis J. Carbó y Bilbiano Beltrán. Allí jugó y ganó el niño Viesca las dos partidas que siguen, muy deficientes para dar la más alta idea del genio del pequeño adalid. Cierto es que los señores Martí y Mendiola jugaron con su contrario Viesca inspirándose en el benévolo propósito de ver hasta dónde llegaban las fuerzas del inteligente niño, pero también en verdad que ninguna jugada fue corregida, ni indicada por los espectadores, o alterada después por los mismos combatientes”.
Así lo publicó Clemente Vázquez en El Fígaro
Veamos como enfoca este episodio Andrés Clemente Vázquez en la revista “El Fígaro”, La Habana, octubre de 1893, bajo el epígrafe: “Un Portento Mexicano y una Maravilla Española”.
“En octubre de 1876, proporcionamos a los asiduos lectores de nuestra primera revista de ajedrez “La Estrategia Mexicana”, una de las más gratas sorpresas, publicando el retrato y la biografía de un extraordinario niño, Andrés Ludovico Viesca, hijo de Coahuila, en la República de los Estados Unidos Mexicanos, nacido en Parras de la Fuente el 8 de abril de 1869. Tenía entonces el niño Viesca siete años de edad y, a nuestra presencia y ante numeroso público, le ganó la siguiente partida al señor José Martí, bastante conocido hoy por su actitud política en las cuestiones de Cuba… Atronadores aplausos de los ilustrados y numerosos espectadores premiaron al infantil Philidor, cuando con modestia suma, y con imperturbable serenidad consumió su espléndida victoria.
Insólitos comentarios
Me contó en cierta ocasión el gran historiador ajedrecístico y gran amigo Carlos A. Palacio, que cuando estuvo arbitrando el Campeonato Nacional Abierto de México en 1964, en Saltillo, le dijo Alejandro Báez, figura del ajedrez mexicano durante muchos años, que en el DF vivía Enrique Viesca y Viesca, nieto del “niño” Ludovico y que entre sus reliquias de familia, Enrique conservaba otras partidas de Martí.
Nunca había publicado esto, porque si no lo veo, no lo creo. Y pienso que Palacio tampoco, porque hasta donde sé, no lo publicó.
Otra declaración de corte insólito de un ajedrecista mexicano es que, ya no recuerdo si su abuelo, bisabuelo o tatarabuelo, fue quien le enseño a jugar ajedrez a Martí, cuando pasó por Veracruz en 1875. Tal afirmación se la hizo a este redactor, y yo prefiero mantener su nombre en el anonimato.
En Guatemala
En abril de 1877 llega Martí a Guatemala. Quien primero le ayuda es el profesor cubano José María Izaguirre, director de la Escuela Normal. Martí es nombrado allí profesor de Literatura e Historia de la Filosofía.
Rápida amistad hizo con el General Miguel García Granados, ex-presidente. Juegan ajedrez, además de charlar sobre diversos temas y su hija María se enamora de Martí. Luego de su boda en México, vuelve en 1878 a Guatemala, acompañado por Carmen, para continuar su trabajo como profesor, y a poco, el 10 de mayo, muere “La Niña de Guatemala”, María Granados (1860-1878).
El escritor guatemalteco Máximo Soto-Hall narró en un libro que Martí le contó de aquellos duelos sobre el tablero con García Granados: “Yo, dijo, jugaba frecuentemente con él al ajedrez y a este respecto observé un fenómeno que no he visto repetirse. Los ajedrecistas, por la concentración que el complicado juego reclama, se mantienen en completo silencio. Él no, con un extraño poder de ubicuidad, hablaba y hablaba de muchas cosas, lo que no impedía que moviese sus piezas prodigiosamente. Era todo un gran jugador”.
No ha quedado testimonio de que Martí haya desplazado alfiles por diagonales en posteriores momentos de su vida.
Martí escribe de ajedrez
El joven José Martí entró a colaborar en el periódico Revista Universal, recomendado por Manuel Mercado, quien era vecino de sus padres en la capital mexicana y más tarde amigo entrañable. Su primer trabajo apareció el 17 de marzo de 1875 y el último, el 19 de noviembre de1876, también último número del periódico.
Revista Universal apoyaba al gobierno de Sebastián Lerdo, seguidor de las ideas de Benito Juárez, y dejó de salir cuando tomó el poder por la fuerza Porfirio Díaz.
El 28 de julio de 1876 publicó en el citado periódico:
Están de enhorabuena los discípulos de La Bourdonnais y Staunton. Según sabemos, desde el próximo domingo comenzará a ver luz pública en esta capital un periódico en folio mayor y a tres columnas que se ocupará únicamente de ajedrez y que saldrá del establecimiento tipográfico de San José de Gracia.
Dirigirá el periódico nuestro amigo el Sr. Lic. Andrés Clemente Vázquez, y colaborarán en él varios notables ajedrecistas extranjeros y los más distinguidos amateurs del Club de México.
Cada domingo saldrá un número conteniendo juegos, problemas, noticias, etc. y será el resumen completo de lo más interesante que acerca del universal entretenimiento de que se trata, ocurra, ya en nuestro país, ya en los Estados Unidos y en Europa.
Lo primero que tendrán los suscriptores de La Estrategia, será el match que acaban de jugar en Londres los dos principales campeones del mundo (M. Blackburne y Herr Steinitz); y la obra Morph’s Games, escrita en inglés por Herr Lowenthal y vertida al castellano por el Sr. Vázquez y el ajedrecista tamailipeco D. Antonio Fiol.
Nuestras más sinceras felicitaciones a los ajedrecistas de México y que La Estrategia viva tanto que llegue a adquirir tanta celebridad como la que Saint Amant y La Riviére han publicado y publican todavía en la capital de Francia.
El periódico saldrá los días 1, 7, 15 y 23 de cada mes, valiendo el ejemplar seis centavos.
Para los lectores curiosos o interesados en estos temas, agrego que la revista La Estrategia Mexicana solo de publicó entre el primero de agosto de 1876 y febrero de 1877. Era de 4 páginas a tres columnas y al principio cada ejemplar valía 12 centavos para la Ciudad de México y 15 centavos en el resto del país,
Además, José Martí hace gala de su prosa con este breve texto que aparece en Escenas norteamericanas (1889):
“Por los balcones abiertos invita otro pianista ruso, tocando melodías de Tchaikovski, a que suban los transeúntes al torneo de ajedrez presidido por el retrato de Paul Morphy, donde el célebre Chigorin, maestro en el Gambito de Evans, derrota con trabajo a Mr. Leod, un muchacho de Quebec, que en un relámpago de genio inventa lo que años de talento no lo pueden destruir.”
EL ajedrez en la época martiana
En 1851, dos años antes del nacimiento de Martí, se había celebrado en Londres el primer torneo internacional de la época contemporánea, ganado por el alemán Adolf Anderssen, lo que ha llevado en a considerarlo como campeón mundial en textos de antaño.
Figura cimera en la décadas de los 50 y 60 del siglo XIX fue el genio norteamericano Paul Charles Morphy, vencedor de Anderssen, entre otros.
Un ex alumno de Anderssen, William Steinitz, le vence en un match en 1866 y se autoproclama campeón mundial, título que aún no existía, y que no cobra oficialidad hasta 1886, cuando el propio Steinitz derrota a Zukertort en match pactado al efecto.
Steinitz reinó hasta 1894, cuando fue derrotado por Emanuel Lasker, quien ostentó la corona hasta 1921, año en el que Capablanca le arrebató el cetro en La Habana.
Mientras, como primer campeón cubano se considera a Félix Sicre, en 1860. Acontecimiento histórico fueron las dos visitas de Morphy a La Habana, en 1862 y 1864. Entre otras demostraciones, Morphy jugó la primera partida “a la ciega” (sin mirar el tablero) en Cuba, el 22 de octubre de 1862, teniendo como rival a José María, negro esclavo de Félix Sicre, a quien este le había dado la libertad.
En 1885 surgió el Club de Ajedrez de La Habana y fue tanta la actividad relevante que tuvo en el final de siglo, que Steinitz le bautizó como El dorado del ajedrez.
Después de conquistar el título en 1886, Steinitz hizo su primera defensa en La Habana, en 1889, frente al fundador de la escuela rusa Mijail Chigorin. Otro match por el máximo cetro sostuvieron en la misma sede ambos contendientes, en 1892. Las dos veces ganó William Steinitz.
En 1888, el 19 de noviembre, había nacido José Raúl Capablanca, quien encuentra un ambiente propicio para desarrollar su talento. Cuatro y medio años más tarde se da a conocer como niño prodigio. ¡Qué bellas frases hubiera dedicado Martí a Capablanca! Pero cuando cayó en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, tenía seis años y medio el genial ajedrecista cubano que llegaría a ser campeón del mundo.
Primer torneo José Martí
Hasta donde ha llegado la investigación del autor, el primer torneo de ajedrez con el nombre de nuestro Héroe Nacional fue inaugurado el sábado 8 de abril de 1939 en el Club de ajedrez de La Habana. Más tarde se han efectuado muchos, sobre todo en Cuba y en México.
El Primer Torneo Nacional de Ajedrez José Martí quedó inaugurado con la conferencia El elogio de la jugada errónea, del doctor Amador Guerra, profesor de la Universidad de La Habana y ajedrecista distinguido.
El Mundo publicó el domingo 9 de abril de 1939 que “El doctor Amador Guerra, catedrático de Cirugía y autor de obras de ajedrez, pronunció ayer noche su magistral conferencia basada en un estudio histórico, científico, psicológico y práctico sobre “La Jugada Errónea en ajedrez”, que mereció el aplauso unánime de la distinguida concurrencia”.
Además, el periódico Pueblo expuso en su edición del 10 de abril que durante su disertación el doctor Amador Guerra despertó un interés progresivo en el auditorio, relacionando su trabajo con los distintos aspectos que coincidían para elogiar la jugada errónea, la jugada que se aparta de los textos para ser la dinámica del ajedrez, la fuerza que lo renueva y le inyecta nuevas rutas constructivas.
NOTA: De la amistad de Martí con Nicolás Domínguez Cowan, gran ajedrecista, se trata en el siguiente capítulo.