Aeropuerto Nai Bai en Hanoi, Vietnam
COLUMNISTAS

Vietnam: la vida después del túnel

La determinación de continuar profundizando el proceso de renovación emprendido hace más 40 años por el Partido Comunista de Vietnam, es visible y cobra aliento con la participación de sus medios de prensa.

Cuando el recién llegado desde Cuba traspasa las portentosas cristalerías del aeropuerto internacional Noi Bai, de Hanói, tiene la impresión de haber encontrado en ese modelo de desarrollo socialista, la luz y la vida misma al final del túnel.

Esa recurrente búsqueda de alicientes económicos y sociales para la cotidianidad, tan añorados como esquivos en  este lado del mundo, aparecen súbitamente en la modernidad de las edificaciones vietnamitas, el vigor de sus autopistas, la diversidad y el lujo de sus automóviles, y el rutilante comercio de todo, hasta lo inimaginable, que asoma en cualquiera de las ciudades y pueblos anamitas.

Tal vez sea aquella “voluntad de poder” para cambiar las cosas, lo que anida en el “superhombre” vietnamita que, como en la teoría del filósofo alemán Friedrich Nietzsche alimenta el coraje y la creatividad de ese hermano pueblo que desde hace más de 40 años emprendió un camino sin retornos hacia la renovación de su modelo de desarrollo, sustentado en el socialismo con economía de mercado.

Vecino muy próximo de los denominados tigres del sudeste asiático, que emergieron como economías vigorosas a finales de la pasada centuria, Vietnam se insertó sin cortapisas en el sistema de relaciones económico y financiera internacionales, poco después de la proeza de echar de su suelo a los invasores norteamericanos, al precio de millares de vida de sus compatriotas.

Al levantarse de las secuelas de la guerra, escenario en que la nación recibió tres veces más bombardeos yanquis que los lanzados en la Segunda Guerra Mundial, Vietnam inició en 1986 un proceso de renovación y trasformaciones económicas que resultó hoy en un país con autosuficiencia alimentaria, derivado de la introducción de cambios fundamentales en la agricultura, e incentivo a los precios de las producciones campesinas.

Está documentado también el efecto positivo de la creación y expansión de parques industriales; el estímulo a la inversión extranjera y la ayuda oficial al desarrollo, así como la atracción de su comunidad en el exterior, entre otras medidas conducidas por el Partido Comunista de Vietnam, lo que ha acrecentado su autoridad ante el pueblo.

Al primer roce con Hanói, el cubano siente que está como en su propia casa. Dos palabras serían suficientes para abrir cualquier puerta o llegar a algún destino: Cuba y Fidel. El afecto que se prodiga a la Mayor de las Antillas y a su líder histórico, son muestras fehacientes del estado de unas relaciones bilaterales que expresan el ejemplo de hermandad entre dos pueblos, decididos a continuar el legado de nuestro Comandante en Jefe y el de Ho Chi Minh.

Puente sobre sobre río rojo, en Hanoi, Vietnam
Puente sobre sobre río rojo, en Hanoi

Vietnam es el segundo socio comercial de Cuba en Asia y Oceanía; el principal inversor en nuestro país perteneciente a esa área geográfica; posee negocios importantes en la Zona Económica de Desarrollo de Mariel, y despliega inversiones en la isla en fuentes renovables de energía. Existe cooperación en casi todas las esferas, y son agradecidas por el pueblo cubano y su gobierno las ayudas recibidas desde suelo anamita en disimiles coyunturas.

“Cuba es un país hermano que ha estado siempre junto a Vietnam”, recalcó más una vez  Lai Xuan Mon, Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam y vicepresidente permanente de la Comisión  de Educación y Propaganda, al recibir recientemente a una delegación de la Unión de Periodistas de Cuba, justo cuando se cumplieron 49 años de la primera visita de Fidel a este país, entre el 12 y el 16 de septiembre de 1973, aun con los fragores de la guerra en el frente sur.

La legendaria frase del Guerrillero cubano… “por Vietnam estamos dispuestos a dar nuestra propia sangre”, palpita aún en los corazones vietnamitas, que jamás olvidan que fue el naciente gobierno revolucionario de la isla caribeña, el primero en reconocer al Frente de Liberación de Vietnam del Sur, en 1962; al gobierno de Vietnam del Sur, en 1969, donde se abrió una embajada en plena selva; y que Fidel Castro contribuyó, con su visión y cooperación solidaria, a delinear los primeros pasos del ascenso económico social de este heroico país.

En tan sólidas bases está asentada también la relación histórica de amistad y cooperación entre la Asociación de Periodistas de Vietnam (APV) y la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), que han decidido restablecer los intercambios bilaterales tras dos años de confinamiento por la pandemia de la Covid 19. Al gremio cubano le interesa conocer las experiencias de casi 4 décadas de acompañamiento de la prensa vietnamita al proceso de renovación y transformación que allí se realiza, y en los que desempeñan un rol crucial los alrededor de 24 mil miembros de AVP, quienes se desempeñan en 850 agencias periodísticas y 70 de radiodifusión en todo el país.

Del diálogo con los líderes del gremio periodístico en Vietnam se colige que  la prensa allí tiene una alta relevancia para alcanzar los objetivos de la nación, razón por la que emprendieron desde hace un tiempo el camino de su transformación y continúan realizando propuestas para perfeccionarla.

Cuando se visita Vietnam, uno tiene la impresión de que el modelo de desarrollo socialista escogido, con la participación de su sistema de medios de comunicación, conduce a puerto seguro. Que existe la clamada luz al final del túnel. Que incluso la vida es espléndida tras el azaroso trayecto.

Imagen de portada: Aeropuerto Nai Bai en Hanoi

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Lisván Lescaille
Es el director del Telecentro Solvisión, de Guantánamo.

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