Transcripción de la videoconferencia transmitida el 31 de agosto, a propósito de la muestra y coloquio internacional “Paterna: El Paredón de España. Las mujeres herederas de la memoria de los fusilados por el franquismo”.
Maribel Acosta Damas: Quiero agradecer a excelentes periodistas, a amigos entrañables de toda la vida que con tanto cariño han llevado adelante este proyecto. A Resumen Latinoamericano, que abraza cada cosa que sea bueno, y en particular todos los temas que tienen que ver con la justicia, con la memoria, y en especial a Graciela Ramírez, su directora, que son, han sido los encargados de imprimir estas fotografías, y de, bueno, buscar cada detalle, hasta último minuto Graciela siempre está preguntando por los detalles.
- Pueden leer la nota resumen: El Paredón de Paterna: abrir heridas para salvar la memoria
Agradecimiento a los que están aquí, a la embajadora de Argentina en Cuba, que con tanto cariño siempre participa de todas las actividades, las conmemoraciones nuestras. A Raúl Aveledo, compañero de Eva, profesor de la Universidad de Valencia, que mucho ha tenido que ver, igual que el proyecto Trans-making, en llevar adelante este, este trabajo. A Norma Rodríguez Derivet, a quien un día le presenté este proyecto e inmediatamente convocó a una reunión en la Fototeca para llevarlo a término, mujer que forma parte de esta red de mujeres.
A Lis Cuesta, que está siempre con nosotros, que es orgullosamente la compañera del presidente de la República de Cuba, pero que es Lis Cuesta, en cualquier caso, el presidente es el compañero de ella. Bueno, a Lina, cuya historia es una joya, que la conocí hace muchos años cuando yo venía de un reportaje en el Centro de Investigaciones Astronómicas, que siempre adoré la astronomía, y caí en su casa y un día supe toda la historia de su familia, y que Gra me hizo reencontrarme con ella. Por supuesto, a Eva, a todos los compañeros y compañeras de la Unión de Periodistas, a todos mis colegas de tantos años, a mis amigos y amigas, y a Eva, que es la hacedora de esta, de esta memoria, republicana heredera de sangre y de convicción.
Y solo para introducir ya desde el punto de vista del contenido, recuerdo que hace muchos años en un periplo lorquiano por España llegué un día al barranco donde habían fusilado a Lorca, y me impresionó un amasijo de cruces toscas en todas partes, y en una decía: “Todos somos Lorca”, hoy también todos somos Lorca. Entonces le doy a Eva la palabra para que comience. Trasladamos los micrófonos, ustedes saben que nosotros tenemos siempre.
Eva Máñez: Bueno, reitero todos los agradecimientos. Voy a volver a decir algo que he dicho antes ahí en el hall, y es que estoy muy, muy contenta de estar aquí en la Unión de Periodistas cubanos porque yo pertenezco a la Unión de Periodistas del país Valencia, y creo que es muy importante la labor de las periodistas y los periodistas comprometidos, que saben que el periodismo es un compromiso con la verdad, y un servicio público para conseguir llevar a la ciudadanía en general en esos debates que son necesarios para poder crecer democráticamente, ¿no? Entonces, bueno, pues muy, muy contenta de estar aquí.
Lo que presentamos hoy en estas once fotografías que tenemos aquí fuera, más todas las otras fotografías que podéis ver en la Fototeca, también muy agradecidos a la Fototeca, es el trabajo que llevo realizando desde el 2016 en las fosas de Paterna, ¿por qué Paterna?, podría hablar de las fosas en general de toda España, pero sí creo, como decía Josep Pla, que no hay nada más internacional que lo local, y que es mucho más fácil hablar de un problema grande cuando te centras en algo más pequeño, ¿no?, y yo además me crié en Paterna, ¿no?
Paterna es el segundo lugar con más fusilados del franquismo, el primero creo que es el cementerio, uno de los cementerios que hay en Madrid, en total en Paterna hay dos mil doscientas treinta y ocho personas fusiladas por el franquismo entre los años 1939 y el año 1957, dos mil doscientas treinta y siete personas de diferentes partes del estado español y del país valenciano, que primero estuvieron en varias cárceles franquistas, sobre todo en San Miguel de los Reyes, en la cárcel modelo de Valencia, y que fueron llevados a un lugar que se llama El Terrel, que lo podéis ver en una de las fotos que está allá afuera, que es una pared, que es un trocito de pared que todavía sigue en pie, entonces era sobre esa pared una gran montaña de arena, por eso se llama El Terrel, y allí encontraron una bala, ¿no?, allí encontraron, allí fueron asesinados, por eso luego posteriormente se le ha llamado El Paredón de España.
Para que os hagáis una idea de la magnitud de lo que estoy hablando, estamos hablando de ciento treinta mil personas desaparecidas en el estado español por el franquismo, no estamos hablando de muertos en la guerra, estamos hablando de muertos asesinados después de la guerra, y no sólo asesinados, desaparecidos, estamos hablando de ochenta y cinco años en que las familias siguen buscando después de ochenta y cinco años a sus abuelos, a sus bisabuelos, para poder sacarlos de las fosas comunes y darles un entierro digno; estamos hablando de gente que ahora, gracias a la Ley de Memoria Democrática que se ha aprobado hace muy poquito, en julio del mes pasado, bueno, que hubo un anteproyecto de ley en 2016 y por eso se pudieron empezar a exhumar las fosas, pero es ahora, desde el 2016, cuando esta gente puede acceder a los sumarios para saber de qué acusaban a sus abuelos y a sus bisabuelos para haberlos fusilados, entonces toda esta gente lo que está buscando es verdad, justicia y reparación.
Y es un tema, es muy, muy importante esta exposición aquí en Cuba, y es muy importante que le estemos dando esta dimensión porque allí es un tema super doloroso. La semana pasada el señor Feijóo, que es el candidato del Partido Popular, decía que cuando él llegue al gobierno lo primero que va a hacer es derogar esta ley.
Cualquier cosa vinculada a las fosas es algo que genera un aluvión de odio y un aluvión de intentar continuamente ocultar todo esto, por eso esta exposición, y este eco, y este reconocimiento, es muy importante. Muchas gracias, yo sé que me emociono como una tonta.
Lina Rey Gallego: Buenos días a todos, muchas gracias, muchas gracias a Eva, al equipo de Eva por este trabajo, que han hecho un trabajo valiente, digno, perecedero, y seguramente que cuenta con el agradecimiento de miles de personas que, como dijo ella, todavía no han encontrado a sus seres queridos.
Muchas gracias a Graciela, muchas gracias a Maribel, por acordarse de mí, que al final no tengo mérito alguno, soy simplemente la continuación o el producto de muchas casualidades, y lo que voy a relatar aquí es, porque supongo que es lo que se espera, ¿no?, la forma en que llegó a mí la Guerra Civil Española.
A ver, yo, mi nombre es Lina Rey Gallego, llegué a Cuba en 1964, tenía ocho años y medio, y el caso es que toda mi familia es española, yo no soy española, todavía tengo en trámite eso, pero bueno, yo no soy española, nací con nombre falso en Francia, y ahora les explicaré por qué.
Mis padres biológicos, ambos son gallegos, mi papá de origen muy humilde, un pueblo de pescadores, etcétera, siempre fue de cuna izquierdista, es decir, me contaba que mi abuelo, que era patrón de pesca, no de barco, sino de pesca, cuando llegaba a la casa después de estar muchos meses fuera pescando decía: “Esto es para la Unión Soviética”, del poco dinero que había, “Esto es para la Unión Soviética”, y eso fue lógicamente haciendo, sembrando en él una semilla, más todo lo que oía y todo eso, de tendencias de izquierda, ¿no?
Entonces cuando estalla la guerra él me contaba que estaba en un baile en un lugar que se llamaba La Terraza, enseguida los jóvenes del pueblo fueron a buscar armas para defender la República, no les entregaron las armas, y ahí empezó el, bueno, en fin, la locura, ¿no?, ¿por qué?, porque ahí empezaron todos los falangistas, los tapaditos, qué sé yo, a delatar a la gente con tendencias anarquistas, tendencias socialistas, y entonces él y su cuñado, o bueno, el novio de su hermana, huyeron, eso en Galicia son los fuxidos, los fuxidos, los huidos, que dieron después origen a la guerrilla; bueno, la historia es larga, ¿no?
El caso es que bueno, mi padre al final, a los diecinueve años tiene que hacer el servicio obligatorio, no le queda más remedio, y entonces procura con otro compañero destacarse para que lo lleven al frente, lo llevan a Teruel, el ejército republicado estaba en retirada, y el objetivo era pasarse en la primera línea de fuego al ejército republicano, porque si se, porque lo dijo en la casa: “Si me muero que sea en la zona republicana”, y lo logró, además, lo logró pasando información valiosa a los camaradas republicanos.
Pero bueno, ya el ejército estaba en desbandada, pasó, vino para una película terrible lo que pasó, y terminó huyendo, cayó preso, fue condenado a muerte, después conmutada la pena, después al final cumplió cinco años, estando en el, estando en la cárcel, un 7 de noviembre del ‘41 se hace militante del Partido Comunista de España, y ahí ya cuando sale afuera, empieza a organizar el Partido en Galicia, que no estaba organizado como tal; después el Partido da la orientación de crear las guerrillas y él se incorpora a la guerrilla, estando en la guerrilla conoce a mi madre biológica, María de los Remedios Gallego Aveledo, Marita, que, cuyo padre y tío habían sido asesinados el mismo ‘36, entonces la familia, mi abuela María, por parte de madre, fue una mujer muy valiente, y la familia de lleno se incorpora al apoyo a la guerrilla.
A ver, el que ha ido a Galicia sabe que no hay montañas altas, son montes, y el apoyo popular fue fundamental para el soporte de la guerrilla, es decir, en las casas se hacían doble pared, se hacía, bueno, para poder esconder a la gente, había que llevar medicinas arriba, había que llevar comida, es decir, era un trabajo que sin el apoyo del pueblo no hubiera podido llevarse a efecto, mi papá en las entrevistas que se le hicieron y eso siempre lo dejó bien claro.
En el ‘51, no, en el ‘47 lo nombran jefe de la IV Agrupación Guerrillera, y en el ‘51 el Partido, dicen que por orden de Stalin, esto no sé, pero podría haber sido, cambia la táctica a desmantelar la guerrilla, le dan la orientación de que tienen que pasar a Francia él y un montón de compañeros más; mi padre y mi madre, mi madre era comisaria política del Destacamento Enrique Líster, pasan a Francia por los Pirineos, por un lugar que dice mi padre que ni las cabras pasaban, y justo para, a la hora de pasar a Francia le dicen: “Te has ganado el nombre de Lina”, por Lina Odena, que era una capitana republicana muy valiente, y ese fue su nombre de guerra y el mío. Ellos pasan a Francia, en Francia, por supuesto, clandestinidad completa, pero siempre apoyando el trabajo del Partido, siempre vinculados al Partido.
No les puedo decir, bueno, es una larga historia, las penurias que pasaron, y ahí mi madre, que era una mujer dice mi padre que sumamente valiente, yo no la recuerdo apenas porque, a ver, ella falleció cuando yo tenía seis años, tengo sesenta y siete casi acabados de cumplir, y desgraciadamente he borrado algunos recuerdos, parece que es un mecanismo de protección, no sé, se me fue el hilo, bueno, decía eso, que mi padre decía que mi madre era una mujer muy valiente, y estando en Francia inclusive le dan la tarea de regresar a España para sacar a un compañero también, y lo hizo exitosamente, porque además, mi papá aparte de eso dice que además de ser muy valiente, que era un camaleón, se le paró delante a mi papá y mi papá no la reconocía, teñida, maquillada, no sé qué no sé cuánto, cosas que han ocurrido en todas partes del mundo, bueno, le tocó a mi familia pasarlas.
En el ‘62 desgraciadamente mi mamá fallece de cáncer y mi padre y yo solos allá, y el Partido en el ‘64 le dice que tiene noticias de que la policía falangista y la policía francesa hicieron un acuerdo para repatriar a los exiliados españoles y va a empezar una gran cacería, y entonces que tiene que irse, que vaya para la Unión Soviética, para Checoslovaquia, para, Ucrania, y él dice: “No, yo voy para Cuba”, y ahí le dicen: “Es una locura, Cuba está en llamas”, ¿no?, como diríamos; conste que yo no sabía una palabra de español, yo no sabía hablar español, yo me llamaba Lina López, bueno, me sigo llamando oficialmente, ¿no?, hasta que cogí mi ciudadanía y me hicieron documentos porque yo no tengo partida de nacimiento oficial de Lina Rey Gallego.
Y entonces, una anécdota simpática es que, a ver, yo recuerdo, eso sí lo tengo clarísimo, clarísimo, vivíamos en una casa muy humilde, muy humilde. En mi cuarto había un planetario, un mapa muy grande, y mi padre me acuerdo que va y señala un puntico en el mapa aquel y me dice: “Mira, este puntico se llama Cuba”, después me enseña un periódico, me acuerdo también de eso, y era un señor con una barba grande, y él con una gorra, que yo le digo a la gente de mi casa que era la gorra pero dura, ¿saben?, no era la gorra con la que hemos visto más a Fidel, dice: “Y este señor se llama Fidel, y es muy bueno, y nosotros vamos a ir para allí para ese lugar, pero nadie lo puede saber”.
Entonces el problema es que cuando le arman la historia para poder salir clandestino lo convierten en un comerciante vasco, le dan la historia que hay que saberse para poder huir, bueno, todo el mundo ha visto cosas de estas, y yo era la hija de un español, y yo venía de allá, y yo, entonces cómo se iba a explicar que yo no supiera hablar español, entonces sencillamente yo no podía hablar, me dice: “Tú no puedes hablar nada”; bueno, nos montamos en aquel tren, creo que íbamos a Austria, yo no sé, dimos una vuelta tremenda para poder llegar aquí a Cuba, y entonces, pero que en el camerino, no sé, del tren, frente a nosotros un cura, y yo de pequeña era muy graciosa, una niña de pelito largo, no sé qué, y el hombre empieza a hablar conmigo y yo nada a contestarle, y el hombre dice: “Pero bueno, ¿qué le pasa a esta niña?, dice: “No, es que ella no puede hablar”, “¿Pero cómo es posible?, pero es que no tiene los rasgos de una niña que, ¿usted la ha llevado?”, qué sé yo, bueno, conclusión, conclusión, que el hombre de todas maneras quería que yo hablara y le terminó dando las coordenadas de un amigo para que me viera las cuerdas vocales, no sé qué, y todo ese problema, y bueno, nada, y cuando, yo era, bueno, en mis cuadernos de escuela, que conservo algunos, me decían que era una buena niña pero muy conversadora, imaginan el esfuerzo que yo tuve que hacer para no hablar nada.
Llegamos a Cuba en el año ‘64, mi recuerdo es que se abrió aquella puerta, imagínense, 2 de febrero, pleno frío en Francia, yo iba forrada, y el calor que yo percibí, y la luz, nunca había visto un cielo tan azul, como dice la canción, nunca, ni tan brillante, y nos bajamos.
Entonces bueno, nada, ahí empezó otra etapa de la vida, qué sé yo, y en una, aquí había una Sociedad de Amistad Cubano-Española, SACE, que radicaba en el Centro Gallego, y entonces bueno, invitan a mi papá a dar varias charlas, ¿no?, porque al fin y al cabo el hombre prácticamente acababa de llegar de allá, las últimas noticias, las vivencias, etcétera, y ahí conoce un día que le dan botella, ¿no?, y hay una muchacha de treinta y pico de años, cuarenta, en el coche, y le pregunta al amigo que quién es”, bueno, y al final era la que al final vino a ser mi madre adoptiva, que es la que Gra mencionaba, Isabel Argentina Álvarez Morán, cuya historia es aparte, ella es asturiana, y cuando, tuvo una vida muy difícil en Argentina, al año la llevaron para Argentina, estuvo allí hasta los nueve años con su papá y su mamá, cuando regresó el padre estaba sin trabajo, entonces bueno, para qué, otra historia, otra historia tremenda también, todo esto es producto de la guerra, todo esto es producto de la guerra.
En medio de todas aquellas penurias la madre se enferma de tuberculosis, va a parar a un sanatorio; el padre, cuya relación con ella era, hombre fuerte, duro, inclusive Isabel Santos le hizo un documental que agradezco infinitamente porque Isabel bordó el documental, lo bordó, se llama El camino de la vida, ya mami no tenía; mami escribió, tuvo la suerte de contar con una memoria privilegiada, escribió sus memorias, Memorias de una niña de la guerra, hay una versión, hay una edición en España, aquí se hizo una en el 2005, por ahí, que se presentó, bueno, Arleen hizo la presentación en la Feria del Libro; mami tenía una memoria, pero en ese momento que Isabel llega a nosotros ya mami no tenía esa memoria, pero ella siempre estuvo dispuesta a hacer el documental, decía: “No por mí, porque yo sobreviví, pero muchos cayeron en el camino”.
Y entonces la historia de mami es que ella y su hermanita, que estaban en una, como un internado cuando la República, porque el padre no podía hacerse cargo de ellas, la madre, como les dije, ya estaba internada, llega el momento en el que, bueno, un momento, no sé en qué año precisamente fue, que la República hace un llamado a que los países que puedan acojan a los niños, pensando que iban a ganar la guerra, que los niños podrían volver, y Francia, México, la Unión Soviética y algún que otro país más aceptan niños, la Unión Soviética, por supuesto, fue el país que más niños acogió.
A mi mamá le quitan un año para poderse ir, porque ella tenía trece, tenía catorce, creo, y era hasta los trece, se quita un año, y va con su hermanita, que era pequeña, las dos se embarcan y van a parar a Leningrado, la travesía del barco, cuando llegaron, por supuesto, fíjense, ellos iban con sus maestros, con sus educadores, o sea, no es que fueran así solos, no, ellos iban con personal para atenderlos y todo eso.
Ella relata en sus memorias y nos decía a nosotros, que cuando llegó, cuando llegaron, imagínense, bandas de música, banderas, recibiéndolos con todo el amor y el cariño del mundo, y así fue, ella jamás ha dicho otra cosa, que ellos fueron privilegiados aún en época de guerra en la Unión Soviética, los niños españoles eran, vaya, mimados, dice: “Cuando nadie tenía nada que comer a nosotros nos hacían una sopa de pino, de resina de pino, pero teníamos algo para tomar, los rusos no tenían nada, y cuando llegabas y decías que eras una niña de la guerra se te abrían todas las puertas y todos los brazos”, ella siempre lo dice, lo decía, porque lamentablemente el pasado año la perdimos, bueno, iba a cumplir noventa y ocho años.
Entonces al final la cogió la Segunda Guerra Mundial huyendo de la Guerra Civil, de todas maneras la cogió la Segunda Guerra Mundial allá, la Gran Guerra Patria, ella ahí ya era enfermera, había estudiado enfermería, y ellas eran jovencitas, hacen un curso rápido de primeros auxilios, pero se presentan para ir al frente y ahí no las aceptan porque eran muy jovencitas, “Y bueno, ¿qué podemos hacer?”, “No se preocupen que en la retaguardia hay trabajo”, efectivamente, en la retaguardia había trabajo, había que desmantelar talleres, había que desmantelar fábricas, todo aquello, para que si por fin lograban tomar los alemanes Leningrado, que lo querían tomar antes de un 7 de noviembre, no pudieran cumplir su objetivo; tenían que, con arena y eso coger las bombas incendiarias, fíjense, y taparlas para que no se declararan los incendios, los cuentos son terroríficos, en el documental Isabel, hay partes del documental a mami que ella ahí inserta imágenes que pudo, imágenes reales de cómo ya familias enteras morían de hambre, porque las paredes eran así de un hielo terrible, hambre, no lo que nosotros, lo que los gusanos dicen: “No, tremenda hambre”, no, hambre de verdad se pasó en aquel cerca de Leningrado, donde para poder enterrar a un compañero tuvieron que, su cuota miserable de pan, que no eran pan, era cualquier cosa que se hacía hasta con aserrín, pero era para sobrevivir, tenían que dársela al enterrador porque si no, por eso las calles estaban llenas de cadáveres cubiertos de nieve, cuando empezó el deshielo se pueden imaginar.
Entonces afortunadamente en aquel invierno llega el momento en que se hace una gruesa capa de hielo en el lago Ladoga y comienza lo que se llama “El camino de la vida”, ¿por qué?, porque por aquel camino empieza a llegar algún suministro de medicinas, algún suministro de alimentos, de todo, de armas, de lo que se pudiera necesitar, y de regreso iban sacando personal civil, evacuando al personal civil, a ella le tocó evacuar ya cercano a la primavera y ya estaba comenzando el deshielo, y ellos venían cómo camiones enteros caían al agua.
El cuento es, bueno, yo les recomiendo, no hay otra nueva, no se ha hecho una nueva tirada, pero de todas maneras si pueden bajar o ver El camino de la vida se los recomiendo encarecidamente porque está bastante bien, está muy bien recogido eso.
Entonces mami termina subiendo, ella y los otros compañeros, descalza, porque por supuesto, ya las mochilas y eso las iban perdiendo por el camino, descalza atravesando la cordillera del Cáucaso, tres mil metros de altura, tres mil metros de altura; cuando llegó a una meseta donde había una aldea enseguida fue al sanitario, y el sanitario de la aldea, la sanitaria, le empieza a extraer de los pies todas las piedras y las cosas que tenía incrustadas, le echa permanganato, que según mami era remedio santo en la Unión Soviética, le venda aquello, y le dice: “De reposo dos o tres días, ven después para seguirte curando”, y en eso vienen y dicen: “Los alemanes vienen por ahí”, adiós vendas, adiós de todo, y a huir.
Ellos iban detrás de una parte del ejército que estaba en retirada, y el alimento era las cáscaras del queso que tiraban, con eso, ellas chupaban, ella dice que ellas chupaban el queso para; hasta que por fin terminan empleándose en una fábrica de seda para hacer los, para hacer los paracaídas, y ahí dice mami, pobrecita, ella me decía: “Estas manos son por eso”, no, era por la edad, porque ya tenía las manchas esas oscuras en la piel, pero ella decía, “Porque tenía que meter las manos en aquellos tanques”, que estaban a no sé cuántos grados de temperatura, y entonces bueno, las que pasó fue, no les puedo explicar, hasta que finalmente termina en Tbilisi y termina enamorada de un pintor georgiano, y allí termina casada con él, y ella se ganaba muy bien la vida tejiendo, y hacía tejidos y bordados y tenía algún dinero guardado, pero cuando empieza a sentirse mal por el embarazo y todo eso la suegra y la cuñada la encerraban con llave, no la dejaban salir, bueno, una película, Isabel siempre me dijo: “Eso da para una película”, porque es horrible lo que pasó, hasta que por fin logra mandar un mensaje al Partido, a Eduardo García, y Eduardo dice: “Espérame tal día”, y con la niña en brazos huyó de ahí, huyó, y la niña se llamaba Marina, y cuando llega tiene que ponerse a empezar a trabajar, pero no tenía cómo trabajar y cuidar la niña, entonces la hace pasar por huérfana para que pudiera estar en un orfelinato y la pudieran cuidar, aunque las enfermeras sí sabían, la dejaban pasar y eso, ¿no?, pero por supuesto, de todas maneras la postguerra fue muy difícil también, la niña al final enferma, muere, al año y pico muere, ese pasaje inclusive en el documental no sale porque Isabel fue muy respetuosa del dolor de mami y no quiso, ya que no, espontáneamente no lo dijo, pues.
Entonces al final, en el año ‘62 le dicen que hacía falta traductores para venir a Cuba porque bueno, todo el apoyo de la Unión de Soviética pero aquí nadie sabía ruso, la gente manejaba el inglés, y dice: “Bueno, yo”, le dicen: “Tú al final no tienes familia, no tienes nada, vaya, es muy duro pero es así”, y dice: “Bueno, pues sí, pues me voy para allá”, y ya, vendió, vino con dos maletas, todo lo demás que había adquirido con su trabajo lo vendió y vino para acá, y ahí fue donde en aquel encuentro en la SACE se empata con mi papá, y mi mamá, siempre mi papá había dicho que mi mamá decía: “Necesito que busques una madre para nuestra hija”, y mi papá, que tenía buen ojo, y le agradezco infinitamente, terminó proponiéndole matrimonio a mami, mami terminó aceptándolo, y entonces, y constituimos una familia, y decidimos constituir una familia en Cuba, y de hecho así ha sido, porque ahora, cuatro nietos, cuatro bisnietos tiene, y nosotros infinitamente agradecidos a esta hermosa patria que nos acogió.
Graciela Ramírez: Bueno, pongámonos fuerte para poder contar. Cuando Maribel el año pasado, ¿creo que fue a esta altura, Maribel?, en septiembre hizo un intercambio con una universidad valenciana que tiene un intercambio con la Universidad de La Habana, en uno de esos comentarios me dice que iba a haber una exposición muy fuerte sobre los fusilados de Paterna en Valencia, y me manda algunas imágenes, y cuando las veo lo primero que le digo a Maribel, sin extenderme en la, le dije algo así como: “Bueno, hermana, prepárate”, porque era una inflexión en ese trabajo que ella había ido a hacer sobre otros temas, incluso estaba presentando la película nuestra Sacha, un niño de Chernóbil, y con su intercambio académico, y de pronto me dice esto, y sentí un impacto muy fuerte porque pensé en todo lo que, en todo lo que significa acercarse a la memoria y acercarse al horror vivido por nuestros pueblos.
Cuando este año hace un par de meses me dice que venía Eva Máñez, la compañera periodista, fotorreportera, investigadora, que desde el 2016 está haciendo un trabajo tan valiente, y tan doloroso, y tan importante, que iba a presentar su exposición, bueno, que qué podíamos hacer, e inmediatamente sentí el compromiso profundo de implicarme en el proyecto, pero no sólo por cuestiones personales, fíjense que aquí estamos una cubana, una española y una argentina, las tres somos hijas de españoles republicanos, y las tres estamos atravesadas por la historia justamente de la vida contra el fascismo, del horror del fascismo, y lo que nos dejó como herida profunda a nuestros pueblos.
En Cuba seguimos buscando y seguimos esperando encontrar el cuerpo de Pablo de la Torriente-Brau, el año pasado tuvimos muchas esperanzas, el ante año también, porque creíamos que lo íbamos a encontrar en una fosa común en Barcelona, y se estuvo haciendo un trabajo pormenorizado muy importante, y luego se analizó que no, no era el cuerpo, eran otros fusilados, hay que seguir buscando a Pablo para traerlo a casa.
Y en Argentina seguimos buscando al compañero de Adela y a tantos compañeros, miles de compañeros cuyos cuerpos, porque el fascismo se perfeccionó en su perversidad, en su maldad, entonces ya no eran solamente los paredones de los cementerios que se utilizaban en la Segunda Guerra Mundial en el auge del fascismo, eran lugares que no podíamos imaginar, eran los cementerios también, pero podía ser cualquier descampado, cualquier lugar incluso de la vía pública, y llegaron al horror total de introducir en nuestros compañeros en toneles de latón, como hicieron con los diplomáticos cubanos, con Jesús Cejas y Crescencio Galañena Hernández, y ponerle cemento a esos toneles de latón, y semivivos después de tanta tortura y tanto horror los metían adentro de esos toneles, tanques de lata, y desde los aviones los tiraban al río de La Plata para que no encontráramos más sus cuerpos; sin embargo, justamente el trabajo impresionante de los familiares, de los organismos de derechos humanos, de las mujeres, de la memoria, de la memoria, España ochenta años, Argentina cuarenta y siete años, Cuba sesenta y tres años de Revolución, hace que esos cuerpos de alguna manera vayan apareciendo, los vamos identificando, entre el trabajo tan importante que se ha hecho, es el Banco Genético de Datos, porque sabemos que los mayores se van yendo, ¿y cómo rastrear cuando otras generaciones se encuentren los huesos de los que fueron nuestros esposos, nuestros padres, nuestros compañeros de militancia?, y hay bancos de datos genéticos en Argentina y en España justamente para rastrear y poder seguir buscando.
Y esa construcción de memoria es también una construcción contra la impunidad, y es una construcción por la verdad y por la justicia, porque no sólo nos conformamos con encontrar los cuerpos y darles cristiana sepultura o atea sepultura, nos da igual, respetamos absolutamente todo, es devolverlos justamente a su pueblo, a su familia, a su historia, no permitir que estén en el olvido, sin una flor, y es rescatarlos justamente para poder trasladar a las nuevas generaciones lo que fue el fascismo y lo que significa el odio, y ese es un trabajo de educación sumamente importante que jamás debemos perder de vista, que jamás debemos dejar de contar.
Yo viví la Guerra Civil Española a través del relato de mi abuela Pepa y de mi madre, Antoñita, mi padre hizo mutis, silencio, y él solamente hablaba de poesía, hablaba de Federico García Lorca, de Antonio Machado y de Miguel Hernández, hasta que un día me recitó también a José Martí con “La rosa blanca”, pero mi padre no hablaba de ellos, hablaba de poesía; en cambio, mi abuela, que era muy inocente, que era muy iletrada, y cuyo esposo, mi abuelo por parte de padre, había sido un próspero comerciante, mi abuela contaba aquellos hechos como en dos bandos, los rojos, que eran los del pueblo de Málaga, toda mi familia es de Málaga, mis padres, mis abuelos, mis tíos, mis hermanos mayores, cuando emigra toda mi familia, en Argentina, en Buenos Aires nacimos los dos más chicos y yo.
Entonces la historia de la Guerra Civil Española, de las costumbres, de la comida, es parte de nuestra memoria y del relato oral de la familia, que se fue transmitiendo, y en ese relato mi abuela me iba contando que los rojos le decían: “Doña Pepa”, en la calle, “Doña Pepa, no diga usted adiós, diga salud”, y yo le decía: “Abuela, ¿y eso qué quería decir?”, dice: “Niña, me advertían para que no me fueran a dar el paseíto, ellos dicen ¿quiere paseíto, abuela?, y era un coche negro muy malo, muy malo, muy malo, que se llevaba a los rojos, y que llegaba y decían que iban a dar un paseíto pero luego los mataban”, y bajaba la voz para decírmelo, estábamos en Argentina en los años sesenta y pico y ella bajaba la voz para decírmelo.
Pero así como me decía eso me cantaba Cara al sol, que era el himno de los fascistas, y un día mi mamá me escucha tarareando el Cara al sol y me dice: “Ven acá, Gracielita, ¿de dónde tú sacaste eso?”, mi mamá era hija de carabineros, republicana, muy seria, muy recta, y le dije: “Con la abuela lo aprendí”, y llamó a mi abuela y le dijo: “Doña Pepa, yo le pido a usted que no le cante más a la niña, no le enseñe más el Cara al sol”, y le dijo: “Cuéntele de su hermana Encarnación”, y mi abuela yo me acuerdo que salió llorando para su cuarto, que yo no entendía aquella escena, qué había pasado, me quedé, yo le decía a mi mamá que no discutiera, y mi mamá comenzó a llorar también y me dijo: “Yo te voy a contar la historia de la tía Encarnación”, ¿quién era la tía Encarnación?, la hermana de mi abuela, la hermana de mi abuela, que era una muchacha alegre, cantaora de flamenco, vital, con veinticuatro años, muy hermosa, casada con un rojo, y el rojo una vez terminada la guerra civil y apoderado el fascismo de Málaga, cuando cae Málaga en 1937 les dicen que se entreguen, que les van a perdonar la vida, que el que no hubiera cometido delitos de sangre podía entregarse; mi abuelo, que era carabinero, muy republicano, les aconsejaba que no se entregara nadie, que eso era mentira, porque los iban a fusilar, y el muchacho en su inocencia y en su temor al fascismo se entrega y lo matan, por supuesto, lo fusilan, la tía Encarnación cayó en una depresión tal que no quiso comer más, no quiso hablar más, y a los tres meses murió; ella contrajo tuberculosis, no quiso aceptar ningún medicamento, fue de alguna manera el precio que ella quiso pagar por la inocencia, porque ella había estado de acuerdo en que el esposo se entregara para evitar problemas; esa historia es una historia de dolor tan grande, y oculta en mi familia, pero para mí, impactada por los acontecimientos.
Para seguí haciendo una historia épica. Un día mi madre me cuenta que cuando toman Málaga ella y mi abuela Aurora, y mis tías, Lola y Mercedes, tuvieron que salir a esconderse al campo porque iban a entrar, le digo: “¿Por qué se tuvieron que esconder?”, dice: “Porque tu abuelo Paco”, que era carabinero, “Tu abuelo Paco nos dijo que teníamos que salir de Málaga porque iban a entrar los moros”, ellos le decían los moros al ejército marroquí, a la Falange, fascistas terribles, y que iban a entrar a caballo con los sables cortándoles los pechos a las mujeres, eso era el imaginario popular, no entraron a caballo con los sables, bombardearon, porque entraron por la parte de África, que bombardearon la carretera de Málaga a Almería cuando estaban huyendo ciento cincuenta mil malagueños porque Málaga había caído, mi abuelos les dijo: “No vayan por la carretera para Almería, vayan cruzando el campo”, mi madre y mi abuela dijeron: “¿El campo?”, mi madre era una niña de dieciséis años, le dijo: “Sí, el campo”, hicieron un atado con papas hervidas y agua, no había más que papas hervidas, y cuando se acabaron las papas se comieron las cáscaras, y caminaron cuatro días y cuatro noches a campo traviesa para llegar a la casa de otras gentes que las iban a recibir y esconder, porque mi abuelo creía que lo iban a ir a buscar a la casa, mi abuelo se escondió, pero mientras, allanaron la casa y partieron la mesa del comedor de la casa de mis abuelos; mi madre me contaba que a aquello se llamaban “la desbandada”, pero ellos les decían en el buen argot andaluz “la desbandá”, y en la desbandá mataron entre el ejército marroquí, que entra por la parte de África, los italianos de Mussolini, los fascistas de Alemania, tuvieron que emplear todo eso, una especie de Cóndor nuestro pero internacional llevado a la ene potencia par reducir la resistencia de Málaga, que era roja y era republicana, e imponer el fascismo, siete meses aguantaron resistiendo, y cayeron en el peor de los fascismo.
Eva Máñez: Queipo de Llano, que era el general que impulsó esa desbandá decía en la radio, eso se ha sabido ahora porque salen, gracias a esta ley salen todos los archivos, él en la radio, que a todas las mujeres que encontraran que eran rojas iban a ser violadas, por eso todo el mundo salió en desbandá, porque el fascismo consideraba.
Graciela Ramírez: Las imágenes y las fotografías son de mujeres con niños.
Eva Máñez: Claro.
Graciela Ramírez: Porque los hombres se quedaban resistiendo y las mujeres salían a tratar de salvar la vida.
Eva Máñez: Que había una violencia sistemática contra el cuerpo de las mujeres.
Graciela Ramírez: Así mismo es. Y aquello que a mí me seguía pareciendo parte de una historia muy lejana contada por el relato familiar de la abuela Pepa, por mi mamá, y por esa poesía que me llamaba tanto la atención que repetía y repetía mi padre, me parecía tan preciosa y tan hermosa, y mi mamá me decía bajito siempre: “Todos republicanos”, para que yo supiera de qué bando estaban, entonces en cabeza siempre estaban los republicanos, los rojos y los fascistas.
Y un día yo vuelvo de la escuela secundaria, justamente cómo se va elaborando también la memoria y la conciencia, ¿no?, a través del relato oral de la familia y a través de la toma de conciencia, de la lectura, de la ciencia, y por todas esas consideraciones yo era voluntaria, cuidaba niños que quedaban abandonados en el hospital mientras estudiaba, estudiaba por la mañana y por la tarde era voluntaria, y un día llego de la escuela secundaria, iba a ir para el hospital, y mi madre estaba llorando, llorando con mucho desconsuelo, y le pregunto qué había pasado, mi abuela ya había fallecido, qué había pasado, no entendía, y me dice: “Ay, que los fascistas han entrado en Chile y han matado a Allende”, y aquello para mí fue el primer contacto con el horror de cerca, porque ya no era la historia de 1936 al ’39, y del fascismo, de los cuarenta años de fascismo de Franco, cuarenta años de fascismo, el atraso más bestial que uno pueda imaginar, donde las mujeres no tenían derecho siquiera a manejar un auto, a tener una cuenta bancaria, a tener una actitud de afecto público, en el horror y el atraso más grande que uno se pueda imaginar, hasta la ropa era gris, bueno, y cuando mi madre me dice eso es como que yo siento, es aquella historia que me habían relatado, y ese hecho que estaba ocurriendo el 11 de septiembre del 3 en Chile, en un marco a su vez de grandes movilizaciones populares en Argentina, de regreso del peronismo, de liberación de los presos, hace que adquiera de forma inmediata no sólo la conciencia sino el compromiso, pero todavía seguía viendo como una distancia entre esos hechos, a ver cómo, épicamente me ofrezco con quince años a ir a luchar a Chile sin saber disparar ni, vaya, ni a una gomera, y yo quería irme, y hablo con mi madre muy seriamente para irme a ayudar a los chilenos, para ofrecerme como internacionalista, y mi madre me acuerdo que se arrodilló para pedirme que no lo hiciera, porque ella me dijo que yo no sabía lo que era el fascismo y no sabía lo que era el hambre, y que el pueblo chileno iba a dar la respuesta, y fui a hablar con los dirigentes del Partido de izquierda del cual yo busqué, no tuvo que captarme nadie, los busqué, salí a la calle y busqué una organización y dije: “Yo quiero militar en este Partido”, un Partido socialista, y mi madre fue con, siempre lo recordaré, a la que era mi dirección, con su carterita y sus labios pintados, y tan bella mi mamá, a hablar con mi dirección para que no me dejara ir a Chile y los fascistas no me mataran, pero para mí seguía siendo épico.
Y sin embargo, en el año ‘74 comienza a actuar la Triple A, la Alianza Anticomunista Argentina, en Argentina, y un hecho se iba sucediendo contra otro, un hecho contra otro, empiezan a matar gente, a desaparecer gente, y empiezo a sentir de cerca ese horror del fascismo como algo espeluznante y extraño, porque todos mis compañeros eran tan buenos, eran tan preocupados por amor a la sociedad, que renunciábamos a todo por el mejoramiento del pueblo.
El 2 de noviembre de 1974 me informan los compañeros del Partido que había sucedido algo muy grave y que habían asesinado a tres compañeros, un compañero de la Dirección Nacional, un compañero dirigente sindical, y un joven de la Juventud Socialista, y que los iban a velar en el local central del Partido, y allí yo voy, no sabía de quiénes se trataba, y cuando llego un compañero muy mayor me abraza y me dice: “Galleguita”, como me decían todos, “Galleguita, tienes que ser muy fuerte”, yo no entendía, y cuando entro en uno de los tres cajones estaba Rubén, Rubén Bauzá, que era una especie de noviecito, todavía no habíamos intimado porque yo era un poco tímida, pero éramos, ese flirteo y esa cosa del amor, Rubén tenía veinte años, era hermoso, bello y valiente, y yo tenía quince para dieciséis, estaba por cumplir los dieciséis, y cuando lo vi a Rubén en aquella caja, dos días antes habíamos estado en la parada de la guagua hablando juntos, ahí sentí el horror del fascismo, y de ahí para acá la clandestinidad, tener que pasar a la clandestinidad, no poderle decir a mi familia dónde vivía, el relato del horror de mis compañeras embarazadas torturadas hasta la saciedad, el robo de nuestros niños, Adela todavía busca y espera a los hijos de sus primas, su prima secuestrada, detenida desaparecida con nueve meses de embarazo, la hija de mi mejor amiga con cuatro meses de embarazo, no sabemos si el niño nació o los mataron a los dos, cuando matan a Miriam Moro.
¿Entonces qué quiero decir con todo esto, compañeros?, que el relato del horror del fascismo no sólo tiene que ser buscado, analizado y educado a través de no sólo los testimoniantes sino de los libros, libros tan fuertes y tan preciosos como este, Paterna, la memoria del horror, que trae Eva, y donde una profesora y divulgadora española, Esther López Barceló, nos dice un fragmento: “Pero la memoria es mucho más obstinada y poderosa que el olvido, y tras más de ochenta años sus cuerpos y sus vidas están por fin emergiendo a la superficie. Al descubrir las fosas los arqueólogos destapan el tiempo que el peso de la tierra había detenido, documentan las huellas del crimen, trazan posiciones que sus esqueletos habían dibujado, y recorren sus fragmentos hasta reconstruir el tejido pétreo de los cuerpos, les devuelven así el nombre, el rostro, la vida en la muerte; para eso han llegado hasta aquí sus descendientes, herederos del trauma de su forzada ausencia, vienen a denunciar el crimen y hacer posible acabar con la impunidad, con la impunidad de sus verdugos, pero además, necesitan acariciarlos para dejar el recuerdo del amor en esos huesos y borrar la herida de la tortura. Deben comprobar con sus propios ojos que ha cesado la violencia, que están a salvo, que regresan a casa, aunque ese nuevo hogar sea un nicho, porque lo importante es que ya no están en una fosa horadada por las manos asesinas, sino en un espacio propio y limpio, con una jarrita con flores y el nombre escrito en la lápida, un lugar a través de cuyo mármol poder seguir hablándoles por siempre”.
Bueno, y eso es esta exposición, compañeros, y esta alerta, que hoy tiene absoluta vigencia cuando vemos el fascismo en Europa, cuando vemos actitudes fascistas y del odio in crescendo así, terrible.
Yo me asusté mucho el 11 de julio del año pasado, pero no por la gente que salió a la calle, eran pocos en realidad, estamos acostumbrados a ver miles, y miles, y miles de personas reclamando cosas a los gobiernos, sino porque vi por primera vez en Cuba el rostro del fascismo, la agresión y el odio, el odio sin parar contra nuestro presidente Miguel Díaz-Canel, contra Lis Cuesta, contra todos los ministros, el odio, la burla, la sorna, para justamente quebrar el amor que tiene que haber entre dirigentes revolucionarios y el pueblo que los abraza más allá de las políticas que se apliquen, estemos o no de acuerdo con él, pero sí en el respeto y en el amor que les debemos, porque sabemos que acertando o equivocándose están justamente trabajando sin descansar por el bien de su pueblo, de eso no se puede tener ninguna duda; cuando se cruza esa barrera, cuando se irrespeta, cuando se humoriza, cuando se mimetiza de la forma más banal y más perversa justamente lo que es la Revolución, cuidado, alerta, alerta, porque por ese camino vienen.
Franco no fue el general Franco, Franco era un enano perverso, iletrado, inculto, que se sublevó justamente contra una República de intelectuales brillantes, Franco era un fascista que aprovechó justamente lo más perverso, y la conciencia de los seres humanos, iletrada e inculta, y lo más bajo, para alzarse con el poder, obviamente apoyado por grandes poderes fácticos, Alemania e Italia, y todo, la iglesia española, la gran burguesía española, pero era el Generalísimo, no tenía nada de Generalísimo ni de grandioso, era una bestia, pero esa bestia pudo contra los más grandes intelectuales de España, contra un ejército que fue extraordinario como el Ejército Rojo, el de la República, contra los voluntarios que se alistaron en ese ejército de todo el mundo pudo, ya que entonces la historia nos enseña justamente a tener cuidado.
Estaba en Argentina la semana pasada, fui muy pocos días a Buenos Aires a ver a mi familia después de estos años de pandemia, y volví a sentir esa cosa espeluznante que nos da por el cuerpo y por el estómago al ver la condena a Cristina, vicepresidenta en funciones del país, presidenta del Senado, condenada por un grupo de mafiosa que es la Corte Suprema de jueces de Argentina, mafiosos al mejor estilo de Sergio Moro, perversos, repugnantes, que han escondido todos los crímenes de Macri y del fascismo en Argentina, y sin embargo detentan, detentan el espacio público, detentan la justicia, y tienen el tupé, el atrevimiento, de juzgar y condenar a la vicepresidenta en funciones, y cuando van grupos del pueblo a apoyarla donde ella vive el gobernador de la ciudad, que es de la derecha, tristemente de la derecha, Larreta, manda a la policía a reprimir, y hubo represión, entonces después todos los canales de televisión de Argentina, todos, a excepción de los, y todos los medios, a excepción de un par de periódicos, el relato que daban era que los manifestantes habían causado tantos disturbios, no dejaban dormir a los vecinos burgueses y oligarcas del barrio de la Recoleta, y la policía tuvo que actuar, y al actuar vallaron la casa de Cristina para proteger a Cristina, no, no, no vallaron la casa de Cristina para protegerla, vallaron la casa de Cristina para impedir que llegaran los manifestantes, a Cristina la protege el pueblo, y cuando veo los tanques hidratantes sobre la gente que estaba vivando a Cristina con una profunda espiritualidad incluso, vuelve a aparecer la imagen del horror, la imagen del fascismo, por eso esta exposición que con tanto amor nos acogió la UPEC, Rosa Miriam, Ronquillo, a los que siempre estamos tan agradecidos, y les decimos que cada ven que vienen a nuestras actividades nos dan mucha fuerza, tiene tanto simbolismo, y tanto significado, y tanta profundidad para ese Nunca Más que dijimos también en un pueblo muy pequeño, Argentina, y que el horror no se repita, ¿no?
Y bueno, nosotras vamos a seguir contando historias y buscando a los nuestros porque en esto nos va, nos va la vida, y nos va la memoria, y la memoria que les vamos a dejar a las nuevas muchachas, como las muchachitas nuestras de Mujeres al Sur, que cada vez que contamos algo se revolucionan así en el alma, y para que otros no tengan que vivir los dolores y los desgarros nuestros, ¿no? Y bueno, gracias compañeros.
Eva Máñez: Bueno, esa amenaza del fascismo, que además en España está ahora mismo super presente, dentro de un año habrán elecciones, toda la fuerza que está tomando Vox, lo que decíamos antes de que Feijóo, del Partido Popular, que además, decía que si él ganaba las elecciones derogaría esta Ley de Memoria Democrática, porque desde luego, a la derecha no le interesa que se sepa qué pasó con el franquismo, qué pasó con todos esos fusilados, qué pasó con todas las personas represaliadas por el fascismo, porque ellos son los herederos de ese fascismo, y si pidiéramos, si pidiéramos pues eso, verdad, justicia, reparación, pues seguramente saldrían muchas, muchas historias que no querrían que se supieran.
Tenemos al otro lado de los hilos del internet a Cruz Alemany, ella es una de las sesenta mujeres que aparecen en este libro, yo inicié el proceso desde el 2016, lo que, bueno, al final del proceso, cuando ya lo iba a exponer pensé, quería que hubiera historias de mujeres porque son ellas las que han mantenido en la mayoría de los casos la memoria, porque son ellas las que han resistido, y que pasaron de un estado de la República que era tremendamente vanguardista para su época, donde habían mujeres ministras, donde estaba la Ley del Divorcio, había libertad sexual, había mujeres maestras, científicas, cómo se pasó de eso al más oscuro fascismo, además, nacional-católico, y donde las mujeres que habían sido republicanas sufrían una doble represión porque el estado consideraba que eran carentes de moral, mujeres que fueron reprimidas, rapadas, les daban aceite de ricino para escarmiento, las paseaban por el pueblo, que fueron violadas, que fueron agredidas, que fueron obligadas a limpiar iglesias, a limpiar cuarteles, a las que les expropiaron sus tierras, les expropiaron sus casas, y que luego tuvieron que tirar para alante sin sus compañeros, sin el padre de familia porque había sido fusilado, y en un estado que no les permitía, además, tener propiedades, tener dinero en el banco, etcétera, ¿cómo hicieron estas mujeres para tirar para alante?, eso es un poco lo que se cuenta en esos testimonios que están en este libro y que podéis leer y pensar bien en la Fototeca.
Cruz es una de las personas que participa en este proyecto, además, ella también ha puesto en marcha junto a otros compañeros del Sindicato Comisiones Obreras una iniciativa para hacer una divulgación entre estudiantes adolescentes de todo lo acaecido durante toda esta época, ella nos lo va a contar mejor. Hola, Cruz.
Cruz Alemany: Hola. Gracias a vosotras, me ha encantado, ¿se me escucha bien?, vale, como estamos a más de siete mil kilómetros es un poco curioso, esto tiene las ventajas de las nuevas tecnologías.
Bueno, decir que me ha emocionado hasta el alma las dos historias que han tratado estas dos mujeres y todo lo que han tenido que vivir, nada tiene que ver con la mía, yo soy nada, un granito de arena.
Pero bueno, mi historia es una historia más de lo que es la ley del silencio y la ley del olvido que supuso la transición española; una vez muerto el dictador en su cama nos vienen cuarenta años de prácticamente, bueno, prácticamente no, cuarenta años de silencio, y en mi casa estas cosas se hablaban en bajito, y cuando llegaba el día del trabajador mi abuelo, porque el que fue fusilado fue el hermano de mi abuelo, mi abuelo cerraba las ventanas, ¿vale?
Cuando en su momento ganó el socialismo en España, ahora ha ganado en Colombia, bueno, pues aquí en el año, creo que fue en el ’82 ¿ahora el señor Felipe González que hará?, tiene poco de socialista, pero bueno, en mi casa fue toda una alegría.
Y bueno, la historia es, yo he sido siempre, bueno, en mi casa han sido siempre republicanos y de izquierdas, nunca se ha podido decir porque hemos vivido en una, en una dictadura fascista, y cuando llegan los años ochenta, pues bueno, pues viene la libertad, pero tampoco se habla de manera abierta lo que había pasado en los años posteriores a la guerra, ¿vale?
Yo vivo en Paterna por cuestiones laborales, yo soy profesora, soy psicóloga de un centro, y bueno, yo sabía que en Paterna, porque mi abuelo lo decía, que habían fusilado a muchas personas, y hay una zona de Paterna entre el cementerio y un centro comercial, que aquello si no sabes buscarlo está totalmente, o sea, los lugares memorialísticos, yo que he viajado por Centroeuropa, la gente los respeta y los tienen allí como sitios emblemáticos, los nuestros están, vamos, totalmente perdidos, y además, que eso hace que se olviden, ¿vale?
Entonces nada, pues un día comiendo en casa pues le digo a mi padre: “Vamos a pegar un paseo”, digo: “Vamos a ir, vamos a ver si encontramos El Terrel”, ¿vale?, El Terrel, ya os ha dicho, y está ahí en la exposición, os ha dicho Eva, El Terrel era un lugar, porque al lado de Paterna había un, bueno, hay todavía algo de militares, es decir, y era un sitio de tiro, y bueno, El Terrel o El Paredón de España es donde se fusilaron a esas dos mil doscientas treinta y ocho personas, y entonces ahí fue cuando mi padre me dijo que allí habían fusilado al hermano de mi abuelo, y eso fue previo, ya os digo, previo a pandemia, Eva empieza en el 2016 y yo me desayuno de esta tragedia en el 2019.
De hecho, las pruebas genéticas las tuve que hacer a mi padre, yo todavía no he podido recuperar y darle digna sepultura a los restos de mi tío, y lo más triste de esta historia de mi tío Paquito es que él dejó mujer, dos hijos y la mujer embarazada, vivieron, la familia se desmembró porque eran tres hermanos varones y yo no sé qué pasó con su mujer, yo he podido tener acceso a los, al juicio sumarísimo, que está en Madrid, y por un familiar me lo han podido digitalizar, porque está en muy malas condiciones porque en Valencia hubo una riada en el ‘57 y toda la documentación pues se llenó de barro, y bueno, y el acceso no es fácil, y te das cuenta que, bueno, que los juicios estos están llenos de mentiras, están llenos de rencillas vecinales, y que es verdad que toda mi familia pertenecía al sindicato, a la CNT, que mi tío se le condena por adhesión a la rebelión, él estuvo en el frente de Madrid, perteneció a una cosa que le decían La Guapa, que era el Grupo Popular Antifascista, y bueno, y pues eso, muchos vecinos, gente de la calle, porque por como se tienen los testigos que identificar, y por donde vivían, pues eran, ellos vivían en la calle Flora, pues la calle Arboralla, perdieron, tenían un huerto, lo perdieron, allí construyeron una finca que toda la vida le hemos dicho La Finca de la Falange, bueno, porque entonces se expropiaron de los terrenos, y yo no conozco a mis primos, ¿vale?, yo los he buscado por los apellidos, y mi tío tuvo tres hijos, dos están ya, serán ya muy mayores y están enterrados en Valencia, y todavía uno vive, pero no sé cómo buscarlo, ¿vale?, y a mí eso me llena de dolor y de tristeza, que yo sea su sobrina nieta, que seguramente él tendrá nietos, y que por miedo pues esto nunca, la historia de él en su propia familia más cercana o directa, no lo hayan buscado, ¿vale?, han tenido que cosas a través de mi padre, de su sobrino, y a través de mí, que soy la sobrina nieta.
Luego, hay muchas historias, como igual lo que han contado estas compañeras, las historias de las familias atravesadas por las dictaduras fascistas es memoria del relato, relato oral, mi abuela fue, estuvo con diecisiete años dos años con tres consejos de guerra, ¿vale?, ya era peluquera, a ella la raparon, y bueno, ella decía que cuando ella llegó a casa pues que había pasado el tifus, que era, pues bueno, en época de miseria y de hambre la tuberculosos y el tifus eran lo habitual, y bueno, y el hambre, y el no poder salir adelante.
Y nosotros en casa, bueno, la generación, yo veo cuando hablaba con mis abuelos han sido siempre como mucho más avanzados o más modernos que mis padres, yo creo que la dictadura y la transición han hecho como una especie de silencio y de olvido de, no sé, de no querer saber eso; somos, estamos siendo las terceras generaciones, y en el caso de las primeras porque se están yendo ya, ¿vale?, y eso es con lo que están jugando, diríamos, los gobiernos.
Luego con lo que ha dicho Eva, ¿vale?, además de esta militancia a nivel personal y familiar, ¿vale?, por ser nieta de anarquistas y republicanos, nosotros, o sea, yo soy profesora, y esta militancia pues la llevo en la sangre y la llevo dentro de lo que puedo a la escuela, ¿vale?, y entonces desde el Sindicato Comisiones Obreras y de manera totalmente diríamos altruista, vamos a presenta ahora en septiembre que es una red, la red por la educación y la memoria, porque todo esto no se enseña, esto no se enseña en la escuela, ¿vale?, y si se enseña, se enseña de apagadito y se enseña como, bueno, es parte de la clase de historia, yo, a mi centro vienen a dar charlas el equipo de las fosas, visitamos las fosas, visitamos El Camino de la Sangre, que se llama, que es un pequeño camino que iba desde El Terrel hasta el cementerio, pero tenemos que decir que no lo hacemos por derechos humanos, que entra dentro de la clase de historia, y a mí eso a veces me da muchísima rabia porque bueno, sí, es parte de la historia y se puede estudiar dentro del curriculum, ¿vale?, pero son derechos humanos, y las juventudes y las nuevas generaciones tienen que saber lo que pasó al lado de su casa hace ochenta años, no se puede, no se puede hacer un tapadillo y aquí no ha pasado nada, ¿vale?, y tenemos ahí un centro comercial, un Carrefour, ¿vale?, tenemos un super colegio, liceo francés, tenemos, hay un pequeño bosque, y en medio del bosque pues tenemos donde murieron, yo es que a veces cuando lo pienso se me, no puedo evitar cuando voy allí de paseo que se me ponga la, es como si viniera toda la energía de la gente que murió allí, es una sensación, es una sensación muy dura, muy dura.
Y luego quiero agradecer muchísimo, muchísimo, ¿vale?, a toda la gente que está trabajando con mucha valentía, porque hoy tenía que estar aquí otra mujer, ¿vale?, que es la presidenta de la Asociación de los Familiares, por cuestiones familiares, porque tiene a los padres mayores y los tenía que recoger hoy y tal no ha podido estar, y Eva me ha pedido que esté yo.
Pero una cosa que yo quería recalcar es que el trabajo de Eva, y que está cruzado ahora el charco, y que está en las Américas, ¿vale?, y que espero que esto sea un gran eco, está haciendo, no está haciendo, no es una labor, diríamos, de derecho, y no es una cosa que se impulse desde el gobierno de manera oficial, ¿vale?, o desde las altas, sí desde la universidad, pero no es una cosa que se viva, no lo sé, no es una cosa que podamos decir: “Mira, pues San Miguel de los Reyes”, San Miguel de los Reyes fue un campo de concentración, una plaza de toros, no es una cosa que se pueda, que la gente lo sepa, y que se esté impulsando pues desde la educación, desde el curriculum, desde nuestra historia, porque ha sido parte de nuestra historia, y yo creo que ahora después de cuarenta años de transición no sé si vamos a poder hacer algo, porque como dice Eva, la cosa se está poniendo muy mal, se está poniendo muy fea con todos los nuevos movimientos fascistas y la nueva derecha que está subiendo, y con toda esta, diríamos, esta forma de trabajar con la información, ¿vale?, que es el cuarto poder y es el que se va a encargar pues de que muchas voces no salga y no se diga la verdad, entonces hay que estar ahí, hay que estar ahí valientes y hay que estar de alguna manera militando o de alguna manera reivindicando pues la verdad y la justicia, y bueno, y la reparación económica no la van a dar, no van a devolver lo que quitaron, pero bueno, por lo menos que devuelvan a dignidad y les pongan nombre, porque yo creo que solamente se han podido recoger, tú, Eva, lo sabrás mejor que yo, un diez por cien, ¿no?, de los cuerpos, muy poquitos, no te oigo, Eva, ahora sí.
Eva Máñez: Que aunque hay una ley, que era un anteproyecto de ley ya en el 2016, todas estas exhumaciones están teniendo lugar gracias a que son los familiares los que se organizan en asociaciones, y ten en cuenta que pueden ser, en una fosa pueden haber entre cien o ciento veinte personas, entonces dos o tres personas, ¿no?, tú sabes que tu abuelo está allí, te juntas con otras dos o tres y entonces se ponen a hacer una tarea de investigación para ver si encuentran a más familiares de esa fosa, se organizan en una asociación, para eso tienes que hacer un registro legal, tener un secretario, tener alguien que lleva las cuestiones de dinero, necesitas, es todo, de repente es todo un mundo de gestiones y de asociacionismo que te ves obligado, o sea, el estado no está exhumando de oficio, no hay un organismo que se encarga de esto, no son los, y entonces cuando ya están constituidos tienen que buscar a unos profesionales que les redactan un proyecto, y con ese proyecto ir a una entidad, como es una diputación, una conselleria, y que les den una subvención, ¿quiénes están dando están subvención?, los gobiernos de izquierdas, en Valencia tenemos un tripartito de izquierda y por suerte una Conselleria de Memoria Democrática al frente de la cual tenemos a una señora de Izquierda Unida, si tuviéramos a una persona de otro signo político, como está sucediendo en Andalucía o está sucediendo en Murcia, tú puedes haber hecho todo este esfuerzo, ir a solicitar tu subvención y el gobierno local decirte que no hay dinero, que parece muy bien que la Ley de Memoria Democrática perfecto y maravilloso, pero que no ten dan un duro para exhumar, con lo cual no puedes abrir la fosa, y aparte, la Ley de Memoria Democrática no sólo impulsa, no sólo apoya que las personas que tienen seres desaparecidos puedan iniciar estos procesos de exhumación, también recoge que tienen que hacerse investigaciones, que tienen que saber, o sea, que se tienen que abrir los sumarios, se tienen que abrir los archivos para que se pueda, todas las personas tengan acceso a eso, incluso que pudieran haber reparaciones, y declara esa ley que el franquismo fue ilegal, y eso aunque es algo simbólico es algo super importante, porque si se declara legalmente que eso fue ilegal se puede declarar que muchas cosas que ocurrieron entonces y que tienen consecuencias hasta ahora fueron ilegales, entonces ya veremos dónde llega eso, y bueno, ahí está ese señor Feijóo, que ha dicho que lo primero que va a hacer es derogarla.
Pero es muy importante ese esfuerzo titánico que están haciendo las familias, y la voluntad de algunas personas de izquierda que están en algunos gobiernos. Mira, muchas personas, pues como su familia, tuvieron que huir de la guerra, huir del fascismo, y acabaron en campos de concentración, es ahora, ahora cuando, el otro día estuve en un acto que organizaba la Conselleria de Memoria Democrática con esta señora, Rosa Pérez Garijo, de Izquierda Unida, donde les ponían una plaquita así pequeñita en los municipios donde había personas que habían perecido en los campos de concentración europeos, ahora, yo cuando lo puse en Facebook, no sé quién de Alemania, o un amigo de alguna otra parte del mundo me dice: “¿Por qué ahora?, ¿algo que sucedió hace tanto tiempo ahora estáis reconociendo?”, es ahora cuando los franceses, no los españoles, los franceses, han reconocido a la Novena, que fueron los republicanos que liberaron París, ahora, por Dios, o sea, ¿a qué tenemos que esperar, a que hayan muerto todos, a que hayan muerto todas las generaciones?
Entonces es muy importante porque esto además es una carrera contra el tiempo, estamos luchando contra el fascismo y estamos luchando también contra el tiempo, yo que me emociono, me emociono porque me da mucha rabia, porque gente a la que entrevistas y te cuentan que están cogiéndole el ADN a las personas mayores para tener ese ADN guardadito para, claro, porque esa persona mayor está en un tris de morirse, gente que con esta epidemia del COVID que han muerto, y dicen: “Mira, fíjate, mi mamá murió y no le pudimos coger el ADN porque estaba con COVID y no podíamos tocarla”, gente que en el lecho de muerte le está diciendo a sus hijos: “Cógeme el ADN, cógeme el ADN”, ¿no?, en el hospital, historias así, o sea, es muy fuerte, es muy fuerte que gente que para exhumar, para poder hacer esas pruebas está desenterrando a sus padres para ver si ese ADN coincide con el abuelo que está en la fosa, y además, eso está fuera de esa ley, o sea, lo están pagando de su bolsillo, imagina lo que tiene que ser abrir esas lápidas o esas tumbas para ver a tu padre, y cogerle el ADN a tu padre para ver si coincide con el del abuelo, o sea, es realmente procesos muy largos, muy dolorosos, y que van contra el tiempo, y que lo están haciendo personas con mucho esfuerzo, con mucha voluntad, que parten del asociacionismo; y gracias también, yo también quiero mencionar aquí a los arqueólogos, por ejemplo, que es una asociación, una empresa de científicos que son los que más exhumaciones están haciendo en Paterna, y están haciendo exhumaciones por toda España, donde por cierto, hay científicas argentinas, muchas, varias, muy buenas forenses que están ayudando a esas exhumaciones, ¿no?, y yo he podido acompañarlos en tomas de ADN, en exhumaciones de fosas, y es gente que trabaja con muchísimo cariño, con muchísima atención, ¿no?
Y bueno, yo siempre hablo de que hay una memoria vicaria, este término viene, además, de una, de una historiadora argentina, ¿no? En España tenemos, como muy bien ha dicho Cruz, una generación del silencio, ¿no?, estuvo primero la generación que sufrió la represión, que sufrió el fascismo, y que tuvo que apretar los dientes y tirar para alante, porque era en un régimen absolutamente fascista, como les decía, donde no había posibilidad apenas de ningún tipo de nada, ¿no?, entonces esa gente tuvo que apretar los dientes y tirar para alante; luego, hay una generación del silencio, donde no se habla, donde no se cuenta, donde como muy bien Cruz decía el día 1º de mayo se cerraban las ventanas.
Nací el 14 de abril, soy de familia republicana, mi abuelo fue alcalde circunstancial, el último alcalde de Valencia, la que fue capital de la República, imaginaos que yo me acordaba que de pequeñita en mi casa el día de mi cumpleaños venían muchas personas mayores, y se cerraban las ventanas también y se cantaban cosas que no sabía muy bien lo que estaba pasando, ¿no?, eso cuando iba a casa de mis abuelos, porque realmente era ese silencio, no contarte; yo, por ejemplo, con mi padre yo todo esto no lo he podido hablar, el otro día quedé con él hace nada, unas semanas, porque esta malito, y aprovechando a ver, así estaba malito, estaba un poco más flojito y tal, le enseñé todo este trabajo, y mi padre me dijo: “No, no, a mí todo eso no me interesa”, claro que le interesa, lo que pasa es que él no sabe cómo enfrentarse a eso, hay toda una generación del silencio, que tuvo que callar, tuvo que apretar los dientes, como decía.
Y estamos la generación de Cruz, la mía, y de gente más joven, que necesitamos saber, necesitamos hacer esa memoria vicaria, necesitamos para poder crecer como personas y crecer como sociedad democrática saber qué pasó, cerrar esas historias, abrir esas tumbas, abrir esas fosas, y poder cerrar esas historias.
Me gustaría si alguien tiene alguna pregunta, algo que quieran que, alguna cuestión, no sé, yo no soy muy buena con las cuestiones técnicas de, porque aquí hay mucha cuestión técnica también ahora con el tema de las fosas, pero bueno, algún dato, igual si me equivoco, pero estaría encantada de responder alguna pregunta, y bueno, seguramente mis compañeras, Cruz, que está ahí en el internet también, anímense, ahí hay una.
Participante: Buenos días, primero agradecer a Maribel Acosta por la invitación a ver la exposición. Yo pensaba, me quedé muy impresionado.
Eva Máñez: Gracias.
Participante: Se lo dije a ella, fui con una de mis estudiantes, yo soy profesor de historia de la Universidad de La Habana, y trabajo el tema de la migración, sobre emigración gallega en Cuba, y todas estas historias se entrecruzan, y te agradezco porque la fotografía muestra lo que no hace un documento. Yo fui a ver estas fotos, y llegué a la foto, por ejemplo, de una de las excavaciones, que había muchas personas dentro, ¿no?, y ahora que te oí hablando, es decir, y ahí es la importancia de la historia, no podemos perder la memoria.
Y yo creo que en estos momentos que hay tantas fotos en las redes sociales que no nos dicen nada, estas fotos nos dicen mucho, son fotos sencillas, de la misma forma que están aquí puestas allí, ¿no?, me encantaría que estuvieran más tiempo, no sé, la pregunta que por qué tan poco tiempo para una exposición tan importante, que si no va a quedar nada en Cuba después que se vayan ustedes, sí, porque creo que ahora mismo para nosotros empieza el curso escolar, y sería muy bueno, por ejemplo, para los estudiantes de historia y para nuestras universidades, porque es una muy buena muestra de otras fuentes históricas, es decir, a veces pensamos que son sólo los documentos, tú nos estás mostrando una historia de ochenta y pico de años atrás, cómo se puede desde este descubrimiento sacar muchas historias en la memoria de las personas, en la memoria de la compañera que estaba hablándonos de España, que ella se animó, es decir, la historia nos competer a todos, no sólo a los historiadores, porque es parte de la memoria, si nos quitan la historia nos quitan quizás lo que somos, ¿no?, lo más importante como seres humanos.
Y yo te quería agradecer eso, es decir, porque tenemos una historia común entre Cuba y España muy fuerte, que es la historia también de nuestros padres, de nuestros abuelos, pero esta historia es menos conocida, quizás es una historia que callaron los que vivieron en Cuba, callaron los que estaban del otro lado, y es muy difícil, es decir, agradezco mucho tu historia porque realmente tiene que ver con esa historia que vivimos todos, y en este momento, es decir, que el fascismo está de vuelta, por desgracia, ¿no?, creo que hay que unir todo esto para saber que existe, que están saliendo esas historias de crímenes de sus tumbas, que hay una mujer tan valiente como tú que está cruzando el océano, que hay una mujer como Maribel Acosta, que siempre está, como se dice en Cuba, prestada para las buenas visiones de hacer estos puentes, y nada, sólo agradecerte, y la pregunta es, ¿hay alguna posibilidad de que se queden más tiempo, dejar algo, en fin, algo?
Eva Máñez: La exposición va a estar hasta el 14, yo creo que el día 6 hay varias visitas guiadas incluso con gente española, con gente del Colegio Español también, y yo creo que hasta el 14, yo tengo que volver a España porque yo tengo que trabajar, es así, yo soy freelance y no tengo un sueldo, yo tengo que trabajar, si no, vamos, tengo que trabajar, tengo que volver, de hecho se ha quemado algo allí, acaba, están pasando cosas que me las estoy perdiendo, pero bueno, me consta que Maribel va a hacer alguna visita guiada también para estudiantes antes del 14.
Lo que sí que hemos dejado aquí son varios libros, catálogos, que son muy interesantes, uno va a estar en la Biblioteca Nacional para que lo pueda consultar cualquier persona de Cuba, otro va a estar aquí en la Unión de Periodistas para que cualquier periodista pueda consultarlo, yo traigo otro en la Fototeca Nacional para que cualquier persona estudiosa de la fotografía, interesado en la fotografía, pueda acudir a la Fototeca Nacional también y consultarlo.
El libro es muy interesante no porque sea mi libro, sino porque en él están los sesenta testimonios de sesenta mujeres descendientes de fusilados, hay un texto maravilloso de Ana Aguado, que es una historiadora de la Universidad de Valencia especialista en temas de género y franquismo, y entonces ella hace un análisis muy, muy importante, sobre el papel de la mujer durante el franquismo y la represión que sufrió; hay un texto muy importante también de otra persona que quiero reivindicar aquí que es Vicent Gabarda; Vicent Gabarda es un historiador, él es de Paterna, y él es la persona que documenta todos los fusilados que hay en el país Valencia, este señor, sin beca, sin ayudas, o sea, en su tiempo libre va a todos los archivos que puede, de todos los cementerios, de todos los ayuntamientos, de todos los pueblos de todo el país valenciano durante muchísimos años, y él hace un libro que es como si dijéramos un listín telefónico, ¿verdad?, pero es un libro que se llama Els afusellaments al País Valencià, eso quiere decir Los fusilados del país valenciano, que está siendo fundamental para el tema de las exhumaciones de las fosas, hay tanta gente que de repente dice: “Yo es que abrí ese libro”, que está, además, por orden alfabético, “Abrí ese libro y vi el nombre de mi abuelo, y ya ahí supe que estaba en tal sitio”, o sea, una labor de investigación brutal; y yo lo que le pedí a Vicent Gabarda es que me hiciera un prólogo, un texto donde me contase la importancia de Paterna, ¿no?. También contamos con un texto de Rosa Pérez Garijo, es esta política de Izquierda Unida que os he hablado tanto antes, y que es muy importante la labor que está haciendo la Conselleria, y que saltándome el protocolo no está al principio, está al final, porque creo que es muy importante esa labor que está haciendo ahora mismo la Conselleria de Memoria Democrática en cerrar todo este proceso que iniciaron las familias. Y este texto, que ha leído un trocito al principio, de Esther López Barceló, que es una historiadora, divulgadora y profesora, que yo le pedí al inicio de todo, antes de que hubiera un libro, antes de que hubiera una exposición, que le dije: “Quiero que me expliques qué es una fosa para que lo entienda una persona de trece años”, mis sobrinas, que ni saben lo que es el franquismo porque esto en la escuela no se estudia, “Un texto que sea muy sencillo para que lo entienda un adolescente que no lo ha estudiado en el colegio, una persona de Zimbawbe, una persona de Estados Unidos, y un marciano que aterrice y sepa castellano, ¿no?, para que se explique muy, muy sencillamente lo que es una fosa y por qué es importante poder exhumarlas”, y es un texto realmente precioso, y es el texto que también me sirve un poco para anclar, porque tengo miles de fotos, ¿no?, anclar un poco esa visión.
Entonces me he ido por las ramas, pero un poco yo creo que contestando a tu pregunta, hay tres libros en tres lugares clave para que podamos consultar esto ahora, dentro de un año, dentro de dos, dentro de veinte.
También decirles que como esto está grabado, si hay personas descendientes de republicanos en Cuba tienen derecho a conocer qué pasó con sus familiares, qué pasó, si creen que fueron fusiladas, ahora se pueden consultar, y se pueden consultar online todos los archivos, y además, por ley el gobierno está obligado a enviar toda esa información, entonces, y si son descendientes de republicanos tiene derecho a solicitar la nacionalidad española, entonces esto es importante también para que, bueno, que se ha abierto esa posibilidad para todos esos refugiados, esas personas que tuvieron que salir por la amenaza del fascismo.
Participante: Muchas gracias.
Eva Máñez: Gracias a usted por la pregunta.
Graciela Ramírez: Quería comentarles que tenemos la alegría de que esté aquí Isabel Santos, una extraordinaria actriz cubana, una larguísima historia y una gran realizadora, una, ¿no se escucha?, estaba diciendo que tenemos la alegría de contar aquí con Isabel Santos, una gran y querida actriz cubana y una brillante realizadora, muy unida a las luchas de nuestros pueblos, Isabel tiene documentales que ojalá se conocieran más, se divulgaran más en Cuba, en Europa y en América Latina, uno muy hermoso, muy hermoso, sobre el Che, sobre Ernesto Guevara, otro sobre Vietnam, y otro muy conmovedor sobre la mamá justamente, sobre Isabel Álvarez Morán, la niña de la guerra española, aquella niña de la guerra que vivió hasta la toma de Leningrado, e Isabel hizo un documental muy precioso en vida, justamente, de Isabel Álvarez Morán, de la mamá de Lina. Cuando nos reencontramos con Lina para convocarla para esta actividad le decía que después de mucho tiempo por fin tenía su teléfono, porque tenía una tristeza muy grande al saber que la mamá, con todo lo que significó esa mujer, había fallecido en medio de la pandemia, en medio de la COVID, y no habíamos podido hacer el homenaje que Isabel merecía, y Lina inmediatamente, las dos nos emocionamos mucho, pero me dijo: “Bueno, tenemos que hacer el homenaje a Isabel Álvarez Morán”, y ella me comentaba que en noviembre viene de visita una delegación del Partido Comunista Español, un grupo de compañeros, y que por ahí sería el momento oportuno para hacer el homenaje que le debemos a Isabelita, aquella niña de la guerra, la mamá de Lina, y se vuelva a transmitir el documental que hizo la querida Isabel Santos, que es tan importante para nuestra memoria.
Y gracias a Arleen Rodríguez, que está acá, y que vino con su perrita Romy, a ver si quiere decir algo. Oigan, no, una cosa más, tengo mi anillo de la República, nadie reparó en él, pero lo tengo, ella fue la única que se dio cuenta, lo tengo para ocasiones especiales como esta. Arleen.
Eva Máñez: Yo les pediría, yo sé que queda un poco raro, pero que hable al revés para que le vean del otro lado, no, que de la vuelta, bueno, luego se viene y que le veas. Cruz quiere decir algo.
Arleen Rodríguez Derivet: Justamente de lo que dijo Cruz es de lo que quiero hablar, Cruz dijo.
Eva Máñez: Muy bien.
Arleen Rodríguez Derivet: Cruz dijo que sus, los antepasados, sus abuelos, eran más revolucionarios que sus padres, ojo, cuánto eso me impactó mucho de lo que dijiste, Cruz, ¿me oyes?, que la generación de tus abuelos, la generación de tus abuelos era mucho más avanzada, mucho más revolucionaria que la de tus padres.
Nosotros corremos el riesgo de que la historia se repita, porque estamos recibiendo un aguacero, yo diría un ciclón de acá, de campañas contra el socialismo; cuando, es decir, se impone el bloqueo, sesenta y tres años que te llevan hasta los extremos porque ese es su objetivo, el destruir no sólo la base material sino la moral de una sociedad para que ya no resista más, y luego culpan al socialismo, la culpa no es del bloqueo sino del socialismo y nosotros tenemos la obligación de revisar y repasar la historia, y saber lo que significó el socialismo.
Hace poco estaba viendo yo en una televisora extranjera a una autora que presentó un libro sobre Aleksandra Kolontái, increíblemente las personas que estaban a mi alrededor nadie sabe de quién estaban hablando, la primera mujer ministra socialista, una mujer que fue la primera embajadora, la primera mujer que fue diplomática, pero que fue tan avanzada, tan avanzadísima a su época, y prácticamente una desconocida, y ahí en el panel había un montón de escritores varones, no sé qué, y ella dijo sencillamente, dice el presentador: “¿Y por qué no sabíamos nada de estas mujeres?”, dice ella: “Ah, porque llevábamos muchos años silenciando las historias de las mujeres socialistas y del socialismo, no se podía hablar”, estaba hablando desde España, “No se podía hablar del socialismo”.
Entonces nosotros tenemos que estar muy alertas, recuperar la historia, salvar las historias del socialismo también, porque esta Revolución no se hizo por aventura de un grupo de jóvenes de los años cincuenta, yo recuerdo haber entrevistado a un gran economista formado en Harvard, nada menos que Regino Boti, y cuando la pregunta que le hice fue, él me dice: “Mira, Cuba fue el laboratorio del neoliberalismo en América”, y le dije yo: “¿Pero cómo vas a decir eso, en los años cincuenta Cuba va a ser el laboratorio del neoliberalismo?, si el neoliberalismo es de ahora”, dice: “Pues no, aquí se ensayó la más profunda privatización con la más brutal represión, este fue el laboratorio del neoliberalismo”, y le digo yo: “¿A qué costo?”, pero como eso que tiene el periodista, siempre de imaginarnos, “al costo de una mortalidad infantil de treinta y pico, un analfabetismo de”, me respondió con una pregunta, con una respuesta demoledora, “Al costo de una revolución”, es decir, lo único que podía transformar, a qué punto el capitalismo llevó a este país, era una revolución profunda como la que se hizo, pero nosotros hoy estamos bajo la guerra mediática más brutal, que le está diciendo a nuestros jóvenes el socialismo no es el futuro, el socialismo no tiene futuro, y vaya a verse si el capitalismo lo tiene; pero es importante que estas memorias se traigan, porque el socialismo no nació aquí, las ideas socialistas, los tipos de socialismo, los que fueren, cuándo se ensayó, porque el ideal humanista, los grandes proyectos emancipadores y salvadores de la historia son esos.
Cuando se habla de desaparecidos todo el mundo piensa en la Argentina y nadie piensa en España, ¿por qué?, porque junto con el crimen está el silencio.
Eva Máñez: Exacto.
Arleen Rodríguez Derivet: Entonces yo sólo quiero agradecerte mucho, ya me habían hablado de la exposición, me disculpas que ando con mi hija a cargo, pero es porque tenía que llevarla a ver al médico y no puedo viajar tanto de un lado para otro, y además, ella se porta bien, me perdonan.
Eva Máñez: Todavía quedan días, todavía quedan días.
Arleen Rodríguez Derivet: Entonces esto que ocurrió hay que divulgarlo no sólo porque es bueno para la memoria, no sólo porque es arte, como se ha dicho aquí, sino también porque es un alimento imprescindible para saldar este momento que está viviendo Cuba. Gracias.
Eva Máñez: Quisiera que Cruz dijera algo, un poco por.
Cruz Alemany: Por alusiones. Doy toda la razón a esta persona que ha intervenido del público porque yo, que estoy trabajando con adolescentes, es una cosa que sí, que es verdad que todo el tema de las redes sociales, los fake news, los medios de comunicación están, bueno, nosotros hemos vivido aquí, lo que queremos saber lo tenemos que también buscar en internet, ¿no crees que, diríamos, que en la televisión pública o en las privadas no se informan de toda la verdad?
Y sí que es verdad que iniciativas como la de Eva Máñez, que bueno, que le tengo que agradecer muchísimo su trabajo porque bueno, lo que lo habéis visto veis que te llega al alma de verdad, nos tiene que servir para, sobre todo para los que estamos con gente joven para que les llegue directamente, y que nosotros yo creo que tenemos una labor muy importante, las familias también, pero los docentes también, ¿por qué?, porque yo sí que lo estoy viendo, y estoy viendo esa ignorancia, ese pan y circo, ¿no?, de decir, bueno, pues como como decía mi abuelo, es que mi abuelo lo decía, mi abuelo decía que el fútbol, la televisión, cosas que mi padre no me decía, mi abuelo me lo decía, ¿vale?, que al gobierno le venía muy bien, a Franco le venía muy bien poner los toros y poner el fútbol porque así no pensábamos, porque no te viene bien tener gente que piense y que sea crítica, ¿vale?, eso es muy chungo para un estado, un estado prefiere tener gente, prefiere tener borregos, perdón por los ciudadanos pero es así, nos tratan, a veces nos tratan como si fuéramos estúpidos, ¿vale?, entonces sí que es muy importante pues eso, que todo esto pues que cale, ¿vale?, que cale, y que cale en las nuevas generaciones, porque ellos son el futuro, ellos son el futuro; y a mí a veces me asusta, cuando yo voy a alguna manifestación en Valencia o a alguna cosa ver a gente tan joven levantando la mano, me asusto, ¿vale?, dices: “Pero bueno, pero si tienen diecisiete años”, qué sé yo, ellos son, no sé, pero bueno, sí que es verdad. Ya está, Eva.
Eva Máñez: Bueno, yo no quería irme sin dar las gracias a todos los familiares de represaliados en Paterna, a todas las mujeres que me han contado y que han participado de este proyecto, que han sido tremendamente generosas de poner, sus historias personales compartirlas conmigo y ahora con todos ustedes en la exposición, en el libro, eso es de una generosidad, vosotras también habéis compartido vuestras historias, Cruz, es muy generoso eso, ¿no?, doloroso y generoso.
También dar las gracias, por supuesto, a la Unión de Periodistas por estar aquí, a todas las personas que habéis venido, a la Fototeca por acoger la exposición, a Maribel, que es la brujita que ha hecho posible todo esto, la hacedora de todos estos hechizos, la que ha, bueno, ha hecho todo lo posible, y a todas las personas que en Cuba nos estáis tratando maravillosamente, y estamos aprendiendo mucho aquí.
Espero que esa exposición se pueda mover a más sitios, más sitios de España y más sitios de América Latina, a mí me encantaría llevar esto a Argentina, lo dejo ahí, y muchísimas gracias por venir, de verdad, de corazón.
Fotos: Yaimi Ravelo/ Cuba en Resumen