«La Ley nos ayuda a crear las bases legales e institucionales para la transformación del sistema de prensa en el país», aseveró Ricardo Ronquillo Bello, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, durante el debate del Anteproyecto de la Ley de la Comunicación Social, realizado en la delegación del Equipo de Comunicación y Análisis de la Presidencia de la República, con la participación del miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su departamento ideológico, Rogelio Polanco Fuentes.
Al resumir dos horas de profundo intercambio acerca de las propuestas que plantea esta norma, de urgencia ineludible para la comunicación pública, la participación política y el ejercicio del control popular, Ronquillo Bello afirmó que «nosotros estamos tratando de dar un salto»; y evocó la concepción del modelo de prensa socialista en Cuba, tan bien reflejada en el libro que nos dejó Julio García Luis.
«Estar discutiendo estos temas es muy esperanzador», destacó Ronquillo, quien compartió la convicción de que «el gremio periodístico llegará en mejores condiciones al próximo Congreso de la organización».
El integrador texto, nacido del pensamiento colectivo durante años de arduo estudio y labor, fue presentado por Onelio Castillo Corderí, vicepresidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión.
Profundo conocedor del tema, desde su experiencia como miembro de la Comisión Redactora del Anteproyecto, el directivo del ICRT resaltó que «nuestra propuesta de Ley no es una simple Ley de Prensa: es una norma más abarcadora, integral y general, que abraza en sí todo el fenómeno de la comunicación en los distintos espacios de la sociedad».
«La norma asume a la ciudadanía como un conjunto de sujetos comunicacionales desde todos los ámbitos», subrayó Onelio Castillo.
De igual manera, enfatizó que la transformación espiritual de las personas -de la que habla con frecuencia el Presidente Díaz-Canel, sobre todo cuando visita comunidades en transformación- es fundamental, y depende en gran medida de la participación y del diálogo.
«Por eso, la propuesta de norma busca fortalecer el diálogo y la participación transformadora a nivel social; y fomentar la cultura ciudadana sobre su derecho a la información y la comunicación social, al tiempo de promover el uso responsable y ético de los datos, la información y la comunicación», puntualizó Onelio Castillo.
Se abrió, así, un debate diverso sobre las oportunidades que encierra la aprobación de una Ley que, en opinión de muchos profesionales del gremio, constituye la realización de un sueño.
En opinión del periodista Wilmer Rodríguez Fernández, «esta será una Ley inclusiva; que va, entre otras virtudes, hacia la participación popular».
Por su parte, René Tamayo León insistió en la necesidad de que la norma profundice en «una cuestión vital, como es la formación de los futuros periodistas en la sociedad cubana».
Este es un asunto medular, que fue calificado por Rogelio Polanco en su intervención como «un tema estratégico».
De los numerosos desafíos de la comunicación social, en tiempos de guerra cognitiva, también se habló en este encuentro. La vicepresidenta primera de la UPEC, Rosa Miriam Elizalde, subrayó: «Estamos viviendo una nueva arquitectura mediática, que incluye el ciberespacio».
En alusión a la versión 32 del Anteproyecto que se debate en todo el país, señaló que, aunque no podemos esperar que sea una Ley perfecta, «por lo menos avanzó bastante desde sus primeros proyectos para entender el escenario de la convergencia. Un tipo de medio no sustituye a otro, conviven, y lo único que permanece es el cambio».
Seguidamente, la periodista Alina Perera Robbio convocó a seguir profundizando en las raíces de la Revolución y de la historia que nos trajo hasta aquí, «en las esencias que no avergüenzan, sino que enorgullecen, en una profesión tan importante para Cuba y para la humanidad».
La comunicación social es un pilar en el trabajo del Partido y la gestión del Gobierno en el país. Para implementarla, y hacerlo bien, hay que tener en cuenta, como recordó Onelio Castillo, las raíces ideológicas tan cardinales de la nación, como el pensamiento de dos comunicadores excepcionales, José Martí y Fidel Castro.